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Sondeo de Opinión: casi unánime rechazo a la unión de personas del mismo sexo

Frente a la existencia de proyectos de ley presentados en la Cámara de Diputados de la Nación mediante los cuales se pretende igualar la unión de personas del mismo sexo con el status jurídico del matrimonio, Cuestión Entrerriana entrevistó a 500 personas en la capital entrerriana. Un 90 % sostiene que el matrimonio debe ser celebrado entre un varón y una mujer, y que dicho status no puede ser modificado por legislador alguno, puesto que el matrimonio es una institución de orden natural, grabada en la inteligencia y en el corazón humanos y anterior a cualquier ley positiva.

El sondeo se realizó en el Centro Cívico, en sectores adyacentes a los bancos BERSA, Francés, y Santander Río, a la salida del IOSPER, Municipalidad, Anses, AFIP y DGR, como en las puertas de los hipermercados Wall Mart, Coto y Carrefour, en plazas Sáenz Peña, Alvear y 1° de Mayo, en zona del Puerto y Costanera.

Un 20 % de los entrevistados enfatiza que los promotores de la legalización del matrimonio homosexual, o las denominadas “uniones civiles” que son analogables a aquel por su espíritu esponsal, precisamente procuran que sean los magistrados los que convaliden su acto de unión y, lejos de dejar en el ámbito de su privacidad a sus elecciones sentimentales, las buscan proyectar al ámbito público para instalar un modelo familiar que es ajeno a la legislación internacional ampliamente mayoritaria.

Otro 20 % atacó un capítulo no menor como lo es el de la adopción. Y hubo anuencia masiva a que proyecto admite la adopción por parte de las uniones homosexuales. Pero no se contempla del derecho del niño adoptado. En efecto, según las distintas apreciaciones, él niño adoptado debe ser protegido a vivir, educarse y desarrollarse en el seno de una familia donde impere la diversidad de lo masculino y lo femenino porque ambas condiciones son portadoras de talentos diferentes que conforman la personalidad naciente o en formación.

Justamente se entiende como un error grave el pensar que si se legaliza la unión pretendida, ello no traerá por consecuencia la adopción. Una vez que los homosexuales se constituyan en cónyuges, podrán sin duda adoptar. Y dos personas del mismo sexo no son idóneas para criar y educar niños, pues éstos carecerán del referente masculino paterno o, en su caso, del referente femenino materno.

También un 15 % de los entrevistados tomó por ejemplo que los hombres pueden jubilarse recién a los 65 años mientras que las mujeres a los 60, y ello no representa una discriminación según lo percibe la inmensa mayoría de la población. Pero justamente en éste tema los promotores del proyecto de matrimonio homosexual no han dicho una palabra sobre esta diferencia en materia jubilatoria.

Ese porcentual coincide en que la mentada igualdad que, con toda justicia, enarbola la Constitución Nacional, no hace una tabla rasa uniformadora de la ciudadanía sino que busca respetar y considerar las diferencias que hay en uno y otro sexo.

En 10 % expresó que pareciera que, por vía de ideologismos, pretende imponerse un modo de convivencia que desconoce la realidad de la naturaleza humana. Y se puso énfasis en que los seres humanos nacemos hombre y mujer, y ninguna elección posterior puede alterar esta realidad biológica que habla por sí misma. Los entrevistados explicaron que no se trata de una cuestión de creencias religiosas, es algo irrefutable que lo dice la naturaleza.

Otro 10 % cree que si se otorgase un reconocimiento legal a la unión entre personas del mismo sexo, o se las pusiera en un plano jurídico análogo al del matrimonio y la familia, el Estado actuaría erróneamente y entraría en contradicción con sus propios deberes al alterar los principios de la ley natural y del ordenamiento público de la sociedad argentina, acentuándose una opinión mayoritaria concomitante a que la unión de personas del mismo sexo carece de los elementos biológicos y antropológicos propios del matrimonio y de la familia. Está ausente de ella la dimensión conyugal y la apertura a la transmisión de la vida.

Un 5 % consideró que hablando de “Derechos Humanos”, en materia de Tratados internacionales, son precisamente éstos los que, hablando de los “Derechos Humanos”, usan genéricamente las expresiones de “persona” o de “seres humanos” para referirse a cualquier tutela jurídica en la materia, pero dichos instrumentos internacionales, al hablar de matrimonio, cambian las expresiones genéricas para referirse a “hombre” y mujer” o “varón” y “mujer”. Por lo cual una lectura jurídica de los mencionados tratados muestra a las claras que para el matrimonio no bastan dos “seres humanos” sino que estos deben ser “varón y mujer”.

Un 10 % recurrió al paradigma en cuanto a que tampoco permite la legislación el matrimonio entre padres e hijos o entre hermanos. Y tampoco aquí aparece objeción alguna. Considerándose que son razones que no discriminan sino que atienden a diferencias que son parte de la realidad natural de los seres humanos.

Solo un 10 % entendió que era justo. Entre las frases más escuchadas de éste notoria minoría recordamos: “Si se quieren, ¿por qué no dejarles que se casen?”…

“Negar el matrimonio a los homosexuales es discriminarlos, mantener la marginación social que han sufrido en tantas épocas de la Historia”…

“Al negar a los homosexuales el derecho al matrimonio se les está negando el derecho más básico, más primario y más humano: el derecho a ser felices”…

“El matrimonio ha cambiado mucho a lo largo de la Historia…”.

“Es necesario admitir que las parejas de homosexuales puedan casarse para que puedan adoptar niños”…

“Un homosexual puede ser tan buen padre como un heterosexual”…

“La discusión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo no puede reducirse a una mera cuestión de significado según el diccionario”…

“Admitir el matrimonio entre personas del mismo sexo no afecta en nada a los matrimonios heterosexuales”…

“En nuestra sociedad pluralista y democrática no se debe imponer una determinada concepción cultural o antropológica concreta del matrimonio”…

“Impedir el matrimonio homosexual es imponer una concepción cristiana del matrimonio (respetable, pero minoritaria en la sociedad española actual) al resto de la sociedad”…

En definitiva, para un 90 % de los 500 encuestados, se entiende que otorgar derechos que no corresponden a la naturaleza humana sería otra forma de discriminación; primero para el sujeto al que se le adjudican, porque no corresponde a una legítima aspiración y segundo respecto al resto de la sociedad, porque crea una situación de injusticia que no tiene fundamento sólido por ahora.