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Nacional B sin turismo: entendible pero discutible

A partir de lo planteado por el Coprosede, hace casi 4 años, la AFA se mantiene irreductibles, firme a tope, con la medida no permitir que los hinchas no acompañen a sus equipos cuando jueguen fuera de sus reductos. Patronato no puso el grito en el cielo. Más bien asumió una postura de respetuosa resignación, como para no quedar como un “mocoso” rebelde por ser su primer año en la categoría.

Y no está mal la postura de la dirigencia “Santa”. La entendemos, la comprendemos, aunque sinceramente no coincidimos con que el fútbol del Interior siga resignándose ante el poder de Grondona y sus obsecuentes.

Pero también consideramos que es una falta de respeto a la pasión del hincha Rojinegro que siempre estuvo en cada viaje de su equipo, y una pérdida valiosísima de posibilidades para el comercio, para hoteleros y gastronómicos, que no se enriquecerían con la llegada de simpatizantes de distintas partes del país pero sí que se verán impedidos en el objetivo de “vender” no solo a sus negocios sino que a Paraná TODA como plaza turística.

Hete aquí la paradoja… Se aboga por la seguridad, se invoca la falta de estructura, pero no se permite a los clubes mejorar dichas condiciones con buenas recaudaciones, o plasmar campañas sólidas de anfitrión como ilusionarse con sentirse local también afuera y ese acompañamiento de su público redundar en beneficios deportivos que cooperen con logros competitivos que sumen sponsors o hasta auspicios oficiales precisamente los cuales incrementen la calidad de cada escenario.

Es hasta contradictorio…

No nos olvidemos que en los ascensos de Patronato, si bien hubo deberes excelentemente cumplidos por planteles, cuerpos técnicos y dirigencia, el hincha tuvo una incidencia mayúscula arengando a sus ídolos a lo largo y a lo ancho del país.

Eso no se puede olvidar. Y seguimos diciendo que el aliento adentro muchas veces se transforma en auto-presión, más aún con un marco muy particular como lo es el paranaense, que canta y canta en la alegría, y se silencia, murmura en la incertidumbre, como suele insultar en la adversidad.

En cambio el futbolista que juega fuera de su casa y ve a ese puñado de fanáticos, de simpatizantes, de socios, y hasta de familiares, se potencia; toma esa presencia como un acicate, como un estímulo extra que trasciende lo táctico, lo estratégico, la virtud, el talento o la capacidad física y actitud psicofísica.

Por eso… Si bien consideramos que la conducta de la directiva de Patronato tiene mucho de “política”, o sea, hay una mesura en pos de no quedar como el novato sedicioso, insurrecto, revolucionario y así evitar “pases de factura” futuros, algo que -reiteramos- remarca una saludable dosis de sagacidad, de astucia directriz, en el Tiro Federal y Villa Sarmiento habrá que empezar a robustecer la idea de reeducar a la afición local en eso de no generar una presión contraria, en re-educar a la afición en eso de “cómo meter apremios o influencias” para hacerlos sentir bien forasteros a los contrarios y a las autoridades, o rezar para que los refuerzos traídos tengan esa cuota especial de sentirse torazos en rodeo ajeno.

No vaya a ser que por ser buenitos terminemos como “buenudos”. Hay algo muy claro… Es demencial pensar que la violencia sólo existe en los torneos del ascenso que organiza la AFA y que no hay disturbios en los certámenes que se disputan bajo el ala del Consejo Federal (que depende de la AFA) o en el de Primera División.

Pretender eliminar la violencia en el fútbol prohibiéndoles el ingreso a los hinchas visitantes es tan incongruente como intentar bajar el índice de asaltos decretando el toque de queda o sacando el ejercito y gendarmería a las calles.

La violencia no está solo en las canchas, está enquistada en la sociedad y no por ello hay que declarar un Estado de Sitio.

Peor aún… la violencia en Primera A es en algunos casos atroz, y sin embargo TODO ESTÁ PERMITIDO. En qué quedamos???…