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Paraná Turística: la Terminal, una “boca de lobo” a la madrugada

Hacía raro que no andaba por la Terminal de Ómnibus de Paraná, y anoche me generó una sensible perplejidad, con susto incluido, el esperar un Fluviales que venía desde Santa Fe con familiar a bordo. O había un “piquete” de seguridad o dio la coincidencia que en esa media hora de espera había un cambio de guardia, descanso o vaya saber cuál razón para no ver ni UN uniformado rondando. Una imagen que, al parecer, los funcionarios de Turismo no han visto jamás.

 

Llegué a las 1.15 a la Estación Terminal de Micros capitalina y ya el entorno, oscuro, con particulares personajes de la noche, produjo una mezcla de temor y de preocupación.  Turbación por el evidente riesgo que generaba transitar el trayecto desde la vereda de calle Ruiz Moreno hasta la Dársena de los colectivos interurbanos, y una dosis de inquietud ante la inminente llegada de turistas que se llevarían tras la Semana Santa una pésima imagen de Paraná con semejante bienvenida o despedida.

 

Es obvio que por la mañana/tarde se da un flujo distinto de pasajeros y familiares, como observamos a diario personal de seguridad Privada y agentes de la policía. Más allá de las dimensiones pequeñas  y la cierta dosis de incomodidad que se ha denunciado en encuestas realizadas por éste Diario Digital, es incomparable desenvolverse en la Terminal hasta antes de las 00 hs. que posterior a dicho horario.

Decidí pese a mi porte corpulento, inflar un poco más el pecho (no logrando esconder la panza…) y que la adrenalina se reconvierta en una cuota extra de valentía para recorrer dársenas del lado sur y norte, aproximarme a la plazoleta y/o a la puerta central.

Las postales eran tenebrosas, lúgubres. Dársenas vacías hasta la llegada de un micro que iba a Mercedes y otro de la Empresa Singer sin cartel visible. Plaza con movimientos raros poco perceptibles por la escasísima luz. Entrada/salida con jovencitos pidiendo limosna u ofreciendo servicios de cargar maleta o abrir puertas de remises o taxis y en algunos casos “cuidado” o hasta lavado de autos particulares.

 

En el hall, pasajeros leyendo, mirando los monitores de TV o semi-dormidos seguramente a la espera de sus colectivos.

 

Casi todas las boleterías, CERRADAS. Área de Informes, CERRADA. Locales comerciales, salvo un kiosco, todos CERRADOS.

 

Ingresé al drugstore y un muy cordial joven admitió que la Terminal a esa hora era una boca de lobo, en especial el acceso/egreso y dársenas, no tanto en el hall pues -si bien no se veía control alguno-, “hay un destacamento policial y de gendarmería apostado permanentemente”.

 

Le retruqué que “en casi 20 minutos no observé a ni un uniformado”, y me devolvió “hasta la 1.00, creo, hay Seguridad Privada, luego deberían estar dando vueltas policías o gendarmes. Seguro que en un rato los ves. Acá, doy gracias a Dios que nunca pasa nada malo. Afuera, te reconozco que está pesado salir si estás solo, con o sin equipaje”.

 

La confesión coincidía con las sensaciones que se entremezclaron cuando salimos del auto y cruzamos. Y eso que aún estaba abierto “El Gran Café”, un tradicional bar de gente amiga que supo auspiciar nuestras transmisiones de básquet por LT 14 casi una década atrás y deleitarnos con sus exquisiteces en minutas…

Pero pese a que dichas puertas permanecían abiertas, y al lado otra cantina tenía un par de parroquianos, se trasuntaba una aprensión, un sobresalto, inevitables, que se pronunció cuando un adolescente con camiseta alternativa de Boca se aproximó corriendo a decirnos “se lo cuido tío…”. Los puños crispados se relajaron y me adentré en la Terminal.

 

Luego, lo ya descripto. Buscar la ventanilla de alguna empresa que nos de datos sobre viaje a Santa Elena, estéril pretensión ya que una amable señora nos dio solo un número telefónico para que indague esa data hoy por la mañana, y emprender ese mini-tour mientras llegaba el Fluviales, incluyendo tres tomas fotográficas a través del celular (no hice más por la falta de luz y algunas miradas recelosas…).

 

Finalmente, llegó el micro desde Santa Fe y había que cruzar de nuevo hasta el vehículo. Lo bueno fue que el precitado colectivo llegó “cargadito” y así el cruce fue compartido con varias personas, culminando sin vicisitudes adversas.

Una aventura desagradable el “paseo” por la Terminal de Ómnibus de Paraná en horas de la madrugada. Y, comedido, con buenas intenciones, quise contarles las impresiones , en éste caso estremecimiento, que me invadieron.

 

Vengo escuchando a los nuevos funcionarios del Turismo paranaense y entrerriano sobre las “bondades” de la propuesta turística para ésta Semana Santa y si bien hay mucho por corregir y tratar de SINCERARSE en cuanto al discurso que se viene blandiendo con la complicidad de colegas MUY BIEN REMUNERADOS para “manijear” lo que les indican los entrevistados de turno, aconsejo respetuosamente que PONGAN ATENCION en esto que he narrado.

 

Estaría MUY BUENO que el querido Carlos Monti o el mismo Ministro Marsó se peguen una vuelta ésta misma noche, más allá de la 1.15 por la Terminal, y tomen nota de lo que sus sentidos puedan aguzar. Y estaría bárbaro que ese recorrido lo hagan con los colegas a los cuales se incentiva en sus respectivos espacios y no son capaces de esbozar críticas edificantes, constructivas.

No tengo el agrado de conocer personalmente a Marsó, y si guardo un enorme aprecio por el “Chino” Monti. Creo que serán inteligentes y buscarán reformular esto que aquí he detallado. Y redoblando la apuesta sugiero:

-Apostar un patrullero en la esquina de Ramírez y Ruiz Moreno o en Alsina y Ruiz Moreno;

-Que gendarmería y policía coordinen apostar un uniformado en cada dársena;

-Que Seguridad privada amplíe una cobertura con otra rotación de horarios;

-Promover que los negocios abran sus puertas, facilitando aspectos impositivos o hasta tributarios (luz-agua-alquiler de local); y de lo contrario re-adecuar contratos para establecer nuevos emprendimientos que sí deseen adaptar sus horarios para que la Terminal también tenga vida por la noche/madrugada;

-Re-iluminar el hall;

-Abrir el Área de Información las 24 hs. o montar un dispositivo de informática y TV-Video que permita mediante cartelería especialmente montada una obtención de información permanentemente actualizada;

-Montar dispositivos de control constante de remises-taxis que operen en la zona; etc, etc…

 

Conocemos la sagacidad de Monti y esperamos que Marsó también sea lo suficientemente sutil como para interpretar éstos conceptos que solo tienden a gozar en breve lapso de una Terminal SEGURA, dentro y fuera. De lo contrario será inevitable pensar que, quizás con tanta desidia, solo se esté ahondando esa INSEGURIDAD para profundizar y cristalizar el faraónico proyecto de reubicar la misma y con esa obra gastar un montón de dinero que hoy podría volcarse en otras necesidades/carencias urbanas.