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Cristian, a secas … Un romántico rosarino

Paradójico, contradictorio, pero un ARTISTA de la música con mayúsculas. Se llama Cristian. Se sorprendió con nuestra requisitoria y explicó que no está habituado a la exposición periodística. Contó que es rosarino y hace casi un mes se afincó en Paraná trayendo un repertorio melódico que cautiva a los transeúntes en la Peatonal. Galería de fotos.

 

“Mis padres son cantantes, de tango. Y son muy buenos por cierto. Yo heredé ese gusto por la música y aquí estoy”, explicó con rostro sonrojado por el interés de la cronista y el circunstancial fotógrafo.

Bellísimo. Así de simple. Con un toque mezcla bohemio, mezcla hippie pero con un rostro de Top Model que no pasa desapercibido.

 

Claro… No todo es cáscara. Lo mejor de él viene en las interpretaciones. Nos hubiese gustado charlar más, conocerlo, y que la gente lo conozca. Sin embargo, sin gesto adusto, amablemente, explicó que “no voy a eventos, no voy a fiestas, no acepto contrataciones, no tengo tarjetas. Por eso soy Cristian, a secas. Mi público es la gente que va a su trabajo, la que está en los comercios, los chicos y las chicas que van a la Escuela, los ancianos. Amo esto, cantar al aire libre, en las veredas”.

 

Un bajo perfil extremo. ¿Conveniente? El tiempo dirá. Hoy su tarjeta de presentación es la voz que surge del corazón y lo que irradia.

Él es feliz así. Se siente colmado con el reconocimiento cotidiano y no con las luces de los escenarios, o mucho menos los flashes de las cámaras.

 

Tiene 24 años. Seguro que llenos de ideales y una humildad distintiva. Cristian brilla con luz propia, una pinta descomunal y una voz melosa, dulcísima que ocasiona un efecto muy loco: seduce a ancianas, señoras de las cuatro décadas y adolescentes por igual que le llenan de billetes su gorra.

 

El fin de la brevísima charla tuvo un mensaje asombroso, ratificando que nadie es profeta en su tierra: “Me encanta Paraná. Cuando salí de Rosario me puse por objetivo viajar y conocer muchos lugares. Llegué a Paraná, me fue recontra bien, la gente me valora muchísimo, me conocen más acá que en Rosario, y hasta la gente de Cultura Municipal se portó muy bien. Así que estoy buscando alquilar algo y residir en esta ciudad”.

 

Tal vez, algún día… Se percate que quizás no vivirá por siempre “a la gorra”. Pasta tiene para algo más… El tiempo dirá si supo explotar ese talento tapado por una mesura recondita que suele derivar en una progresiva monotonía y el caer inexorablemente en la intrascendencia. Dios lo bendiga. Tiene muchísimo para dar. Solo le resta abrirse un poco más, tal como lo hace tan bien cuando canta.