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Toma de la UADER: el derecho de uno termina…

Estudiantes y algunos docentes de la Universidad Autónoma de Entre Ríos iniciaron una toma progresiva de las Facultades en Paraná. Para otros alumnos y profesores, la “medida obstruye la gestión académica” y “quiebra la convivencia democrática” a partir de “comportamientos sectarios”.

 

Cuestión Entrerriana concurrió al edificio de la Escuela Normal y al de la Facultad de Ciencia y Tecnología de Oro Verde donde recabó conceptos inherentes a la “otra cara de la moneda”.

Mientras que hay anuencia global a la necesidad de una urgente normalización de la UADER, también existe alarma por la profunda “politización de los conflictos”, creciendo el imperio de la “injuria y el sectarismo”.

 

Mas preocupante es el temor, el miedo a la identificación de la reprobación, por temor a “represalias” de los estudiantes que efectúen sus legítimos reclamos por canales que “quedan desvirtuados por la violencia de las acciones y por cierto grado de falacia con el que se plantean los hechos”.

 

“Hay un asunto central que a todos nos preocupa y nos compromete: la necesidad de normalizar la UADER en pos de tributarse una oferta educativa de excelencia. Nos adherimos con la indispensable solidaridad a esa idea pero canalizándola sin actitudes beligerantes innecesarias”, se consideró casi de modo unísono en la puerta del edificio histórico céntrico.

Por su parte, un grupo de alumnas de la FCyT de Oro Verde acentuó que: “la mayoría del alumnado concuerda que es imperioso aferrarse al compromiso con concepciones y valores edificantes, constructivistas. Queremos dar sustento a un proyecto de Universidad participativa, democrática, profundizando el ideal sustancial de los logros pioneros y transformadores de la Reforma Universitaria, pero guardando el imperioso respeto por la representatividad de cada claustro y sector”

 

En ese espíritu, puntualizaron “todo acto unilateral de un grupo o sector en contra del interés general, toda acción violenta, aun cuando aparezcan revestidas de reivindicaciones de abstracta o potencial legitimidad, es por definición antidemocrático”

Es harto elocuente que el conflicto se produce por la forma de exigir: mientras algunos piensan que la vía es la ocupación de los establecimientos y la suspensión de clases, otros consideran que es contradictorio suspenderlas.

 

Es evidente, indisimulable, la fragmentación política apreciable en la UADER, con agrupaciones enfrentadas entre sí desmotivando al estudiante neutro o independiente, dejando al desnudo que las motivaciones políticas de la toma van más allá de las reivindicaciones reclamadas y la respuesta de ésta incoherencia posiblemente esté en la forma en que se hace política en la Argentina: tirar de la cuerda hasta que esté a punto de romperse.

 

La continuidad y calidad de la educación requiere respuestas coordinadas de todos los gobiernos para solucionar los problemas que realmente perjudican el aprendizaje de los estudiantes o el trabajo de los docentes. Someter la educación a internas políticas, tal cual sucede en otros temas sensibles de la problemática nacional, no sólo demora el tratamiento y la solución de los problemas existentes, sino que contribuye al desprestigio y la degradación de la vida política, al desencanto de gran parte de la comunidad educativa precisamente por los actos políticos o acciones concomitantes a la política.

 

Es de señalar, por otra parte, que si bien la vida democrática admite y hasta promueve la participación de los estudiantes en la vida política en general, el uso abusivo deslegitima el ejercicio de ese derecho.

Es necesario, por lo tanto, que los líderes estudiantiles, profesores y los estudiantes en general encuadren su demanda en el orden de lo razonable y con espíritu negociador para avanzar en la resolución de temas que son motivo de reclamo indiscutible.

 

El conflicto que ha derivado en tomas de facultades de la UADER, se apoya en problemas reales, pero ha sido sobredimensionado por intereses políticos espurios en el que tristemente se involucran docentes que arengan a quejas poco mesuradas.

Ahora bien… ¿no llegó el momento que el gobierno provincial, y por qué no, hasta el nacional, intervengan de manera más decidida, más CLARA, al menos proclamando, pronunciándose, dando a conocer posiciones que trasciendan la intervención normalizadora en pos justamente de otorgar mayor credibilidad y defensa a lo actuado por los responsables de un proceso de normalización hoy evidentemente interrumpido no por causas queridas o provocadas arteramente?… Consideramos que si el Estado se manifestara más abiertamente, otra conducta se visualizaría de la parte demandante que con sus modos, sus formas, han acentuado el complejo, espinoso, borrascoso brete del cual -por ahora- no se visualiza una salida en buenos términos y así miles de estudiantes son rehenes de lo determinado por una expuesta minoría.