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Cuestión de Estado: la angustia cada 4 años no cesa

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- No es novedoso. Es una circunstancia que lamentablemente se repite cada cuatro años en el seno de la administración pública provincial y comunal, sea en Casa de Gobierno como Palacio Municipal y reparticiones, o entes oficiales. La angustia de empleados públicos sin estabilidad laboral es un flagelo que algún día debe cesar.

 

Basta entrar a la Casa Gris, al edificio principal del municipio, y/o a distintas oficinas externas o edificios de las Administraciones Públicas del Estado entrerriano o de la Comuna paranaense para percatarse de microclimas en los cuales flota perceptiblemente una tensión que desencaja rostros.

 

Es que siguen sin resolverse desde hace muchos años Suplencias Ordinarias y Extraordinarias, Contratos de Servicio y de Obra, como re-categorizaciones postergadas o afectaciones y adscripciones.

Si a ello se le suman reconocimientos por militancia, positivos para los vencedores y negativos para los derrotados, es indudable que la circunstancia se erige en un cuadro donde sobra la angustia.

La herencia para cada mandatario electo y sus autoridades máximas de Gabinete y Secretarías, Subsecretarías o Direcciones es HISTÓRICAMENTE muy pesada. Lo triste, lo aciago, es que, desde el advenimiento de la democracia, ello -en vez de reducirse y/o evitarse-, se ha incrementado, especialmente por las promesas y/o compromisos pre-eleccionarios.

Sin embargo, todo se potencia por la falta de decisiones en lo inherente a analizar caso por caso, en tiempos prudenciales, o sea, con la necesaria antelación, y resolver situaciones comunicando a sindicatos y gremios los argumentos irrebatibles en cuanto a las determinaciones adoptadas.

 

Basta realizar un repaso por cada antecedente laboral, y de modo fundamental estudiar en profundidad capacidades, aptitudes como actitudes, para afrontar medidas, sean positivas o de esas que duelen.

Y me dirán que son miles y miles de legajos entonces los que se deben examinar… Por ende, mi parecer interpreta que si son “miles y miles…” los casos de incertidumbre, de angustia, de perplejidad, de dilema, estamos refiriéndonos a “miles” de entrerrianos que SUFREN porque no se ha creado un ente con especialistas dotados de todas las herramientas, para abordar un peritaje caso por caso de los agentes en constante cuadro de fluctuación, inestabilidad o INSEGURIDAD laboral.

 

En sí, hay un Ministerio de Desarrollo Social, Empleo, Ciencia y Tecnología, como igualmente Direcciones de Personal en diferentes estamentos de la Administración, que deberían abogar por ello, y no esperar a los tiempos de comicios para que vuelva a constatarse ese estado de tormento, de aflicción de tantos empleados públicos que temen por lo que ocurrirá tras la asunción de las nuevas autoridades.

No es tan fácil, pero tampoco IMPOSIBLE, crear las condiciones para que expertos en psicología, sociología, en recursos humanos, en relaciones públicas y otras disciplinas propendan a mejorar las contribuciones productivas del personal a la organización del Estado sea provincial como comunal, de manera que sean responsables desde un punto de vista estratégico, ético y social.

 

La eficiente administración de los recursos humanos ayuda a los gobernantes a utilizar su capacidad al máximo de los trabajadores, apuntando a la eficiencia, productividad y calidad en los servicios; pero si el personal no está adecuadamente seleccionado y capacitado habrá algunos pocos capacitados y cada vez más parásitos, inservibles, o seguirán pululando los tristemente célebres “ñoquis” o “congelados”. Esos que por alguna razón “x” cobran un salario sin prestar tareas concretas, siendo algunos de ellos (injustamente e indignamente desplazados al “freezer”) mucho más capaces que varios de los inútiles a los cuáles aludimos, o de ciertos empleados de planta que solo existen para cumplir el rito de marcar tarjeta o poner la huella digital y no contribuir en NADA; peor aún… estando listos para hacer circular rumores, chismes y hasta crear situaciones enojosas con el solo hecho de subsistir DIVIDIENDO.

 

Alguna vez, ALGUIEN debe tomar la decisión de conformar en Casa de Gobierno y Municipalidad esa área que ESTUDIE A CONCIENCIA los casos de esos “miles y miles…” de agentes que zozobran cada cuatro años.

