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Un muerto y un herido grave en un violento choque sindical

Otra vez una disputa sindical terminó resolviéndose a los tiros en la Argentina. Murió un muchacho de 23 años, una mujer de 56 recibió un balazo en la cabeza: se halla en gravísimo estado. Y un hombre de 30 recibió dos disparos, en la cola y en una pierna, pero está fuera de peligro.

Un grupo de ex trabajadores “tercerizados” del Ferrocarril Roca que reclaman su reincorporación a la empresa intentó–junto a militantes de organizaciones de izquierda– hacer una manifestación sobre las vías del tren en Avellaneda y cortar el servicio. Pero se encontraron con trabajadores de la Unión Ferroviaria dispuestos a impedir la protesta: primero les tiraron piedras y después los corrieron. Los militantes de izquierda ya huían cuando fueron atacados a tiros en Barracas: murió un muchacho de 23 años, una mujer de 56 recibió un balazo en la cabeza: se halla en gravísimo estado. Y un hombre de 30 recibió dos disparos, en la cola y en una pierna, pero está fuera de peligro.

Fue ayer a la tarde, en el porteño barrio de Barracas y a unos metros del Riachuelo. Un equipo de periodistas que estuvo presente en el ataque registró cómo uno de los atacantes describía a los manifestantes de izquierda como “piqueteros mugrientos”. Más tarde, un fotógrafo de Clarín oyó a otro decir: “Un zurdito menos”.

José Pedraza, secretario general de ese gremio, contestó: “Yo no puedo descartar nada. No tengo la certeza de quién disparó”. El sindicalista también recordó que él personalmente le había informado, el martes, al Gobierno que partidos de izquierda se movilizarían en el Ferrocarril Roca.

Los tres militantes baleados pertenecían al Partido Obrero. Mariano Esteban Ferreyra tenía 23 años y militaba desde los 14 en el PO. Cursaba el CBC en Avellaneda y quería estudiar historia. Recibió un balazo en el abdomen. Según los médicos que lo recibieron, ya muerto, en el Argerich el disparo que recibió parecía hecho a quemarropa. Mariano murió en brazos de su amigo Damián Reynoso, mientras era llevado en una ambulancia al hospital: “Se fue poniendo pálido rápidamente mientras yo le decía ‘mirame’, ‘pestañeá’, ‘dame una señal’”, recordó a Clarín su amigo.

Elsa Rodríguez –56 años, 7 hijos, trabaja de empleada doméstica y milita desde hace 7 años en el PO– recibió un disparo en la cabeza. La bala se fragmentó dentro del cráneo y durante una extensa cirugía sólo pudieron sacarle algunas esquirlas; la mayor parte del proyectil sigue dentro de su cabeza. Su estado es muy grave con pronóstico reservado.

Nelson Aguirre, de 30 años, es militante del PO en Almirante Brown y está desocupado. Le pegaron un balazo en el muslo derecho y otro en el glúteo izquierdo. Se encuentra internado, pero fuera de peligro.

El PO, a través de un comunicado, responsabilizó por el ataque “en forma directa al secretario general de la Unión Ferroviaria, Pedraza, y al Gobierno Nacional sin lo cual hubiera sido imposible esta salvaje matanza”. El partido también denunció que “el accionar de la patota se realizo con total impunidad. El lugar de la agresión se transformó en una zona liberada, lo que habla de la complicidad de la Policía y de las fuerzas de seguridad”.

Según coincidieron diferentes militantes del PO que participaron de la protesta de ayer, durante gran parte de la manifestación hubo agentes y patrulleros de la Policía Federal que mantuvieron separados a los dos sectores. Ninguno de esos militantes, sin embargo, pudo recordar en qué momento los policías se fueron.

“Cuando nos atacaron la Policía ya no estaba”, aseguró Félix Wul, el médico y militante del PO que paró una ambulancia que pasaba de casualidad y cargó a los tres heridos para llevarlos al Argerich. El militante Marcelo Varterian sostuvo: “Vino una banda de matones, toda gente corpulenta, a atacarnos y la Policía dejó hacer. Esto fue planificado”.