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Insoportable especulación: Una semana preelectoral con góndolas desabastecidas, aumentos preventivos y dolarización de los precios

A escasos días de las Elecciones Generales 2023, el abastecimiento en las góndolas e, incluso, en las fábricas se “entorpeció”. Así lo definen los empresarios, que comenzaron a lidiar con la falta de materias primas para la producción o la ralentización de las entregas pactadas con anterioridad. Sin haberse roto la cadena de proveedores, la ausencia de un precio final o las ofertas acotadas en cantidad se multiplicaron desde el inicio de la corrida cambiaria de la semana pasada y se sostienen en la semana preelectoral, a pesar de la calma en el dólar informal.

Fuentes empresarias consultadas confirmaron que “la falta de entrega de mercadería se hizo una constante en los últimos días”, pero señalaron que “si se buscan alternativas, se consiguen productos o insumos para evitar que se deje pare la producción”. Sin embargo, admitieron que “conseguir repuestos o bienes intermedios se tornó en un trabajo adicional, con ausencia de un precio real”.

Sucede que las expectativas de devaluación post elecciones generales es “alta”, en el mundo empresario. “Nadie quiere vender hasta después del lunes y ver qué va a pasar. Se especula con eso”, confió a este medio el dueño de una empresa pyme industrial, que fabrica productos de primera necesidad. “La presión sobre los dólares alternativos tiene, como única salida, una devaluación, tarde o temprano”, razonó otro dueño de empresa, en este caso, comercial.

“Yo estoy vendiendo, porque no podemos dejar de hacerlo; pero sí es cierto que hay muchos sectores y rubros que no están vendiendo y están stockeados, porque no saben qué va a pasar, especialmente aquellos que tienen valor dólar”, admitió un fabricante pyme, que tiene más de 60 empleados y que no puede detener la producción. Esa misma fuente, aclaró, que el consumo comenzó a debilitarse por la pérdida del poder adquisitivo, ante el impacto de la inflación.

A pocas horas de las elecciones, las entidades empresarias comenzaron a hacer equilibrio entre los reclamos de sus socios territoriales, sectoriales e individuales, que sufren el congelamiento de las importaciones y el incremento de la deuda comercial en dólares, y el malestar del Gobierno que intenta dar respuestas a cuentagotas mientras pelea por la disparada de los dólares paralelos. “No podemos quedarnos callados, pero también hay que ser prudentes para no partidizar los reclamos”, admitió uno de los integrantes de la mesa chica de la Unión Industrial Argentina (UIA).

“Los que te venden, lo hacen al doble de su valor real. El fierro es mucho más caro, las acerías no venden nada o, en el mejor de los casos, lo hacen con remito abierto. Me pasó con materiales que compré, pero que lo tendré que pagar al valor del dólar pos elecciones”, afirmó el dueño de una metalúrgica, que pidió mantener off the record su confesión.

La confirmación llegó, también, de la mano de un industrial que reporta en la UIA: “todos se están cubriendo en alguna medida”. Y agregó: Algunos, con el precio; otros, no entregando; los demás, negociando el plazo, por si hay devaluación; o acordando el pago al valor de dólar que esté al momento de pago. Todo es un gran problema”.

Sin informe preciso, en el día a día los empresarios comenzaron a ver una caída del consumo y de la actividad. En principio, “se evidenció un corrimiento en las compras, con bajas de hasta el 30% en productos de primera marca, aunque compensados por sustitutos de menor calidad”, señaló una fuente del sector privado. Un ejemplo está en el sostenimiento del consumo de leche fluida, pero repartida en distintas marcas; o, la suba de las ventas de arroz y fideos, por menor precio o por capacidad de stockeo. “Hay productos que se mantienen a buenos precios, pero otros se dispararon a la espera de una nueva devaluación.

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