Alguna vez, ALGUIEN debe tomar la medida de SABER DELEGAR y que no todo termine en altos y altos de expedientes para que Gobernador y Vice, o Intendente decidan la palabra FINAL, postergándose cada cuatro años durante meses y meses situaciones individuales de agentes que se enferman por tanta carga de preocupación, de inquietud.

Alguna vez, ALGUIEN debe comprender que se debe terminar con promesas de campaña y seguir metiendo gente INCAPAZ, INEPTA a la Administración Pública por el solo hecho de haber sido abnegados soldados en la lucha política.

 

El Estado necesita de gente capaz, idónea.  Necesita de políticos honestos que sepan seleccionar funciones laborales de sus empleados y no tengan sobre sus espaldas el débito constante de cumplir no solo con “juramentos” propios sino, especialmente, con legados ajenos y cuando soporten sucesiones ilegítimas o fraudulentas DENUNCIARLAS PÚBLICAMENTE para que la ciudadanía TODA se entere de lo que hizo su antecesor (ejemplo, antes de abdicar meter compulsivamente nuevos “empleados” generalmente amigos o familiares de…).

Para ello deben saber obrar con MENTE y CORAZÓN pero, esencialmente, con mesura, excelso discernimiento y despojándose de toda ideología partidaria.

Deben entender que DE NADA SIRVEN “compañeros o correligionarios” improductivos, infecundos. Solo se transforman a la corta o a la larga en lastres incomodísimos.

 

Y a pocos días de asumir su segundo mandato consecutivo, Sergio Urribarri; como a escaso lapso de afrontar su deber como primera intendenta de Paraná, Blanca Osuna; deberían leer con mucha atención estas humildes líneas y CONFIRMAR mañana mismo dos decisiones cruciales:

– comunicar a cada empleado estatal SIN ESTABILIDAD AÚN pero con una antigüedad básica VERIFICABLE que no se quedarán sin sus cargos (o disposiciones internas), suplencias, contratos, adscripciones y/o afectaciones; que podrán disfrutar de unas Felices Fiestas y merecidas vacaciones no afectando en especial a padres y madres de Familia;

– a la vez que PROMOVER la creación de esos Cuerpos dotados de especialistas en Recursos Humanos que a partir del 11 de diciembre se pongan manos a la obra en un plan de reestructuración de ambas Administraciones Públicas para que de aquí a 4 años más ya no haya rostros desencajados, mustios, y no circulen tantos murmullos o cuchicheos malignos ante el respectivo cambio de autoridades.

 

En especial, el Señor Gobernador ha dado muestra cabal de una sensibilidad humana que muy pocos gobernantes en la historia de ésta provincia lograron transmitir a sus ciudadanos. Él, más que nadie, debe forjar una consciencia en cuanto a que, a pocos días de la Navidad y el Año Nuevo, no se puede sufrir tanta desazón por el simple hecho de no saber, en algunos casos, si en los primeros días de diciembre algunos agentes continuarán percibiendo sus haberes por bajas de contratos el 30 de noviembre, o si deben dejar sus oficinas el 10 de diciembre tras hallarse afectados a distintas reparticiones.

 

No obstante, en definitiva, ambos se deben al Pueblo que los ungió con su confianza mayoritariamente. Ambos deben percatarse que en la última compulsa electoral hubo rivales vencidos y que dentro de la misma ciudadanía hubo otro porcentual que no los votó y son los estamentos desde los cuales especialmente, operan “expertos” en gestar climas intestinos adversos dentro de la Administración, potenciando las incertezas y angustias de muchos que temen quedarse el 11 de diciembre, A DOS SEMANAS DE LAS FIESTAS, sin su más básica fuente de trabajo porque golpean puertas, apelan a toda clase de método comunicacional, y no se los atiende.

O peor aún… se les dice “arreglen con quien me sucede…”, acrecentando los nervios y las dudas en torno a sus futuros, en especial de aquellos que demostraron durante éstos últimos cuatro años lealtad, honradez, idoneidad y espíritu constructivo o aquellos que supieron soportar el confinamiento, el anonimato laboral vaya uno a saber por qué razón, sin chances de ratificar sus valías, sus capacidades.