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Levantaron el corte y la ruta 136 quedó liberada

El bloqueo de la ruta 136 se levantó a las 13.17 horas, después de un acto de los asambleístas de Arroyo donde se entonó el himno argentino y se dio lectura a una proclama. Fue el fin de 43 meses de corte del acceso al puente binacional General San Martín. Cuando las cámaras giraron hacia la barrera, ésta ya estaba levantada. Según la decisión de los asambleístas, la ruta se libera por 60 días a la espera de las decisiones de los gobiernos sobre el monitoreo ambiental a la planta de UPM (ex Botnia).

Los activistas están divididos. Algunos portaron ayer carteles que, a modo de vaticinio y sin resignación, expresaban: “faltan 60 días” para volver a cortar la ruta. Los más moderado, enviaron mensajes a los presidentes Cristina Fernández y José Mujica, para que acuerden una solución razonable de monitoreo, que no les dé motivo para retornar al piquete.

“Presidente Mujica: nosotros queremos quedarnos en nuestras casas. Por favor, no nos obligue a volver” dijo el activista Roberto Marchesini.

El coordinador de la asamblea, pidió que ambos presidentes no desaprovechen el “gesto” y busquen seriamente una solución al diferendo, “sin hacerse los distraídos”.

“Hoy comenzó la cuenta regresiva. De ustedes depende que la ruta siga liberada”, agregó Marchesini.

Juan Veronessi también le reclamó a Cristina Fernández de Kirchner que “no sea floja y exija lo que tenga que exigir al gobierno uruguayo”.

El activista del “ala dura” expresó que se retiró “el supuesto escollo, para que ahora se ocupen del verdadero problema”. Advirtió que de suceder “algún acontecimiento inesperado” volverán al corte antes de tiempo.

Veronessi, dijo que, al margen de Arroyo Verde, la asamblea intensificará las acciones y procurará “dialogar con el pueblo fraybentino, a pesar de que el gobierno uruguayo lo tiene expresamente prohibido por ley”.

“A los hermanos uruguayos, los esperamos de brazos abiertos, no así al gobierno uruguayo”, dijo.

La proclama de los asambleístas, leída por Miguel Lemes, advirtió que en caso de no emplearse “todas las energías jurídicas y políticas para solucionar este conflicto” la “protesta social” continuará. Insistió que la consigna de Gualeguaychú, “es que Botnia se vaya del río Uruguay, por ser una empresa ilegal y contaminante”.

El documento incluyó diez reclamos que la asamblea, que se expresa como representante de todo Gualeguaychú, exige a cambio de “correrse” de la ruta.

“Que se entienda bien, Gualeguaychú no va a aflojar. Esto es un gesto de buena voluntad”, decían enormes pancartas que se alzaban entre banderas de Argentina y de la provincia de Entre Ríos.

A los primeros argentinos que cruzaron hacia Uruguay, algunos activistas les entregaron volantes y les decían “no se olviden de llevar tapabocas”, relata El País digital.

“Usted ahora puede pasar por acá, pero sepa que al hacerlo está pisoteando nuestra dignidad”, dijo otro asambleísta, molesto con el aluvión de argentinos que venían a Uruguay.

Entre los primeros en pasar se encontraba un ciudadano noruego que trabaja en Nueva Palmira y vive en Buenos Aires. Edgard Braekke dijo que hasta ayer cruzaba en Buquebús. “Ahora pasar por el puente, no sólo me da autonomía. Además me posibilita ahorrar más del 50% del costo en cada viaje”, señaló.

Óscar González fue el primer uruguayo en cruzar la frontera liberada. Venía desde Carmelo, acompañado de su esposa. “Lamentablemente hemos sido rehenes de esta situación. Dios quiera que esto prospere y se pueda salir airoso”, expresó el coloniense que viajaba hasta Larroque, a un cumpleaños.

Un poco más atrás, venía Luis Olivan de Montevideo. Al acercarse a Arroyo Verde, señaló que “es un alivio saber que se está destrabando una situación no deseada; sobre todo por el enfrentamiento que se generó entre dos pueblos hermanos y el resentimiento que, lamentablemente, perdurará en el tiempo”.

Antes de seguir con destino a Rosario, estimó que “el tiempo dirá quién tiene razón y si la papelera contamina o no”.

Velocidad baja. La fisonomía del lugar se mantiene. Los pesados rodados que había colocado los ambientalistas serán retirados y una casilla de metal que oficia de cocina, deberá será desarmada. Esperan una intimación de Vialidad.

El refugio de material por ahora se mantendrá en pie, a pesar de estar a un metro y medio de la calzada. Para evitar tragedias, se colocaron guarda rails y pianitos despertadores a cincuenta metros de lo que fuera el bastión de Arroyo Verde.

Carteles indicadores informan que la velocidad de los vehículos debe aminorarse considerablemente hasta pasar por el lugar.

Al término de dos meses, se sabrá si las medidas adoptadas por la asamblea de Arroyo Verde el 19 de junio son transitorias o permanentes.

Del lado uruguayo la situación se mira con cierta desconfianza, pero no se pierde la esperanza de que esta vez “va en serio”.

Ayer, en menos de una hora, la explanada uruguaya del puente San Martín, estaba colmada de vehículos y las oficinas de Aduana y Migración, se vieron desbordadas.

Del lado uruguayo era todo alegría, parecía un recreo escolar. Ver llegar en Fray Bentos una caravana de decenas de vehículos evocó épocas de esplendor, en las que el puente General San Martín era la principal frontera terrestre del país.

Una relación a recomponerLEVANTAMIEN DEL CORTE

En Fray Bentos y Gualeguaychú, coinciden en que habrá que hacer un esfuerzo importante en procura de recomponer las deterioradas relaciones entre comunidades que históricamente estuvieron hermanadas.

Los fraybentinos sienten que fueron humillados y castigados injustamente con el piquete, que lejos de perjudicar a Botnia, provocó grandes secuelas sociales y económicas a la población.

Como contrapartida, los ambientalistas entienden que producto de las presiones y la manipulación del gobierno, el pueblo uruguayo no se informó adecuadamente de los efectos nocivos que provoca una fábrica de la envergadura de Botnia.

Ahora que el puente se abrió, con el correr de los días se podrá tomar el pulso al relacionamiento entre argentinos y uruguayos en esta zona del río Uruguay.

Jorge Friztler advirtió que no se hacía cargo de lo que pudiera pasarle a los fraybentinos que vayan a Gualeguaychú.

Desde la asamblea, se había sostenido insistentemente que el piquete de Arroyo Verde, funcionaba como una barrera de contención que evitaba enfrentamientos entre vecinos de ambas márgenes con posiciones radicalizadas. Sin embargo, de los casi 80.000 habitantes de la ciudad entrerriana apenas un 1% fue a la asamblea que decidió la “tregua”.

El ambientalista Andrés Rivas fue más tremendista: “No me quiero imaginar si por Gualeguaychú, cruzaran camiones para Botnia. Podría llegar a pasar cualquier cosa e, indudablemente, el conflicto se agravaría aún más”, advirtió.