Turistas dieron su veredicto: así ven a Paraná

Turistas de distintas partes del país y hasta extranjeros le bajaron el pulgar a Paraná en distintos aspectos. Un sondeo de opinión realizado en las puertas de los principales hoteles de la ciudad arrojó un saldo favorable en cuanto a la belleza de la ciudad, pero fueron más los puntos criticables que los méritos o acreencias reconocidas.

Hubo sensibles elogios esencialmente en cuanto a los matices de color de la ciudad por su naturaleza tan peculiar. Sin embargo, hubo un tirón de orejas para el estado de calles -baches y mala señalización- y plazas -área de juegos limitada por suciedad y/o deterioro o abandono de los mismos-, como la falta de diversión para niños y mayores. También hubo una queja unánime, los precios y la atención en diversos locales gastronómicos.

A lo largo de los últimos cuatro fines de semana, fueron 350 personas las abordadas por el sondeo de Cuestión Entrerriana.

Un total de 60 en la puerta y lobby del Howard Johnson Mayorazgo, 60 en el acceso al Maran Suites & Towers, 50 en el ingreso del Paraná Hotel, 30 en el Plaza Jardín, 30 en el Provincial, 30 en el Círculo, 30 en el San Jorge, 30 en el Alvear, y 30 en el Apart Tribunales.

Las edades de los entrevistados fluctuaron entre los 35 y los 64 años. La primera de las preguntas consistía en saber qué fue lo que más le gustó.

La segunda, lo que menos.

La tercera qué debería corregirse urgente.

La cuarta, que vacío o carencia tendría que llenarse y la quinta, crucial, inherente a si volverían.

Para el primer punto, un 100 % tuvo anuencia en esgrimir un elogio hacia las dotes otorgadas por la naturaleza a la capital entrerriana.

Las barrancas, el Parque Urquiza en sí, el río Paraná, sus costas y la posibilidad de desarrollar un turismo de tipo aventura acapararon las aprobaciones mayoritarias.

Otro aspecto muy alabado fue su ubicación geográfica ideal para conocer otras ciudades.

Varios ponderaron la arquitectura de sus principales monumentos: Casa de Gobierno, Catedral, Municipalidad, Escuela Normal, Correo, Iglesias como San Miguel y Nuestra Señora del Carmen, Biblioteca Popular y Teatro 3 de Febrero resultaron los más citados. Similares conceptos hubo hacia las esquinas céntricas, o para con el Club Social. Aunque no se ocultó la disconformidad en cuanto a los horarios de los museos.

Hubo algunos que destacaron la franja costera y se dio coincidencia en lo explotable que sería éste sector, inclusive todos citaron la lindura de la Costanera.

También se registraron palabras de alabanzas hacia el Rosedal, y Monumento al General Urquiza, como el Condor.

Fue sorprendente el común denominador arrojado en cuanto a una consignación: lo que significaría para la vista de la zona del Puerto explotar comercialmente los galpones y la estructura posterior o trasera con semejantes estructuras de vieja data que bien podrían convertirse en un centro comercial o en sí darle vida de alguna manera.

La frase muy utilizada fue: “qué desperdicio…”, haciendo extensivo ese pensamiento a la zona del “Parque Nuevo”, y Bajada Grande, no entendiendo varios lo poco desarrollado que está ese sector.

También hubo aquellos que se quedaron enamorados de lugares puntuales: uno totalmente lógico como el minicircuito de Bajada Los Vascos y calle que da al Puente de la Novia, otros no ocultaron su predilección por Pasaje Baucis y preguntaron que porque allí no se hace una Feria al aire libre de común acuerdo con los vecinos.

En lo que se refiere al Parque “Alto”, y los circuitos de las barrancas (zona de Yaguareté por ejemplo) todos quedaron extasiados con tanta preciosidad natural, pero se puso acento en la escasa vigilancia rotativa. Sí, se aclaró que policías hay pero lo que no hay es PREVENCION apuntándose que podría haber un pequeño destacamento en la zona equipado debidamente y personal que recorra permanentemente el área.

Muy alabado fue el Camberra enclavado junto al Pato Sirirí al que calificaron de “imagen imponente”.

Los contra

El estado de las calles, las veredas, y las plazas recibió críticas severísimas. Tanto los que llegaron en auto, como los que vinieron con bebés y por consiguiente con cochecitos para trasladarlos, como los turistas de la Tercera Edad no escatimaron reprobación al unísono y la palabra más escuchada fue “deplorable” lo rotas que están tantas arterias.

Otros consideraron que las plazas, sobre todo los juegos de los niños, presentan un aspecto poco atractivo, con juegos o deteriorados o que mínimamente dejan que desear.

También hubo apuntes para la falta de personal policial en plazas y parques, no así en la Costanera, algo que sí se reconoció positivamente pese a que en éste aspecto se detuvieron varios turistas a reflexionar.

