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USA no es el cuco

Una actuación superlativa de Kevin Durant allanó el camino para que Estados Unidos derrote en la Caja Mágica a España por 86 a 85.

Durant decidió la primera y más dura derrota de España en esta preparación premundialista. Además de 25 mortales puntos, estampó sendos tapones decisivos a Ricky Rubio y Rudy Fernández, cuando estos se jugaron los dos últimos tiros que valían el triunfo de España.

El partido expiró en el tapón final que KD (2,28 de envergadura en extensión de brazos) propinó a Rudy.

Está claro que sin Durant, EE UU no hubiera ganado, pero tampoco está claro que mereciera perder: con o sin el nuevo fenómeno de Oklahoma City Thunder.

EE UU apostó por una declaración de principios y combatió con sus mejores armas: la selección del Coach Krzyzewski subió una o dos velocidades en defensa: relámpagos de ayudas y salidas explosivas.

Con el juego hecho un concurso de atletismo, España necesitaba ir a velocidad forzada. Perdió el control y, por el minuto cinco, se cruzó con 3-16 para Estados Unidos. EE UU defendía en otra dimensión. La dimensión de una defensa imbatible, una defensa que no se puede defender.

España perdió el primer cuarto por 16-23 pero con 2/12 en tiros de dos puntos, poco más del 16%. Ricky y Navarro se activaron, pero un minuto antes del descanso, España caía por 31-45. Los americanos fueron a una zona 2-1-2 de recurso, la que Krzyzewski coloca en su Universidad, Duke. Y España, con los resortes desquiciados, llegó al descanso (33-45) con 10/35 en el total de tiros, algo más del 28%. Peor: con el control perdido.

Dos estocadas

Con no demasiada conjunción, EE UU bajó el ritmo. Scariolo, que lee ahora Dueños de nuestro destino, ordenó subir en defensa y dejó la batuta a Ricky y Navarro, que en el minuto 25 acercó a España: 53-55. Surgió Marc Gasol.

Pero EE UU resistía de la mano de Durant, lanzado como en un partido de playoff, en un ambiente ardiente. A 1:45, España pasó al frente, una cosa de magia que Ricky sirvió a Felipe Reyes: 82-80.

El resto, 105 segundos sobre la cuchilla. Aparecieron Durant, Rose y, a 25 segundos, Navarro: 85-84. Rose anotó dos tiros libres vitales y, al fin, llegaron los dos tapones de Durant, dos estocadas. “¿Por qué yo?”, puede preguntarse el fenómeno de Oklahoma. Porque ha nacido una estrella en la NBA. Justo: Kevin Durant.