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Zelensky le pidió al papa Francisco que condene los crímenes de Putin: “No puede haber igualdad entre víctima y agresor”

En una capital lluviosa y blindada como nunca -con miles de agentes, francotiradores apostados, vallados-, el papa Francisco recibió hoy en el Vaticano al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, con el firme deseo de poder hacer algo para frenar la “insensata” guerra desencadenada hace 444 días por Vladimir Putin en el corazón de Europa.

Tras el mano a mano, el mandatario publicó un mensaje en redes en que aseguró que le pidió al líder de la Iglesia que “condene los crímenes” que lleva a cabo en su país el Ejército de Rusia.

En medio de enorme expectativa de que el encuentro pueda de alguna manera servir para una futura solución diplomática -algo más que difícil en este momento-, Zelensky, de 45 años, fue recibido por el Pontífice pasadas las cuatro de la tarde locales, en una visita privada que duró aproximadamente 40 minutos -según indicó el Vaticano- que no tuvo lugar en el Palacio Apostólico, sino en la dominada sala de Il Fungo (el Hongo), adyacente al Aula Pablo VI y cercana a la residencia de Santa Marta.

El presidente llegó hasta allí en un convoy de camionetas que cruzaron velozmente la plaza San Pedro y pasaron debajo del Arco de las Campanas, en medio de un dispositivo de seguridad imponente, mucho mayor al que se había visto cuando visitaron al Papa presidentes de los Estados Unidos.

En la puerta del Aula de Il Fungo no solo se veían guardias suizos con alabardas, sino también, uniformados del Ejército ucraniano que protegen a sol y sombra al mandatario, que, todo el mundo, sabe, es un objetivo de la Rusia de Putin.

Francisco, que suele rezar por la “martirizada” Ucrania todos los domingos y los miércoles, recibió en la puerta del Aula a Zelensky, que como siempre llegó vestido con ropa militar. “Gracias por la visita”, le dijo cuando, poco después, se sentaron en el escritorio, donde tuvieron el cara a cara, acompañados por intérprete. Entonces Zelensky, poniéndose la mano en el corazón, le respondió: “Es un honor”.

Luego de aproximadamente 40 minutos, el presidente se retiró de la Santa Sede y tras ello publicó un mensaje en su Twitter, en el que brindó detalles de la conversación. “Me reuní con el papa Francisco. Estoy agradecido por su atención personal a la tragedia de millones de ucranianos. Hablé de decenas de miles de niños deportados. Debemos hacer todo lo posible para devolverlos a casa”, indicó en el posteo, que continuó con un reclamo: “Además, pedí condenar los crímenes en Ucrania. Porque no puede haber igualdad entre víctima y agresor. También hablé de nuestra fórmula de la paz como el único algoritmo efectivo para lograr una paz justa. Le propuse unirse a su implementación”.

Fue el segundo encuentro entre el Papa, de 86 años y el mandatario ucraniano, a quien ya había recibido en el Vaticano en febrero de 2020, cuando aún no había comenzado la guerra actual, que devastó a Ucrania, provocó cientos de miles de muertos e involucró a todo el mundo. Entonces, en ese primer mano a mano, se estaba librando un conflicto de baja intensidad en la región del Donbass, en el sudeste.

Tal como informó el Vaticano, el Papa le donó a Zelensky una obra de bronce que representa una rama de olivo, símbolo de paz, su Mensaje para la Paz de este año, su documento sobre Fraternidad Humana, un libro que recopiló todas sus intervenciones en favor de la paz en Ucrania. Zelensky, a su turno, le obsequió al Santo Padre una obra de arte de los más significativa, realizada con un chaleco antibalas sobre el que se pintó una Virgen y un cuadro titulado “Pérdida”, sobre la matanza de niños durante el conflicto.

El encuentro entre los dos fue el broche final de la primera visita que Zelensky hizo a Italia desde el comienzo de la invasión a gran escala de su país, el 24 de febrero del año pasado, con la que, como explicó, quiso agradecer el fuerte respaldo de los italianos. El mandatario, que llegó pasadas las 10 de la mañana al aeropuerto de Ciampino, primero tuvo una reunión con el presidente de Italia, Sergio Mattarella en el Palacio del Quirinal y luego un cara a cara de 70 minutos con la primera ministra, Giorgia Meloni, en Palacio Chigi.

En una conferencia de prensa conjunta, Meloni, quien no tuvo dudas en seguir la política de respaldo absoluto a Ucrania puesta en marcha por su predecesor, Mario Draghi, reconfirmó sin medias tintas ese respaldo político, económico, militar y diplomático, “a 360 grados”, de Italia a Ucrania, país víctima de “una injusta y brutal agresión”.

“Estoy aquí para agradecer su ayuda y abrazar a todos los italianos que le dieron refugio en el país a los ucranianos. Nunca olvidaremos esto”, dijo Zelensky, que para dar una idea de la brutalidad de la guerra que está sufriendo su país, subrayó que desde la medianoche de ayer a las 7 de la mañana de hoy, las baterías de defensa antiaéreas habían abatido 17 drones iraníes lanzados por Rusia.

El papa y Zelensky -que ya habían hablado por teléfono dos veces y que estuvieron en contacto desde el comienzo a través de diversos interlocutores, el último, el primer ministro, Denys Shmyhal-, también hablaron de eso.

“Los temas del coloquio son referibles a la situación humanitaria y política de Ucrania provocada por la guerra en curso”, indicó un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano. “El Papa ha asegurado su oración constante, testimoniada por sus muchos llamados públicos y la invocación continua al Señor por la paz, desde febrero del año pasado”, agregó.

“Los dos estuvieron de acuerdo en la necesidad de continuar los esfuerzos humanitarios para ayudar a la población. El Papa ha subrayado en particular la necesidad urgente de ‘gestos de humanidad’ hacia las personas más frágiles, víctimas inocentes del conflicto”, añadió el texto oficial, que se cree aludió de esta forma a los miles de niños deportados por Rusia.

Estas palabras llegan luego de que el líder de la Iglesia católica, al regresar a fin de abril desde Hungría, país fronterizo con Ucrania, llamara a “esfuerzos creativos” para la paz y revelara “una misión en curso” de la Santa Sede para intentar frenar la guerra. En ese marco se aseguró que el Vaticano iba a mediar para la liberación de niños secuestrados, tal como le había pedido el primer ministro ucraniano, Shmyhal, a quien recibió poco antes de ese viaje.

 

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