Justamente, en éste último punto, fue unánime la apreciación: “lo hermosa que es la Costanera y el Parque se afea con cierta gente que por determinadas actitudes o irrespetuosidad a las normas de convivencia, le genera una alta cuota de inseguridad a cualquier hora a esta zona” (palabras más, palabras menos). Aquí se puso indisimulable atención o referencia a la zona del Balneario Municipal y al sector lindante -paradójico- al Monumento al Policía como al Puerto y área de Avenida Laurencena.

De la Costanera también se “amonestó” las roturas de diversos sectores y hubo algunos turistas que se sorprendieron al ver que ningún policía -de los que habitualmente hacen ronda sobre bicicletas o cuatriciclos- sacó de la zona lindante a la Oficina de Turismo a varios pequeños que retozaban en el agua en un sector inundado donde hay innumerables peligros.

También hubo fuertes críticas a los “Trapitos” que te exigen “cuidar o lavar el auto”, aunque esa coyuntura fue cuestionada también en distintos puntos de la ciudad.

En este sentido se hizo alusión a los “lava parabrisas” y a los chiquitos que piden limosna “en cualquier parte de la ciudad”.

Un dato interesante es que la mayoría de los padres de niños apuntaron que en las plazas visitadas hallaron muchos pequeños de humildes condiciones, solos y con conductas inadecuadas, al igual que hubo coincidencia total en relación a los areneros de las plazas con arena muy sucia, o a los espacios verdes plagados de materia fecal de mascotas o vidrios por la fiebre del jueves, viernes o sábado por la noche de los chicos que toman sin control y no conformes con ello rompen botellas.

Esta misma coyuntura tiene por epicentro según los reporteados, la Costanera, donde se reprocha la cantidad de chicos (o no tan chicos) sin control andando en bicicletas y haciendo peligrar la vida de los transeúntes.

Vale la pena que se reclamó mediante este sondeo a que la Comuna también haga la autocrítica en cuanto a la proliferación de perros “de la calle”, un detalle muy citado.

Hubo otros que le pegaron al tránsito, y la frase más sentida fue “qué mal se maneja en ésta ciudad” y/o “cuán poco se respeta las normas -en especial los semáforos- sobre todo los conductores de bicicletas y motos”.

Destacadísima -digamos que un 95 % lo señaló- fue la demanda de mejorar la señalización de los ingresos y egresos a la ciudad, no en sí en Laurencena, Ramírez, Don Bosco, o Avenida de las Américas, sino en las calles principales que desde el centro o zona del Parque derivarán en las salidas o a su vez en las entradas.

Un punto cuestionadísimo fue los carteles de las calles cambiados por manos anónimas que conllevaron complicaciones y/o confusiones.

Hasta las palomas no se salvaron del análisis y los turistas que recorrieron la Plaza 1° de Mayo se sintieron afectados por la flojedad de vientres de estos pájaros.

En otro orden se tildó la atención en los restaurantes y/o los horarios de atención de los mismos. Pocos tuvieron conceptos elogiosos hacia la actitud de los mozos, a quienes vieron mayoritariamente “apurados”, “poco amables”, “poco dispuestos”, “desganados” y peor aún, hubo no menos de cien respuestas coincidentes en que “al parecer los chef de Paraná no se equivocan y cuando uno reclama algo, el mozo hace caras feas o niega tal o cual pedido que debería dejar satisfecho al comensal” (reiteramos, palabras más… palabras menos…).

Sobre el horario, hubo casi total adhesión a que “luego de las 14,30 todos están desarmando las mesas, aún sábado, domingo o feriado y a la medianoche solo hallás comidas en las estaciones de servicio. Pasadas las 12 y media o una de la madrugada, ni siquiera lográs que te atiendan con un rostro simpático en los hoteles donde se anuncia que el bar está abierto las 24 horas” (no es textual, reiteramos…).

Los matrimonios o solteros y solteras de más de 35 años, se detuvieron en cuanto a que “no hay locales nocturnos de un nivel superior para disfrutar de buena música, tragos, gente linda, que te sientas seguro y puedas bailar. Todo está dedicado a la juventud o hay un par de lugares donde los adultos pueden ir pero sin garantías al ciento por ciento de pasar una buena noche por diferentes aspectos”.

Amén de lo vinculado a plazas, parques y paseos, los padres de pequeños en la generalidad resaltaron que los pocos salones de juegos tipo ‘Arcade’ están dominados por adolescentes o hasta por chicos de la calle; que el cine es muy caro para la poca comodidad o calidad y actualidad de películas que brinda; que no hay obras de teatro infantiles; que no hay Parque de Diversiones.

En éste punto cabe rescatar que hubo quienes tributaron aprobaciones hacia los paseos en lancha, al colectivo inglés y a algunas reservas de animales sitas en la periferia o lugares para cabalgar.

Algo muy, pero muy preocupante. Varios turistas reflejaron su disgusto porque el salir a caminar temprano un sábado o un domingo es una aventura riesgosa por la cantidad de jóvenes embriagados o excitados.

