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Crimen de Lizarraga: quiebre de silencio

Uno de los seis imputados por el crimen del contador Ricardo Daniel Lizarraga, ocurrido el viernes 22 de agosto a la madrugada en la zona de Bajada Grande, suministró una ampliación de la declaración indagatoria ayer por la mañana ante el juez de instrucción Ricardo Bonazzola y trató de desligarse del asesinato que conmocionó a la capital entrerriana.

 

Leopoldo Cappa, defensor del joven de 19 años, que está imputado por el delito de Robo seguido de homicidio junto a cinco jóvenes más, precisó que su representado manifestó que “el día del hecho sale de trabajar de una rotisería, se va a la casa, come y lleva a la madre al casino. Después va a la casa de un amigo y salen juntos a andar en moto. En el trayecto se cae y se vuelve a la casa a cambiarse de ropa porque se había lastimado y cuando circulan por calle Estrada, antes de llegar a Larramendi, uno de los chicos dice ‘ahí va la XR 400’. Lo empiezan a seguir (al hijo del contador Lizarraga), cuando lo están siguiendo mi defendido desiste de la acción y se vuelve porque se asusta; se vuelve a la altura de la Portland, a unos 200 metros de la casa de la víctima, y se vuelve a su casa”.

 

Según el letrado, su defendido manifestó que “pasó a una cuadra de su casa, donde hay una cancha de fútbol, da una vuelta y ve que estaban los otros imputados, se asusta porque no quería que la madre se enoje porque había ruido de motos. Cuando salen por calle Leopoldo, toman calle Estrada escuchan dos disparos, se asusta y sigue”. Agregó que aseguró que “no sabe de dónde provino el disparo y ni quién disparó”.

 

En ese sentido, el abogado precisó que Hernández dijo que “se entera mucho después de la muerte de Lizarraga, no sabía qué pasó”.

 

Cappa reconoció ante requisitoria de los colegas de El Diario, que le aconsejó a Hernández “que se abstuviera de declarar hasta que supiéramos cuál era el hecho que se le imputa” y explicó que pidió la excarcelación y le fue negada”.

También señaló que “él identifica a los cinco imputados” y añadió que “a él lo señala uno de los testigos como que pasó por calle Estrada hasta la Bajada de los Vascos”, donde lo vieron personas que estaban mirando la barranca y prestaron atención cuando se escucharon los disparos.

 

El defensor sostuvo que Hernández “no desmiente que va en una moto, dice que desiste de la acción inicial que motiva esta causa” y precisó que no integra una banda que se dedicaba al robo de motos porque indicó que “no tiene antecedentes, no tiene nada. Se encontraba en el lugar en el que no debía estar con la gente con la que no tenía que estar”.

 

Cappa insistió en que su defendido “se asusta porque el hijo de la víctima lo conoce del barrio, porque él vive a unas cuadras de allí y siempre que pasa lo ve, como que se saludan. Entonces desiste de la acción por miedo a que lo puedan identificar; se vuelve y cuando se vuelve da unas vueltas por la cancha de fútbol, estaba asustado, va a la casa y se encuentra con todo, se asusta y dice ‘vámonos de acá, vámonos de acá’ y cuando toman Estrada, declara que tienen encima un Peugeot 405, se asusta, acelera y escucha dos disparos. Él se entera mucho después de que lo habían asesinado a Lizarraga. No sabía lo que pasó”.

 

Finalmente, consultado respecto a porqué no se puso a disposición de la Justicia antes, el letrado explicó que “no se entregó porque tenía miedo, no sabía cómo iban a proceder”. Asimismo dijo que Hernández manifestó que, tras el robo, “no sabe quién manejaba la moto del hijo de Lizarraga porque no llegó al lugar del hecho, no alcanzó a estar en el momento del robo. Creyó que iban a robar la moto, se asusta y desiste”.