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Carta abierta a mi presidente de la Republica

ESPECIAL (por Edgardo Dante Buffa).- En estos 12 años en que Ud. y su esposo han gobernado el país he sido siempre respetuoso de la investidura presidencial. Jamás he tenido o he adherido a cometarios o publicaciones injuriosas o faltas de respeto hacia Ud., hacia su familia y/o sus ideas. He rescatado algunas de sus acciones de gobierno, y no he compartido muchas otras cuya enumeración no hace al objetivo de la presente. Desde este lugar me permito dirigirme a Ud. para hacerle legar mi humilde opinión de que lo que está haciendo no le hace bien a Ud., a quienes legítimamente la siguen y la admiran, ni a la República.

 

Ha tenido la fortuna de ser parte del poder en la Argentina durante muchísimos años, y hoy se va con un país que objetivamente está mucho mejor que el que encontró su esposo haya por 2003. Pero como todo poder democrático un día termina. Es así de simple, es la diferencia entre la República y la Monarquía.

 

El 10 de diciembre Ud. volverá a su casa, a sus afectos, a sus cercanos, y ese día asumirá un nuevo Presidente de la República. La Ceremonia de Asunción es precisamente eso, la ceremonia del que asume. Siempre ha sido así, y siempre se ha hecho en la casa de Gobierno, a excepción de la oportunidad en que Ud. y/o su esposo asumieron.

Entiendo lo importante y lo sensible que esta última ceremonia es para Ud., y lo que representa. Lo respeto. Pero el 10 de diciembre Ud. tiene un rol institucional que cumplir que excede el de esposa, confidente, compañera y toda otra significación que para Ud. tenga aquella ceremonia de 2007, y otra de la que directa o indirectamente haya sido participe.

 

No me puedo imaginar lo difícil que debe ser estar ahí, en su lugar. Lo difícil que debe ser pensar y decidir en medio del aplauso y la complacencia de quienes hasta han llegado a ponerla a Ud. y a su esposo no ya a la altura de Perón y Eva, sino como hicieron algunos legisladores, por encima de Dios y de la Patria. Confieso que puede resultar grato al oído en un momento, pero tenga la seguridad que ninguno de esos gestos le hacen bien.

Y no le hacen bien porque no le dicen a Ud. la verdad de lo pasa, sino sólo lo que ellos creen que Ud. quiere oír. José Pablo Feinmann ha dicho que Ud. es demasiado inteligente para que muchos de nosotros la podamos entender. Ojala lo sea para advertir que este 10 de diciembre no es su día.

 

No digo que Ud. y quienes la acompañan no tengan derecho a festejar estos 12 años y a acompañarla en su cese de funciones. Como no entenderlo si nos costó mucho a los argentinos que los 10 de diciembre se conviertan en una sana costumbre democrática.

Sólo que la asunción no es su acto, no es la protagonista central, sino que es de sus alumnos. De esos que la escucharon y siguieron su consejo cuando les dijo ´hagan un partido político y ganen una elección’.

 

Lo hicieron, quizás de una forma que a Ud. no le guste. Le confieso que a mí me genero muchas dudas y no ayudaría al objetivo de esta carta explayarme sobre que me inclino a acompañarla – a la alternancia – con mi voto. Pero así es la democracia, lo hicieron, ganaron, tienen que asumir y todo el derecho a festejar. Ellos, y el presidente que eligieron, son los protagonistas principales y Ud. debe estar ahí cumpliendo un rol institucional, importante por cierto, pero no es la protagonista estelar.

 

Por un día este 10 de diciembre Ud. no será la protagonista principal, y será también por un día la segunda persona en importancia. Y lo será por un día porque luego vendrán una sucesión de días en los cuales será una ciudadana común, como los que hoy la vivan y la aplauden, y como los que vivan y aplauden a su sucesor.

 

No puedo ver el futuro, y creo fervientemente en que nadie puede hacerlo. Sin embargo tengo algunas sensaciones con presunción de certeza. Quienes hoy más la incitan y más le aplauden el desconocer al otro serán los primeros que la abandonen en los días sucesivos. No es por nada en particular, no es por nada atribuible a Ud.. Es como en la amistad. Están los amigos de uno, y los amigos del campeón que se van con el título.

Por eso me atrevo a sugerirle que no los escuche, que por una vez no haga lo que los círculos áulicos le festejan. La historia no está escrita, no sucede fatalmente y quien mejor que Ud. para demostrarlo.

 

Tome el teléfono, llámelo a Macri, póngase a disposición para la ceremonia de traspaso y regálele al mundo, pero en especial a sus compatriotas una foto junto al nuevo presidente en la que este tan linda como en la foto que elegí para este link.

Tenga la seguridad que esa foto más que cualquiera viajará en los tiempos hasta la posteridad.

De mi parte, GRACIAS.-