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“Olivosgate”: el caso recae en el Juzgado de Lino Mirabelli

El juez federal de San Isidro, Lino Mirabelli, finalmente se quedara con la causa en la que se investiga al presidente, Alberto Fernández, por haber asistido a la fiesta de cumpleaños de su mujer Fabiola Yañez en la quinta de Olivos, junto con 11 invitados cuando regía la cuarentena estricta por el coronavirus y estaban prohibidas las reuniones sociales el 14 de julio del año pasado. Así lo resolvió el juez federal Marcelo Darío Fernández, dela Cámara Federal de San Martín.

El juez que tiene en sus manos la causa en la que se investiga al presidente Alberto Fernández por la celebración, en pandemia, del cumpleaños de su mujer Fabiola Yañez, es inescrutable. Lino Mirabelli, de 51 años, es el juez federal de San Isidro en turno, a quien le Cámara Federal le envió la causa por el Olivosgate.

Serio, equilibrado, de bajo perfil, este funcionario judicial hizo carrera en la Justicia. Se recibió en la Universidad de Buenos Aires en 1994 de abogado y es docente en la Facultad de Derecho de la UBA.

Recorrió todo el arco de la Justicia: empezó en su juventud trabajando en una defensoría, luego en una fiscalía hasta llegar a ser secretario de la fiscalía General de San Isidro, titular de una fiscalía, y luego juez. Primer de un tribunal oral criminal de San Isidro y desde 2018 titular del juzgado federal de San Isidro.

Se trató de un concurso largo, que duró 6 años y que terminó por definirse en la recta final, cuando el candidato favorito era otro. Pero intervino Elisa Carrió con la presentación de una carta en el Consejo de la Magistratura que cuestionaba esa designación.

El favorecido fue Mirabelli que terminó al frente del juzgado federal. Sus colegas lo respetan y tiene una muy buena relación con su colega Arroyo Salgado.

A la hora de las simplificaciones y la categorías binarias, no lo consideran garantista, ni mano dura. Más bien prudente, callado, y atento analista de cada caso antes de decidir. Tal es su deseo de refugiarse en el bajo perfil que –según sus colaboradores- hubiera preferido que su foto nunca saliera en los diarios.

En su etapa en la justicia provincial investigó al intendente de Vicente López, el radical Enrique García. Entre otras causas resonantes absolvió junto a otros dos colegas a Lucila Frend en el juicio oral por el homicidio de Solange Grabenheimer. Fue cuando integró el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 de San Isidro y fue un fallo unánime por el crimen de esta chica ocurrido en 2007.

En el juzgado federal en los últimos cuatro años, llevo algunos casos importantes de narcotráfico y en una ocasión allanó en busca de evidencias tras amenazas recibidas por Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados hombre fuerte de la zona norte.

Con una personalidad firme, hombre de convicciones que defiende sus posturas, siempre fun desafío para abogados y fiscales a la hora de litigar en las audiencias orales.

Por momentos enigmático, en el fuero lo conocen por su seriedad y prudencia. Tuvo en sus manos dos casos resonantes relacionados con la pandemia. En uno de ellos procesó a un surfer que violó la cuarentena y que irá a juicio oral .

También investigó a un profesor de educación física que violó la cuarentena, golpeó a un vigilador privado de su edificio cuando intentaba frenarlo para que mantuviera el aislamiento. Fue elevado a juicio por “lesiones y amenazas” y violar la cuarentena. Esta última es la misma acusación que enfrenta el presidente Alberto Fernández.

 

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