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Paraná se levanta solo con autóctona solidaridad

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Quizás por no estar satisfechos con lo que ofrece en cuanto a contenidos la prensa local, solemos consumir mucha TV, radio, gráfica y web nacional. Por ello, tal vez siempre estamos habituados a tender nuestra mano solidaria a quien lo necesita, a lo largo y ancho de la República. Ahora, Paraná fue víctima de un feroz temporal, de una devastadora tormenta que dejó a más de 200 familias sin vivienda, destrozó clubes, produjo innumerables contratiempos con la luz, el cable, e internet, inundó cientos de calles y taló más de mil árboles. Paradójicamente, los medios nacionales poco y nada hablaron de lo sufrido por los paranaenses. Nueva galería de fotos.

 

El fenómeno meteorológico causó incalculables daños materiales y dejó un panorama desolador en varios barrios de la capital entrerriana no solo de la periferia sino también del macrocentro, sobre todo en plazas, y en distintas áreas de la Costanera y Parque Urquiza.

Idem, provocó perjuicios varios en localidades aledañas como San Benito, Colonia Avellaneda, Oro Verde, Aldea Brasilera, Aldea María Luisa, Valle María, Diamante, Crespo, y Ramírez entre otras.

 

De inmediato, desde el Gobierno de Entre Ríos y cada Comuna o Junta de Gobierno se activaron resortes de ayuda estatal para paliar los serios inconvenientes. Del mismo modo, la solidaridad estuvo a la orden aunque también debieron lamentarse amenazas de robos en localidades cercanas, y algunos reclamos en áreas marginales de la Capital concluyeron con actitudes inapropiadas para el momento que se estaba viviendo, a pocas horas del infausto vendaval.

 

Aunque, así como hay asistencia social gubernamental desde distintos sectores comprometidos con la problemática, y ayuda fraterna de vecinos que no sufrieron severas vicisitudes, o de ONG’s acostumbradas a colaborar con quien más lo necesita, faltó ese brazo solidario de los grandes medios nacionales que parecieron entre ayer y hoy ignorar lo que nos ocurrió, más allá de titulares o resúmenes en ciertos noticiosos donde se pone énfasis en el clima o condiciones meteorológicas.

 

Fue como una especie de desconocimiento, de ignorancia, acerca de lo que nos pasó, y eso obliga a una reflexión en lo referido a espectro comunicacional de esta Región a la hora de proyectar una noticia.

Nos ha sucedido con resonantes crímenes, casos o causas de diversa índole, o aciagos accidentes de tránsito, y hasta a la hora de hablar de las inundaciones poco o nada se habla en el país de Paraná que no sea del nombre del majestuoso río.

 

Por eso, debemos ser autocríticos. Y ser conscientes de la trascendencia que tiene el saber expresar una información, una noticia y evaluar su efecto propagador en pos que tenga la proyección imprescindible para movilizar, conmover, y así que se multiplique como una onda expansiva.

De idéntica manera, el habitante común, deberá repensar a partir de este viernes su predilección por el consumir lo nacional y por qué no, tendrá que exigir del periodismo local una mejor calidad de su producto, reclamando en especial de las autoridades de los medios y de los canales ejecutivos del Gobierno, un replanteo en lo inherente a cobertura periodística en pos que el auxilio llegue rápida y efectivamente, sin tanta dilación.

 

La tempestad que se desató ayer en las primeras horas de la mañana nos pone en alerta como sociedad ante futuras coyunturas de esta índole.

El clima nos advierte que debemos prepararnos, todos. Fue un desafío para toda la Comunidad. Un reto.

 

Una provocación para que ante un nuevo meteoro de estas características, o peor aún, reaccionemos acertadamente, aceitando todos y cada uno de los mecanismos apropiados en el colectivo poblacional.

La labor de funcionarios responsables, empleados municipales, bomberos, policía, trabajadores de la sanidad, como las buenas intenciones de las empresas u organismos que tributan servicios, resultaron loables aunque hubo y hay mucho por hacer, quedando expuestas innumerables insuficiencias.

 

Desde la clase política se ha pedido paciencia, y es comprensible con menos de dos meses de gestión, no obstante, hay que redoblar los esfuerzos para subsanar todas y cada una de los dificultades generadas por la propia naturaleza.

Son muchísimas las familias que han quedado sin techo inesperadamente luego de años de haber edificado su vivienda, de haber invertido no solo dinero mediante sus trabajos de toda la vida, sino todas sus ilusiones, sus sueños.

 

Y sí; puede sonar controvertido, pero la aflicción, el desconsuelo que algunos sufren hoy, es inconmensurable y no nos cabe la menor duda que los embarga un sentimiento de miedo, de angustia, ostensiblemente distinto al de otros casos de pobladores que por desventura, desgracia inapreciables, o años de desidia, de dejadez y tristemente familiarizados, curtidos con toda clase de adversidad se “educaron” en el depender en forma constante de la asistencia proveniente del Estado.

 

Paraná ha soportado un durísimo cachetazo. Un rudo y crudo golpe. Está en nosotros, en cada uno de los ciudadanos, saberlo asimilar con sabiduría.

Fotos: Gentileza Pablo O. Scialacomo y Daniel Sánchez.-