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Sin refuerzos está mal… Sin atención, peor…

Transportes Fluviales posee la suficiente tradición o antigüedad para saber cómo se debe atender al pasajero. Sin embargo, el área de Atención al Cliente pareciera ser un sector desprotegido o ignorado.

 

Noche del sábado 21. Desde Santa Fe, entre las 01.30 y las 02.00 de la madrugada, cientos y cientos de personas buscaban trasladarse a Paraná.

La cola era interminable. Para dar un ejemplo… Empezaba en la dársena habitual de los micros que conectan ambas capitales y terminaba, pasando -paralelamente a la puerta principal- mucho más allá que dicho acceso.

 

Etacer ya se había ido. Era insoslayable esperar el Fluviales. La inquietud residía en que, mientras Etacer TENÍA ventanilla abierta, no ocurría lo mismo con Fluviales. Por ende, la ÚNICA forma de adquirir un ticket era cuando a las 02.00 llegara el ómnibus.

 

Ese era el punto de partida para una incomodidad mayúscula. Con esta ANARQUÍA, se armó primariamente una doble cola, y luego, jovencitas (en especial damas, sí…) se acercaban a jóvenes, los apalabraban naciendo una “amistad” y pasaban a formar parte de un cada vez más nutrido grupo de COLADOS y -sobre todo- COLADAS.

 

Nuestra revisión inicial de 32 pasajeros aspirantes a ingresar al colectivo de las 02.00, comenzó a engrosarse y así crecía el peligro de no entrar los 4 representantes de Cuestión Entrerriana al bus.

 

Fuimos hasta la boletería ligada con Etacer y allí se nos recomendó amablemente que pongamos mucha atención en los colados y de lo contrario, si queríamos tener prioridad asegurada, sacáramos los boletos para el próximo micro de esa empresa, pues, comprado el mismo, ya no había que hacer cola.

 

No estaba como para seguir derrochando minutos de la madrugada en plena Terminal así pues, decidimos ponernos en duros.

 

 

Nos hartamos de ver el coqueteo de nuevas pibas y, en especial nos indignó el claudicar hormonal de los pibes. Por ende, empezamos a, primero arengar a otros pasajeros, y luego a tomar cartas en el asunto.

 

Invitamos muy simpáticamente a que dejen de colarse con un par de conceptos y a ello le sumamos que la calentura no era individual sino de varios y varias que se habían percatado de dichas actitudes “seductoras”.

 

Felizmente, no pasó a mayores. Nos preguntábamos si en vez de coladas eran mayoría de colados; chicos agresivos, tomados, irreverentes. La respuesta fue unánime: “terminaba todo muy mal”.

 

En esos 30/35 minutos (llegó 5 tarde el bus para colmo aunque con un chofer de excelente onda y presencia), NO VIMOS UN SOLO POLICÍA en esa zona. NI UNO. Y pensar que a veces fustigamos el punto SEGURIDAD de nuestra Terminal.

 

Fue una aventura DESAGRADABLE en EXTREMO. Todo por la imperturbabilidad y/o insensibilidad de la gente de Fluviales que con el mero hecho de destacar una persona en Boletería PONDRÍA ORDEN A LA SITUACIÓN. Sin embargo… Fluviales AHORRA, reduce costos y PERJUDICA sin titubeos a los pasajeros, en especial, a la gente de 40 y pico de años para arriba que no está para sufrir tanta inquietud innecesaria.

 

Cada uno con su ticket, su ubicación, y ahí sí… Banquito, cafecito, agüita, mate o lo que sea para esperar sin trastornos la próxima unidad.

 

Muchos acotaban: “¿y por qué no implementar un sistema de refuerzos teniendo en cuenta cantidad de pasajeros?”… Buena pregunta, pero… nos centramos en lo otro. Las empresas pueden tener argumentos para evitar ese destinar otra unidad, en especial a dicha hora. Lo que sí no pueden dejar es DESAMPARADO al pasajero y que la espera entre colectivos esté regida por la anarquía.

 

Y si mencionamos esa desorganización, es improvisación, inevitable reprender a la Policía de Santa Fe por no disponer de personal que al menos se encuentre apostado en la zona para disuadir o persuadir cualquier clase de conflicto.