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Ojo por ojo, diente por diente…

Cuestión Entrerriana realizó una nueva encuesta vinculada a las reacciones que se vienen suscitando en torno a diferentes episodios de connotaciones policiales. Un 60.10 avala la justicia por mano propia, en tanto que de mil muestreos un 34.90 no tiene armas en su hogar, sin embargo, de las 651 personas que no cuentan con armamento, un 56.37 % quiere adquirir un elemento de ésta índole “por seguridad”.

 

En uno de los últimos estudios del 2011, sobre lo que opina la gente respecto a diversos temas de actualidad, Cuestión Entrerriana salió de nuevo a la calle para conocer el pensamiento de una fracción de la población paranaense, ésta vez, en cuanto a cuál es el juicio generalizado en lo que concierne a la justicia por mano propia o en sí la venganza o reacción ante intención o robo consumado del cual uno es la víctima, y diagnosticar cuanta tendencia hay a poseer o adquirir un arma.

 

Parque Urquiza, Costanera Baja, Peatonal, Centro Cívico, accesos a IOSPER, Municipalidad de Paraná, PAMI y Plazas de Mayo, Sáenz Peña y Alvear fueron los lugares elegidos para establecer el análisis, recaudándose 346 respuestas de ciudadanos ubicados en una franja etaria comprendida entre los 17 y los 25 años (que rotularemos “A”), otra entre los 26 y los 40 años (la catalogaremos “B”), otra entre los 43 y 55 años (denominaremos “C”) y la restante entre los 58 y los 70 años (considerada “D”).

 

Así obtuvimos, 346 respuestas de la “A”, 214 de la “B”, 205 de la “C” y 235 de la “D”.

 

Las preguntas fueron simples: 1) ¿De acuerdo con la Ley del Talión?; 2) ¿cuenta con armas en su domicilio?; 3) ¿piensa armarse a futuro?

 

El término Ley del Talión se refiere a un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido. El término “Talión” deriva de la palabra latina “Talis” o “Tale” que significa idéntica o semejante, de modo que no se refiere a una pena equivalente sino a una pena idéntica. La expresión más conocida de la Ley del Talión es “ojo por ojo, diente por diente” aparecida en el contradictorio Libro Éxodo 21:24 de La Biblia.

Históricamente, constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre daño recibido en un crimen y daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza.

 

Las vendettas son una antiquísima secuencia de actos o acciones premeditadas, motivadas por la célebre Ley del Talión, tristemente aun persistiendo a lo largo y ancho del mundo, convirtiéndose hoy Paraná en una localidad que invita a la reflexión habida cuenta del alto porcentual de personas que avalan la venganza, la cual consiste primordialmente en el desquite contra una persona o grupo en respuesta a una mala acción percibida. Aunque muchos aspectos de la compensación se asemejan al concepto de justicia, la represalia en general persigue un objetivo más injurioso que reparador.

El deseo de desagravio consiste en forzar a quien haya hecho algo malo en sufrir el mismo dolor que él infligió, o asegurarse de que esta persona o grupo no volverá a cometer dichos daños otra vez.

 

En sociedades antiguas, en particular aquellas con sistemas de justicia central débiles, el método para disuadir a los asesinos era permitir a la familia del asesinado vengarse del asesino. Sin embargo, si las familias del asesino y del asesinado estaban en desacuerdo sobre el asesinato, seguramente estarían en desacuerdo también con cualquier medida vengativa, con lo cual podía llegarse finalmente a una pelea sangrienta. Ello, hoy se da aún en zonas marginales de nuestro país.

 

Lo paradójico es que, la encuesta de Cuestión Entrerriana fue realizada a personas de un nivel socio-cultural medio, y, debería preocupar la altísima respuesta positiva a la aprobación del “desquite” entre encuestados ubicados en la categoría “A”, o sea, la franja etaria entre los 17 y los 25 años, disminuyendo muy poco en la subsiguiente, aunque moderándose más en las dos últimas.

