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Casos Fornero: una marcha cargada de impotencia

Unas 500 personas respondieron a un aviso lanzado a través de la red social de internet para exigir justicia después que fueran hallados muertos Héctor Fornero y Marta Noacco, los padres del joven asesinado a balazos el 24 de enero en la zona del Parque Urquiza. “Nuestros viejos se llevaron un secreto que quedará en ellos”, dijo uno de los hijos de la pareja.

Una gran cantidad de gente caminó en silencio por las calles de Paraná en reclamo de justicia, convocada a través de Facebook luego de conocida la noticia de la muerte de Héctor Fornero y Marta Noacco, los padres de Leandro, el joven asesinado a balazos el 24 de enero pasado.

Unas 500 personas marcharon por las calles sin banderas ni pancartas. Algunos llevaban velas, pero sobresalían las remeras con los rostros de Leandro, Yamila Rueda y Ofelia Kessel y también estaban presentes, a través de sus familiares, las víctimas de delitos aberrantes.

“Una marcha silenciosa en el dolor de la familia Fornero pidiendo justicia. ¡Aguantémonos el frío un ratito y acompañemos esta causa justa!”, lanzó Cecilia Insaurralde en su espacio en la red social e inmediatamente consiguió la adhesión de cientos de paranaenses. La convocatoria era para las 21 en la Catedral y pedía también llevar una vela.

Cecilia explicó que la convocatoria le surgió al ver lo que había ocurrido con Héctor Fornero y Marta Noacco. “Me dolió en el pecho. Es imposible pensar en el dolor y el sufrimiento que habrán estado pasando estos padres, en estos cuatro meses, inclusive estando amenazados también”, contó.

El único integrante de la familia Fornero presente en la marcha era Guillermo, el segundo de los cuatro hermanos. “Es algo fuerte lo que pasó, no se puede explicar”, expresó. “En estos cuatro meses veníamos escalando, peleando contra todo lo que había pasado, bajo mucho stress y con una mochila pesada; ellos, tal vez por ser mayores y con algunos problemas, no han tenido el suficiente valor para seguir peleando, pero no hay una explicación para lo que pasó, fue algo inesperado”, dijo. “Nuestros viejos se llevaron un secreto que quedará en ellos”, acotó.

“Vengo porque tengo hijos y nietos y estoy harto de todo lo que está pasando, la impunidad que nos toca vivir. Hoy son ellos, pero mañana puede ser cualquiera. Por eso adhiero a esta marcha y acompaño el reclamo de lo que nos merecemos: justicia”. Las palabras son de un hombre común, parado de espaldas a la Casa de Gobierno expresan el sentir de todos.

Un aplauso estalló al grito de justicia y continuó durante cinco minutos con la misma intensidad, hasta que Carlos Rodríguez, el hijo de Ofelia Kessel, la mujer que murió tras ser atropellada mientras iba a tomar el colectivo en calle Blas Parera el 10 de febrero, tomó la palabra.

El hombre expresó fuertes críticas hacia el sistema judicial, el poder político y la cúpula policial: “¿Cuánta sangre más necesitan, cuántos muertos más habrá que sufrir, hasta cuándo vamos a tener que seguir llorando a nuestros seres queridos esperando que a algún juez, en algún momento, se le ocurra hacer justicia?”, disparó de espaldas al edificio de tribunales.

Rodríguez afirmó también que “a Marta y Héctor no los mató el veneno; a Marta y Héctor los mató la indiferencia”, aludiendo a jueces y políticos.

El acto terminó con el presente para Héctor, Marta y Leandro Fornero y una veintena de víctimas de delitos aberrantes para quienes se reclama justicia. En la explanada del edificio de tribunales quedaron las velas, esas velas que no pudo apagar ni el llanto de tanta injusticia.