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Santiago de Chile llega a la Feria del Libro para unir literatura y derechos humanos

Con más de 60 autoras y autores, la capital chilena presenta la diversidad y la tradición de su geografía cultural y literaria, a partir de un hilo narrativo de conversaciones en torno a los derechos humanos, la memoria, las disidencias, la modernización y el estallido, con la poesía como columna vertebral de la literatura santiaguina.

Ciudad invitada a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Santiago de Chile, desembarcó en La Rural con una cuidada programación que reúne a más de 60 autoras y autores y presenta la diversidad y la tradición de su geografía cultural y literaria, a partir de zonas que abordan los derechos humanos, cuando se conmemoran los 50 años del golpe a Salvador Allende, el centro y la periferia, el mestizaje o la poesía, ese género que permea la producción cultural del país y que atesora nombres emblemáticos como Gabriela Mistral o de proyección actual, como Raúl Zurita.

Inspirado en el relieve cordillerano, el stand de Santiago propone un espacio tenue y de encuentro, con pufs en el piso y asientos que ofician de plaza pública, en donde sobrevuelan libros pero también otros objetos representativos de Chile.

El espacio, que se imagina como una comunidad (las comunas de Santiago), dialoga con una profusa agenda de presentaciones, paneles, clases magistrales, conciertos, talleres y lecturas, a cargo de autoras y autores chilenos, seleccionados por un comité curatorial.

En diálogo con Télam, Andrea Gutiérrez Vásquez, subsecretaria de las Culturas y las Artes, cuenta que el desembarco de Santiago en la feria se pensó desde su pluralidad, intentando dar cuenta de experiencias y procesos que vivió la ciudad en su historia, hoy poblada con más de siete millones de habitantes: “Lo que tratamos de resaltar no nace de una imposición de lo homogéneo sino de un reconocimiento de la diversidad que está presente en la literatura, en el libro y en la delegación de escritores y escritoras”.

En este sentido, una de las indagaciones tuvo que ver con “cómo se constituye la historia de las ciudades, a través de las distintas composiciones demográficas, cómo va creciendo hacia sectores que son periféricos, cómo se relaciona nuestro recorrido histórico con la colonización, el mestizaje. Y la presencia de una geografía imponente que nos determina pero también por una demografía y un hábitat diverso, que nos permiten mostrar una riqueza literaria que está muy entre los muros, las calles y las comunas que habitan en Santiago”.

La propuesta de la ciudad invitada a la 47° edición de la feria hilvana distintos ejes que construyen un hilo narrativo de conversaciones en torno al Santiago que se fue, la modernización de Santiago, Santiago Champurria (una palabra que refiere al mestizaje), Santiago del estallido, Santiago periférico, Santiago, memoria y derechos humanos, Santiago disidente, o Santiago desde otros territorios.

“Nuestros escritores están marcados por nuestra geografía y están marcados también por cómo crecen estas ciudades. Chile es un país que ha mirado durante muchos años el centro y que hoy día está viviendo un desafío institucional político y cultural de descentralización, que tiene un correlato con decisiones de carácter político también y que para nosotros es muy importante valorar desde la literatura”, argumenta la responsable del envío chileno.

En un país que se ha rendido al embrujo de la poesía y que legó nombres como Pablo Neruda o Gabriela Mistral (la poeta que este año será homenajeada en la clásica maratón de lecturas), el género permea toda la programación, como permea a su identidad cultural. “Chile es un país que está muy marcado por la poesía, la poesía permea a la novela, al cuento, a los ensayos. Es una columna vertebral de cómo nos hemos forjado literariamente”, plantea Gutiérrez Vásquez.

Memoria y dictadura

Entre los invitados más conocidos y destacados del género, figura el poeta Raúl Zurita, que se presenta este sábado a las 14 con la lectura de Canto a su amor desaparecido, un poema publicado en 1985, que es una denuncia a las dictaduras militares y que, al mismo tiempo, dialoga con dos aniversarios que aúnan en el ejercicio de la memoria a la Argentina y a Chile: la celebración por los 40 años de democracia y la conmemoración por los 50 años del Golpe de Estado a Salvador Allende.

