Honras a la Virgen del Rosario, patrona de Paraná
Ante un gran número de fieles, se celebró este miércoles 7 la Fiesta Patronal en honor a la Virgen del Rosario, Fundadora y Patrona de Paraná y de toda la arquidiócesis. La tradicional procesión por las calles céntricas tuvo lugar desde las 17.30 y fue acompañada por autoridades religiosas, civiles, alumnos de colegios locales y la comunidad en general. Posteriormente, en el atrio de la Catedral se celebró la Santa Misa, presidida por nuestro Arzobispo, Juan Alberto Puiggari, con la presencia del Cardenal Karlic y sacerdotes, quien pidió “una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación en este camino al Bicentenario” y se mostró partidario de una vida religiosa “que sale de sus templos, que sale de sus sacristías”.
La multitudinaria procesión recorrió las calles adyacentes a la Iglesia Catedral. En medio, marcharon fieles, alumnos de establecimientos educativos religiosos, seminaristas, monjas, sacerdotes, el arzobispo Juan Alberto Puiggari, el cardenal Estanislao Karlic, y la imagen histórica de la Virgen del Rosario.
“El amor a la Virgen fue el lazo de unidad y factor de progreso para los primeros habitantes de la villa”, destacó Puiggari en el comienzo de su oratoria.
Habló de un “tiempo de renovación y conversión pastoral”, y expuso la necesidad de que la Iglesia Católica replantee su misión, poniendo de relieve “queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad de nuestro pueblo”, pidiendo “una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación en este camino al Bicentenario”.
Puiggari exhortó a conformar “una Iglesia comprometida con la vida, desde su concepción hasta la muerte natural. Con la cultura, con nuestros hermanos que sufren cualquier tipo de necesidad”, e hizo una enfática defensa de la familia desde la concepción católica: “Hablar de la Madre nos lleva necesariamente a pensar en la vida y en la familia, dones maravillosos de Dios”, dijo, recordando que en Roma se celebra por estos días el Sínodo de la Familia.
“Debemos unirnos, entonces en la oración y en el desafío de multiplicar gestos, actitudes, acciones que manifiesten el compromiso ante la vida humana. El rostro humano que podemos percibir en el seno de una madre, nos piden acoger el don y cuidarlo. El rostro humano de cada niño y, en especial, de aquellos que son explotados, abandonados, sumidos en extrema pobreza, nos interpelan a acoger y cuidar el don. El rostro humano en los jóvenes que en la desesperación han llegado al alcohol o a la droga, que sufren la orfandad de adultos que los guíen y eduquen para descubrir el sentido de sus vidas nos interpelan a acoger y cuidar el don”
Y añadió: “El rostro humano de cada anciano y de cada enfermo; el rostro humano de cada hombre y cada mujer, en toda situación y en especial en aquellos contextos en que hacen peligrar su dignidad nos interpelan a acoger y cuidar el don maravilloso de la vida humana. No nos cansemos de predicar el Evangelio de la vida”.