 

De igual modo, si bien es satisfactorio que el 65.1 % de los 1000 encuestados no tiene armas, hay que proceder a un análisis exhaustivo sobre una tendencia que alarma y estrechamente se vincula al propósito de armarse que tienen de aquí en más 367 de éstos 651 hoy NO armados.

 

Las respuestas

 

Recordemos la división de encuestados por edades: entre los 17 y los 25 años serán rotulados “A”).

Entre los 26 y los 40 años (“B”).

Entre los 43 y 55 años (“C”).

Y entre los 58 y los 70 años (“D”).

Exactamente 280 personas -rotulados como “A”- reaccionarían y/o se vengarían de quien o quienes los robaran y/o los agredieran. O sea, de 346 respuestas, un 80.92 % sería en positivo, en tanto que 66 personas del Grupo “A” no avalan el “desquite” (un 19.08 %).

 

Del Grupo “B” de muestras, contestaron 144 (un 67.28 %) que sí y 70 (o sea un 32.72 %) que no reaccionarían y mucho menos se vengarían.

 

Tiende a caer el anhelo de revancha en el Grupo “C”, con 90 respuestas en positivo (43.90 %) y 115 que no (56.10 %).

 

Finalmente, las personas sondeadas del Grupo “D” evidenciaron sensiblemente inferior espíritu de venganza con 87 contestaciones por “sí” a la Ley del Talión (37.02 %) y una creciente intención por el “no” de 148 encuestados de ésta franja (62.98 %).

 

Computando los registros globales, de 1000 entrevistados, 601 (o sea un 60.1 %) aboga por la Justicia Propia, mientras que 399 (39.9 %) dejaría todo en manos de la Ley.

También hay un índice para examinar: de las 601 respuestas en positivo, 312 fueron masculinas (51.91 %), el resto femeninas. Por consecuencia, hay un alto número de MUJERES que desean reaccionar y/o vengarse por un acto violento del cual hayan sido o fuesen potenciales víctimas.

 

Menos armados

 

Como ya enunciamos, ante la segunda pregunta (sobre si los encuestados poseen armas) las respuestas tuvieron como saldo algunas cifras que invitan a pensar. Por ejemplo, 120 personas (34.68 %) del Grupo “A” (entre 17 y 25 años) tienen algún tipo de armas, en tanto que se reduce notoriamente con la revisión de los siguientes niveles etarios.

Hete aquí una paradójica comparación… Los niveles “C” y “D” cuentan con entrevistados entre 43 y 70 años, o sea, un grupo de personas que vivió de cerca y padeció la época de la Dictadura Militar o sin ir más lejos otros Golpes de Estado y toda la violencia con ellos desatada, prefiere NO tener armas en sus hogares y las nuevas generaciones sí.

 

Volvamos a los números fríos: 226 personas (65.32 %) del Grupo “A” no tienen armas.

Son 104 los encuestados (48.59 %) del Grupo “B” que cuentan con armas y 110 no (51.41 %).

 

Hubo 68 entrevistados (33.17 %) del Grupo “C” que respondieron con honestidad que tienen armas, pero 137 (66.83 %) que no

Finalmente, 57 muestreos reconocieron poseer armas (24.25 %) y 178 que no (75.75 %).

Esto redondea 349 personas que cuentan con armas (34.9 %) del total de las mediciones, y 651 (65.1 %) que no.

 

Un 56.37 que no tiene, desea armarse

 

Ahora bien, así como hay 651 personas NO ARMADAS, de las mismas nada menos que 367 (o sea el 56.37 %) piensan o tienen decidido adquirir un arma y son menos los que quieren seguir desarmadas (284-un 43.63 %).

 

Y eso debe representar una luz de alerta para la Policía de Entre Ríos que deberá ajustar más en los locales comerciales de venta de armas, para que, como mínimo, dichas operaciones sean cristalinas y todos aquellos que afronten la misma, realicen la transacción y registren la misma.