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Veda Electoral: redes sociales, una sagaz alternativa

Tal como dicta la justicia electoral, 48 horas antes de cada acto eleccionario se debe terminar con la difusión de todo tipo de propaganda de campaña en cualquier medio de comunicación. Pero como los tiempos cambian muchos más rápido que las leyes, algo que se veía venir, comenzó a hacer ruido. Desde la exitosa campaña de Obama, apoyada en gran medida en su inteligente y moderna campaña digital, todos los políticos comenzaron a invadir las redes sociales en la búsqueda de esa afinidad que muchas veces les resulta esquiva en la vida real.

 

Facebook, Twitter, Youtube, Flickr, Twitcams, incluso intervenciones en la vía pública registradas para las redes sociales se han convertido en el universo paralelo de las campañas, aún sin saber fehacientemente si suman algún voto al candidato, pero que sin dudas les genera una nueva presencia y dinámica a lo que quieren decir en tiempo real.

 

Como decíamos, para la justicia algunos procesos de cambio resultan lentos y en las pasadas elecciones primarias del pasado 14 de agosto se generó un fuerte debate en torno a la participación e influencia de las redes sociales en el último tramo previo a la votación y de qué manera podría esto influir en la decisión del gran porcentaje de ciudadanos que no habían definido su voto.

 

A pesar de que la Justicia Electoral intentó frenar la difusión de la militancia por estos canales virtuales, poco pudo hacer ya que no figura en ningún párrafo de la Ley de Veda Electoral este tipo de herramientas de propaganda.

 

Tullio confirma la presunción

 

El Director Electoral Alejandro Tullio informó que para las elecciones del 23 de octubre las redes sociales no estarán alcanzadas por las restricciones previas a la votación, con la aclaración de que esto sólo regirá para los ciudadanos y los candidatos no podrán utilizar este recurso para seguir haciendo publicidad.

 

Con respecto a esta decisión, se expresó de una forma vaga y un tanto confusa: “En un medio de comunicación masivo, está la responsabilidad del periodista y del propio medio, en cambio, el Twittter, por ejemplo, no tiene dueño, no hay edición”

 

En los tiempos que corren, donde un personaje de la farándula con 500 mil seguidores puede torcer sin mucho esfuerzo una elección municipal en un pueblo pequeño, o donde gran parte de la estructura de red social de un candidato se apoya en sus cibermilitantes, parece un tanto arriesgado pensar que esta restricción que no alcanza a los ciudadanos sea inofensiva, tal como concluye Tullio al decir que “la transmisión de la opinión individual de un ciudadano en las redes sociales, por más que llegue a muchos, no implica la violación de la veda”.

 

Sin embargo, explicó que “los partidos y los candidatos no podrían, aún en las redes sociales, difundir un mensaje proselitista”.