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Sergio Denis y su lucha por vivir

El tiempo vuela en todos lados menos en la habitación de la Clínica de Rehabilitación Integral (ALCLA) donde Sergio Denis (70) se encuentra internado. La vida del músico entró en un compás de espera aquella noche fatídica del 11 de marzo, cuando cayó de un escenario en San Miguel de Tucumán, desde tres metros de altura, y golpeó su cabeza contra el piso.

 

Estuvo internado varias semanas en un hospital de Tucumán, lo trasladaron a un centro médico de Buenos Aires y desde principios de mayo se trabaja en su rehabilitación en esta reconocida clínica del barrio de Núñez donde también se encuentra Santiago Bal, y donde estuvo Gustavo Cerati hasta el día de su muerte.

 

El parte médico se repite: “El músico se mantiene estable, compensado hemodinámicamente, sin interrupciones agudas. Su estado neurológico no presenta cambios significativos”.

Junto al esfuerzo y la dedicación de sus doctores está el amor de sus seres queridos, quienes mantienen una firme presencia en la vida cotidiana del artista. Sus familiares y amigos lo visitan de manera constante, acompañándolo y esperando el día que por fin logre despertarse.

 

En ese pequeño cuarto de 4 x 3 metros, precedido por un baño (entrando a la derecha), solo hay una cama. Ni tele ni radio, nada. Hay una sillita, claro, que sirve de refugio para las emociones que se van sucediendo: aliento, esperanza, angustia y pena.

Las enfermeras lo mantienen bien higienizado: su cuerpo no tiene escaras ni otras complicaciones. También lo miman y tratan de llevarle algo de alegría. A veces improvisan un show cantando sus temas más conocidos, otras lo sorprenden poniéndole algún rico perfume.

 

Cada vez que alguien entra a la habitación, Sergio abre sus ojos. “Pero tiene una mirada distinta, no es perceptiva”, aclara Colombo. Se alimenta a través de una sonda, por supuesto. Si bien perdió algo de peso y masa muscular, su aspecto no es para nada chocante.

Nadie se pone plazos: todo este proceso está regido por la paciencia y la fe. Esa actitud que Sergio sacó a relucir a lo largo de su vida cada vez que tocó fondo, como cuando quebró y perdió todos sus ahorros, en los años noventa, o luego cuando estuvo a punto de quedarse sin voz. Siempre volvió.

 

En esa pequeña habitación donde desde hace meses todo es silencio y quietud, Sergio y los suyos la están peleando día tras día.