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Tracción a sangre: mucho debate por el Derecho de Animales… ¿Y el de los niños?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Existen en Paraná grupos o asambleas que abogan por reivindicar los derechos de los animales no humanos y luchan denodadamente por la eliminación de la tracción a sangre, o sea la utilización de caballos para tirar carros que juntan basura, cartones, etc.. Si bien es loable la actitud de estos proteccionistas leemos y/o escuchamos poca o nula demanda porque en dichos carros no haya niños en horarios desaconsejables o peor aún, niños conduciendo los mismos.

 

Se lucha por justicia y por una decisión política necesaria y urgente; se invita a que la gente se sume, participe y hagan carteles para proteger a los caballos.

Pero NADA se enuncia sobre las decenas y decenas de pequeños que circulan sobre los mismos y hasta remueven basura o acomodan cartones, cajas y otros desechos o desperdicios.

 

Tampoco se dice algo sobre cuántos de estos gurisitos manejan temerariamente los carros y hete aquí una contradicción flagrante.

Apoyamos, adherimos, ponemos nuestro espacio a disposición de estas organizaciones, pero nos encantaría que se hable más del Derecho de los Niños a su SEGURIDAD y a la SEGURIDAD de los demás transeúntes.

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¿Se imaginan qué grado de reacción puede tener un chiquito, seguramente no muy bien nutrido que digamos, comandando un carro repleto de desperdicios o sobras diferentes, traccionado por un animal cansado, hastiado de tanto abuso?

¿No hay inquietud por la magnitud de la tragedia que podrían ocasionar?

 

Mucho se habla desde estructuras gubernamentales sobre todo lo que se hace desde el Estado a favor de la niñez. Demasiada retórica. Poca ejecución.

Ya está desgastado el slogan de la “Década Ganada”, no obstante, los “Peques” siguen sobre los carros como prueba esta foto tomada antes de anoche en calle Cura Álvarez llegando a Feliciano, no pudiéndose ver a pocos metros un patrullero en el cual, quizás, no vieron la postal que nosotros sí vimos pero que, en definitiva, pudo mediar para que esos chiquilines no sigan transitando las arterias paranaenses a las 22 sobre un carro y a una velocidad que hacía del mismo un bólido peligrosísimo por el peso del mismo en un eventual impacto o colisión.

Sabemos que desde la Comuna se ha implementado una especie de censo procurando brindarle mínimas condiciones de seguridad al carro (les ponen unas chapas con bandas refractarias), constatan la salud del animal, lo vacunan y desparasitan.

No alcanza con eso…

 

No deberían haber más carros en Paraná que no sean para ofrecer al turista una opción, una alternativa de recreación como lo son los “Mateos” de distintas localidades del mundo.

Pero, en forma fundamental, no deberían haber carros conducidos, manejados u ocupados por niños, sí… así de concluyente. Es tiempo que nuestros gobernantes, nuestros legisladores, nuestros ediles se pongan las pilas. Solo hay que adoptar una resolución drástica y evitar una tragedia.