Los taxistas (No Identificados) de la Terminal fueron los más reprendidos por la “variedad” de tarifas que hay. Evidentemente que hay honestos y hay aprovechadores. Hubo una turista que vino para las recientes Olimpíadas de Institutos de Vivienda a la cual, desde la Terminal hasta el Howard, le cobraron 25 pesos!!!… Una canallada de esos que ‘se las saben todas’ y no vacilan en preguntar cuando se sube el turista al ‘Tacho’: “¿por dónde vamos…?”, añadiendo “soy nuevo en esto…”.

Y hablando de la Terminal, no menos de 50 entrevistados consideran que es muy pequeña, incómoda y se los ha atendido mal personal y telefónicamente.

Hubo un párrafo especial para la zona céntrica. Varios dedicaron su óptica a ésta área donde por un lado se criticó el horario estricto, como “los precios de shopping” (hablando de “Shopping” doscientos diez se sorprendieron porque no hay un Centro Comercial de ésta índole), y de los 350 más del 50 % confesó que no se sintieron cómodos al apreciar en la Peatonal mucha inseguridad.

Por último, doscientos quince turistas se asombraron por los horarios de los museos en los fines de semana, como anticipamos renglones arriba. Los que sí pudieron acceder se retiraron más que conformes con las muestras apreciadas.

Lo que se debe enmendar con premura

Globalizando las respuestas 3 y 4, en un ranking del tono de acidez de cada contestación, éste sería el Top Ten de demandas para hacerla más seductora a la ciudad:

1- Reparar calles, veredas, plazas (en especial limpieza y estado de los juegos).

2- Mayor y/o mejor señalización de acceso y egreso.

3- Incorporar mayor personal policial en plazas y parques.

4- Tributar más seguridad ejerciendo un rol de prevención en la zona céntrica.

5- Lanzar una campaña de concientización a los propietarios de perros respecto a los paseos de sus mascotas, y de modo concreto en el portar bolsitas para no dejar sus excrementos en cualquier lado.

6- Propender a que luego de la salida de los boliches se extremen los recaudos policiales y de limpieza municipal.

7- Señalización de calles (que no se cambie con tanta facilidad la cartelería, y se afecte así los sentidos de las mismas).

8- Mejor y mayor atención al cliente en bares y restaurantes, al igual que rever horarios de cierre.

9- Diversión para grandes y chicos fuera de lo atinente a las dotes naturales de la ciudad.

10- Concientizar a los taxistas y/o remiseros en cuanto a que, quizás, muchos de ellos, puedan ser la primera cara visible del turista que llega a Paraná y si desde el primer paso dado en la ciudad los estafan, es lógico que el prejuicio ya está incorporado.

Las perspectivas

Y aquí viene el remate seguramente esperado por los amigos que de alguna manera viven del turismo… De los trescientos cincuenta turistas:

un 20 % dijo que ya con haberla conocido está bien, aunque obviamente que si por trabajo o razones familiares deberían volver lo harían sin inconvenientes;

un 30 % señaló que por motivos laborales o por ser puente a otras ciudades del interior entrerriano o hasta por ser una localidad donde se puede pernoctar y continuar un viaje rumbo al Uruguay o Brasil, vendrían uno o dos días de nuevo;

un 10 % tiene ganas de retornar y verla cambiada;

mientras que, un 40 % afirmó que no le interesa retornar salvo que le regalen una estadía “con todo pago”.

El aliciente es en lo humano. Salvo mozos y taxistas, de los cuales se generaliza -no es que se culpa a todos porque damos fe que hay muy buenos laburantes en la materia-, fue unánime la opinión en cuanto a la cordialidad del paranaense.

Eso fue enfatizado por todos los encuestados quienes también pusieron de relieve la buena atención en los hoteles, los buenos precios en éste rubro, y más allá de lo concomitante a atención en bares y restaurantes, hubo ponderaciones masivas hacia los sabores de la gastronomía local, en especial hubo grandes elogios a los platos de pescado de río.

Y un dato curioso: algunas de nuestras encuestadoras -estudiantes de la Carrera de Comunicación Social- por Motus propio agregaron tres puntos a la tarea, preguntando:

-en especial a aquellos que llegaron sin pertenecer a contingentes o para concurrir a eventos predeterminados- sobre cuál fue el móvil de su estancia en Paraná, si visitaban por primera vez la capital provincial y si se habían sentido seducidos por alguna propuesta o campaña. Las respuestas (un total de 115) fueron casi por aclamación, con márgenes demasiado rotundos como para especificar las reducidas oposiciones.

Un 90 % llegó por primera vez; la meta era conocer y de ese 90 % el 40 % arribó por boca a boca (consejos en especial de hijos o amigos que vinieron por actividades deportivas o Congresos); el 30 % porque escuchó hablar a periodistas de sus localidades sobre las bondades de Paraná; el 25 % porque recibió mailing de hoteles y solo el 5 % se repartió porque leyó o escuchó campañas, o se vio deslumbrado por lo que han dicho de ésta capital personalidades del ambiente como Mirtha Legrand.

Buen dato para tener en cuenta, ¿no?.