Restrictiva para Allende: debe respetar 200 metros de distancia con Velázquez

El juez de Garantías Nº 4, Mauricio Mayer, le impuso al diputado provincial y gremialista de UPCN, José Allende, medidas restrictivas por el plazo de 90 días bajo apercibimiento de que su incumplimiento podría dar lugar al inicio de una nueva causa Penal, en este caso por desobediencia judicial. En concreto, se le prohibió el acercamiento a la ministra de Salud de la Provincia, Sonia Velázquez, en “un radio inferior a los 200 metros de su vivienda y a cualquier lugar público o privado en que la misma se encuentre”.

 

La medida judicial -tan de rutina para la Justicia para proteger a una mujer ante la violencia de género imperante- cobra esta vez un potente sentido político, al tener por destinatario al legislador reconocido por su actitud vehemente, intempestiva, poco afecta a los buenos modales y mucho menos a que se le impongan condiciones por su estilo confrontativo, beligerante a la hora de defender convicciones o ideas.

 

Lo por venir es neurálgico. Nada más y nada menos que el armado de la estructura política con miras a las Elecciones 2019, incluyendo actos de gestión y de militancia, aceitándose los mecanismos para la constitución de los cuadros que intentarán homogeneizarse más allá de la fragmentación existente en razón de los intereses sectarios tradicionales.

 

Dentro de esa alquimia seguro estará involucrado, como es típico desde hace décadas, el parlamentario eterno Allende, pero a la vez, vaya coincidencia, no nos cabe la menor duda que Sonia Velázquez tendrá su protagonismo, más aún, habiéndose probado el grado de adhesión que tuvo desde distintos sectores no solo feministas, y en especial, comprobándose el excelso gesto de solidaridad del actual vicegobernador Adán Humberto Bahl.

 

Allende sabe que no puede cometer otro desliz. Públicamente, más allá de cualquier sanción tribunalicia, está condenado. Dicen que hasta de su entorno más íntimo surgieron agudas críticas conocida su repudiable postura frente a Sonia Velázquez.

Y, al parecer, las murmuraciones adversas justamente reprueban su propensión periódica a la irritabilidad, a la ofuscación intempestiva, envolviendo no solo una verborragia inapropiada sino especialmente gestualidad, y/o ademanes inconvenientes.