Elecciones en Brasil: Lula ganó, pero habrá ballottage
|En las elecciones más polarizadas de la historia del mayor país de América Latina, el nuevo presidente volverá a definirse en un ballottage tras un resultado que pocos preveían: el exmandatario Luiz Inacio de Lula da Silva, que confiaba en un triunfo en primera vuelta, logró el 47,8% de los votos válidos y competirá con el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que alcanzó el 43,7%, muy por encima de lo que anticipaban las encuestas, y que llegará con aspiraciones renovadas al segundo turno, el 30 de octubre.
Para Lula, que buscaba dar un golpe de efecto en su resurrección política tras el trauma de las condenas por corrupción, el estrecho resultado, con una diferencia de 5,4 millones de votos, marcó un frenazo que nadie esperaba en el Partido de los Trabajadores (PT), entusiasta en el cierre de la campaña. En cambio, para Bolsonaro -que en 2018 había sorprendido al mundo al derrotar en ballottage al entonces delfín de Lula, Fernando Haddad- resultó un envión que le permitirá encarar con otras aspiraciones las cuatro semanas que restan hasta el ballottage, que se anticipan dramáticas.
Más allá de quedar segundo detrás de Lula, el gran éxito para el presidente ha sido la ola bolsonarista que avanzó en varias regiones del país y en la decisiva elección para el Congreso, que tendrá un fuerte perfil conservador, sobre todo en el Senado, donde se renovaba un tercio de los escaños. En la disputa por la gobernación de San Pablo, el motor económico del país, el candidato bolsonarista, Tarsicio de Freitas (Republicanos), también dio la sorpresa al quedar primero con el 42,4% de los votos por delante de Haddad (35,6%), cuando las encuestas anticipaban un primer puesto del candidato de Lula. Ese resultado marcó el fin de la hegemonía del PSDB.
El tanto, el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, aliado de Bolsonaro, fue reelecto para comandar el estado con el 58,2% de los votos. Y en Minas Gerais, otro de los estados claves del país, Romeu Zema, del partido Novo (afín al bolsonarismo) fue reelecto con más del 53% de los votos.
Ese avance conservador representará un enorme desafío para Lula en caso de que finalmente gane la presidencia en el ballottage. Los expertos advierten que el expresidente se enfrentaría a un escenario muy adverso en el Congreso, reacio a las reformas que intentaría aplicar el líder del PT para su agenda social.
Tras la sorpresa por el avance bolsonarista, ahora se abre otra pulseada feroz en la campaña electoral, en la que los dos candidatos tendrán que reenfocar sus estrategias en seducir a los votantes de Simone Tebet (MDB, 4,2%) y de Ciro Gomes (PDT, 3%), además de lo obtenido por otros siete contendientes, los votos blancos, nulos y los que se ausentaron. Los desempeños de Tebet y Gomes estuvieron por debajo de los previsto, lo que refleja un grado de polarización entre antipetismo y antibolsonarismo
América Latina también siguió con máxima atención los comicios. Tras los años de distanciamientos y disputas con la gestión bolsonarista, los líderes de la izquierda regional, como Alberto Fernández, apostaban a un triunfo de Lula en primera vuelta para recomponer lazos con la mayor potencia latinoamericana.
Los expertos señalan que, de cara a la campaña para el ballottage, el excelente resultado obtenido por Bolsonaro refuerza su discurso de que “no se puede confiar en las encuestas”, dinamizará a sus simpatizantes más radicales y aumentará el riesgo de violencia política en caso de que rechace los resultados si fuera derrotado el 30 de octubre.
Ahora en la campaña de Lula, por momentos incrédula cuando se revelaban los resultados, se aferran a un dato clave: desde le redemocratización en Brasil, en 1985, siempre el candidato más votado en primera vuelta resultó vencedor en el ballottage, como pasó con el propio líder del PT en 2002 y 2006. En un recuento dramático, que lo mostró a Bolsonaro en primer lugar desde el inicio, solo cuando el Tribunal Superior Electoral publicó el 70% de los votos válidos Lula pasó al frente. Esa actualización fue recibida con alivio por los simpatizantes del PT en el búnker de Lula en un hotel del centro de San Pablo, y entre sus seguidores concentrados en la Avenida Paulista, a la espera del discurso del expresidente.