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Sudáfrica 2010: debuta la cuestionada Francia

Apasionado de la astrología, Raymond Domenech, DT de Francia, había admitido en 2005, en el programa de televisión El derecho de saber (Le droit de savoir), que se interesaba en los signos del zodíaco y los ascendentes de los jugadores que él seleccionaba. Eso le generó un sinfín de cuestionamientos, pero hoy no es el único foco de tensión que atraviesan el DT y su equipo. Está claro que Francia no llega al debut de las 20.30 (15.30 de la Argentina), ante Uruguay, como hubiese querido.

Domenech ha sobrevivido a la confesión astrológica, al destierro de veteranos populares como Robert Pires, Patrick Vieira y jóvenes ascendentes como Karim Benzema, y a la sospecha de que su autoridad ha limitado el alcance a un plantel de por sí conflictivo. La última versión indicaba que los referentes le habían pedido que Thierry Henry fuera titular hoy, porque no veían bien al equipo en “ataque”. Cuando ayer lo consultaron sobre eso, el DT se desmarcó elegantemente: “Eso se lo deberían preguntar a los jugadores”.

Pero hay más. También debió soportar comentarios sobre Zinedine Zidane, que charla seguido con Domenech, acerca de su injerencia en la convocatoria de Jeremy Toulalan, de Lyon, en la lista de 23. En Francia afirman que Zizou no sólo influye en los convocados: también lo hace en las estrategias de los partidos. En Francia dicen: “Nadie sabe realmente si Francia alcanzó la final de la Copa del Mundo de 2006 gracias a Domenech o a pesar de él”.

El empate ante Túnez (1-1) y la caída con China (0-1) generaron un clima de tensión. El punto en cuestión son dos jugadores: Yohann Gourcuff y Sidney Govou. ¿Una prueba? “Estamos contentos con este sistema táctico, más allá de que a algunos les cuesta un poco más integrarse, como Gourcuff, que tiene un papel diferente y ahora debe largar el balón más rápido”, dijo Bacary Sagna. En un partido, Franck Ribery le sacó la ejecución de un tiro libre justo cuando Gourcuff iba a patear. Clarito ¿no? En lugar de Gourcuff pidieron que ingrese Abou Diaby.

Desde su llegada a este país, en Knysa, Domenech primero recibió críticas de parte del gobierno francés por el enorme gasto de las habitaciones (más de 500 euros por día); lo culpan de pensar más en la comodidad que en lo futbolístico, ya que el alojamiento cuenta con una playa privada con salida al océano Índico. Raymond tuvo que defenderse de las acusaciones de la Secretaría de Estado para el Deporte, a cargo de Rama Yade, por la ostentación del lugar, una provocación en tiempos de crisis. Hasta el presidente Nicolas Sarkozy debió intervenir con una llamada telefónica para calmar las aguas. Después, siguió en el ojo de la tormenta porque no abrió las puertas de una práctica pese a la orden de la FIFA. Ni que hablar del incidente cuando Ribery y otros jugadores estuvieron envueltos en un escándalo mediático de prostitución que terminó en la justicia hace unas semanas.

En ese contexto aparece Uruguay, más firme desde lo grupal y concentrado en una oportunidad única: es que en los últimos 40 años los charrúas sólo consiguieron una victoria en un Mundial: fue en Italia 90, ante Corea del Sur (1-0), con Oscar Tabárez como DT. La anterior marca se registró en México 70, en la victoria ante la ex Unión Soviética (1-0). “Ojalá seamos la sorpresa. No creo mucho en las listas de favoritos o descartados”, dijo ayer el Maestro.

Mientras el punto en cuestión de algunos uruguayos fue la demora de cuatro horas que tuvieron en el vuelo Johannesburgo-Ciudad del Cabo, Tabárez no lo puso como excusa. De reojo pispeó las preocupaciones de Domenech y, por lo menos anoche, durmió tranquilo.