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Prensa chatarra: revolución inminente

Todos creemos estar informados por la sobredosis de noticias con que se nos bombardea a diario, de hecho que en la actualidad se lee en un día lo que en el Siglo XVIII se demoraba casi una vida, pero, debemos sincerarnos… Lo que escuchamos, lo que vemos, lo que leemos en una amplia proporción es lo que los grandes medios desean difundir.

Así, engordamos nuestro acervo noticioso con información chatarra que obviamente limita un buen desarrollo de la cultura, de la idiosincrasia autóctona, y que por el contenido tantas veces nocivo genera conflictos a muchas mentes no bien formadas, no bien educadas, creando trastornos severos.

Esa “prensa chatarra” no solo que desinforma sino que mal forma a muchos argentinos, tentándolos con mensajes subliminales, publicidades de alto contenido malicioso en lo que atañe a corromper la moral de quienes habitamos éste suelo, y engañando sutilmente con operatorias maquiavélicas en torno a la verdadera realidad por la cual se atraviesa en la República Argentina.

Y ojo que aquí no hacemos hincapié en prensa oficial o prensa opositora. Desde el plano político hay mucho por hablar, muchísimo por desmenuzar, pero ya habrá tiempo de abocarnos a las tendencias elaboradas por tan sagaces como perversos “cráneos”, que de algún modo saben manipular la subjetividad de los habitantes de ésta Patria grande.

El periodismo basura pulula a lo largo y a lo ancho, pero la “madre” de ese estilo surge, como los más graves males argentinos en la Capital Federal, desde donde los “Dioses” de los medios de mayor peso manejan cual marioneta a una sociedad cada día más dócil.

Así se presentan significativamente noticieros y programas repletos de banalidades sensacionalistas, seduciéndonos a “disfrutar” de un presente sin proyectarnos hacia el futuro como personas y país soberano, libre, independiente.

Desde las altas esferas nadie ayuda, peor… muchos lo usufructúan y una vasta franja de la comunidad contempla, muda, las peores bajezas e indecencias dentro del horario de protección al menor, o a la vez nuestros pibes siguen mamando e idolatrando a “Súper Héroes” y/o artistas extranjeros, como los jóvenes salen a celebrar festividades y costumbres de otros países mucho más que las de carácter nacional.

De ésta manera, en la Argentina a los próceres se los homenajea con unos discursos, unas coronas, actos simbólicos en las escuelas o en plazas, pero no se los honra debidamente, con fidelidad, con lealtad, propendiendo a imitar con altivez sus loables conductas de una época en la cual se regó de sangre nuestra tierra luchando por ideales patrióticos.

Por lo expuesto, si una democracia depende en buena medida de la calidad de las formas de comunicación que la sustentan, es imperioso que urgente se analice a fondo nuestra realidad periodística, y se promueva una profunda revolución intelectual para transformar ésta casta contemporánea inculta, colmada de cipayos serviles que se están poniendo obesos de tanto consumir prensa chatarra.

Francisco J. Calderón
Director Periodístico