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YPF: Galluccio anuncia grandes planes de inversión

El nuevo director general de YPF anunció el martes un ambicioso plan quinquenal para la compañía petrolera nuevamente estatal. Miguel Galluccio señaló que Yacimientos Petrolíferos Fiscales invertirá más de 7.000 millones de dólares anuales en el próximo lustro para elevar su nivel de producción de petróleo y gas natural.

 

La principal compañía argentina del sector de energía espera crecer a un ritmo anual de 6% con la perforación de 1.000 pozos a partir del año próximo, primera ocasión que perforarán tantos desde 1996, antes de que fuera privatizada.

 

El gobierno de centro-izquierda de Argentina expropió YPF hace siete semanas mediante la confiscación de una participación mayoritaria que estaba en manos la compañía española Repsol. Argentina alegó que Repsol no invirtió lo suficiente para incrementar la producción aunque el país se sitúa sobre lo que podría ser la tercera reserva más grande del mundo de gas no convencional y petróleo.

 

Galluccio, quien fue llamado para dirigir la compañía en mayo, dijo que YPF buscará socios, tanto locales como internacionales, para financiar la exploración de sus masivos recursos. Ante legisladores, gobernadores y representantes de la compañía reunidos en un acto en el centro de Buenos Aires, el directivo culpó a Repsol por la caída de 80% en la producción de crudo y 100% en la producción de gas en la última década.

 

Pero aseguró que la situación puede revertirse, y que la explotación de “un área estimada en apenas el 15% de la extensión del reservorio Vaca Muerta”, en la provincia de Neuquén, “podría solucionar el problema del déficit que tiene nuestro país”.

 

“Vamos a cambiar el futuro, con la construcción de un nuevo paradigma, a través del desarrollo masivo de energía no convencional, lideraremos la explotación de los recursos no convencionales con un modelo de factoría, que nos permitirá expandirnos mundialmente”, aseguró Galuccio, ex ejecutivo en la petrolera de servicios Schlumberger Ltd.

 

La presidente Cristina Fernández dijo por su parte que el plan estratégico de YPF “puede ejecutarse porque tenemos los recursos humanos y, gracias a Dios, los recursos naturales. Tenemos el tercer reservorio no convencional mas grande del mundo”.

 

“El desafío es muy grande, pero estoy muy segura de la decisión que he tomado”, agregó.

 

Fernández indicó que “para nosotros hubiera sido más fácil nacionalizar o estatizar toda la compañía. Pero preferimos esta composición y estar bajo supervisión de la SEC (el regulador del mercado estadounidense) y de la Comisión Nacional de Valores de Argentina”.

 

Dos meses antes de la expropiación, Repsol incrementó su estimado gas y petróleo de esquisto bituminoso que encontró en Argentina a casi 23.000 millones de barriles, lo suficiente para duplicar la producción del país en una década.

 

Sin embargo, Repsol dijo que su desarrollo costaría 25.000 millones de dólares anuales y advirtió que Argentina necesitaría reformar su política energética para atraer la inversión necesaria.

 

En lugar de ello, Fernández simplemente expropió la empresa, lo que le dio a su gobierno acceso a miles de millones de dólares en efectivo, suficiente energía para responder a la demanda interna en el corto plazo y el potencial de resolver el agobio del gobierno por el dinero en el futuro.

 

Argentina está excluida de los mercados mundiales de deuda tras declararse en cese de pagos hace una década. Los analistas dicen que explotar los abundantes recursos de esquisto bituminoso dependerá de si el gobierno puede atraer inversionistas dispuestos a poner dinero a pesar del arriesgado clima de negocios.

 

El Congreso aprobó en mayo la expropiación de la mayoría de las acciones de Repsol en YPF. La recuperación del control es ampliamente apoyada dentro de Argentina, a pesar de las advertencias de Europa y Estados Unidos de que económicamente podría aislar todavía más al país sudamericano.

 

Repsol apeló la expropiación en las cortes estadounidenses y planea presentar su caso ante el tribunal de inversiones del Banco Mundial. La empresa española valúa las acciones confiscadas en 10.500 millones de dólares, pero no está claro si la empresa obtendrá alguna vez alguna compensación.