El eje memoria y dictadura también ofrece conversatorios, con charlas como la que tendrán Carlos Peña y Beatriz Sarlo (viernes 5 de mayo), dos intelectuales de cada lado de la Cordillera que dialogarán sobre historia, política y ficción. Como contrapunto ese día también, hay una mesa que se llama Crecer de golpe y piensa la infancia interrumpida en ambos países bajo contextos de violencia institucional. “Es una problematización que parece no detenerse porque todavía buscamos respuestas que no hemos encontrado”, dice la funcionaria.

En tal sentido, Gutiérrez Vásquez destaca que es “muy valioso un espacio de reflexión, de conversación, de tolerancia, en el contexto más político y social que nos encontramos no solo en nuestro país, sino en distintos lugares del mundo donde parece que la democracia estuviese permanentemente en riesgo. Y es algo que tenemos que volver a conversar porque solo en la memoria, en la educación, en los derechos humanos, podemos conservar nuestro compromiso más rotundo con los valores democráticos”.

Así como Zurita, también participan Alejandra Costamagna, Elvira Hernández o Benjamín Labatut, que no vive en Chile y justamente por eso construye una presencia importante para pensar desde otros territorios. Y ahí la naturaleza, o la excesiva industrialización de la naturaleza, llega para ser pensada por dos poetas mapuches, Elicura Chihuailaf y Rosabetty Muñoz.
Paridad de género, diversidad generacionales, territorial, estética y disciplinaria marcan la impronta de las presencias en la feria, entre quienes también figuran Paloma Valdivia, Alberto Fuguet y Cinthia Rimsky.

La subsecretaria chilena también destaca el eje Santiago disidente: “Es muy alucinante cómo urbanamente se van instalando las disidencias en la ciudad y van encontrando sus propios espacios, y es un descubrimiento, a través de la literatura, de ciertos lugares cierto que de repente parecen ocultos dentro de una ciudad y que emergen a través de los libros”.
Este sábado a las 21.30 se realiza el concierto inaugural Santiago canta a Buenos Aires en la sala José Hernández con músicos chilenos y argentinos, bajo la dirección de Lito Vitale. Participan: Javiera Parra, Camila Moreno, Nano Stern, Benjamín Walker, Sandra Mihanovich, Hilda Lizarazu, Paula Maffia, León Gieco y Juan Carlos Baglietto.

Por otro lado, a modo de regalo por parte de la ciudad invitada se lanza el concurso “Buenos Aires en 100 Palabras” que invita a todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires a escribir relatos sobre la vida en la capital argentina con el objetivo de establecer un vínculo ciudadano y participativo entre Buenos Aires y la metrópoli de honor.

El concurso, que se realiza desde hace veintidós años en la ciudad de Santiago de Chile, tiene en su versión porteña un jurado integrado por Claudia Piñeiro, Fabián Casas y la autora chilena Carmen García Palma.

Por fuera de los pabellones de La Rural, Chile presenta hasta el próximo 3 de junio la exposición “Fantasma de carne y hueso” que reúne fotografías, escritos, dibujos y collages sobre Enrique Lihn, en el Centro Cultural Matta de la Embajada de Chile, Tagle 2772, CABA.

Más de 100 editoriales de Chile representadas

A través de sus invitados e invitadas, Santiago de Chile pone en escena un panorama de su sector editorial, con libros que representan a más de 100 editoriales independientes, trasnacionales o universitarias.

La subsecretaria de las Culturas y las Artes de Chile, Andrea Gutiérrez Vásquez, señala que la “reactivación del sector del libro post pandemia fue un proceso muy duro porque había escasez de materiales, dificultades para conseguir papel y alza de los precios, de las materias primas”, pero agrega que en Chile es un sector “que está agrupado y que la asociatividad ha sido fundamental para poder sortear estos momentos”.

Como parte de las políticas públicas que impulsaron para reactivar la industria, la funcionara destaca en diálogo con Télam las compras del sector público y las editoriales y las “ferias del libro en todas las regiones del país, en localidades donde nunca había llegado una feria del libro, justamente para darle esa combustión tan importante que necesita el sector editorial, en el que las ferias del libro son muy importantes para que las personas se puedan encontrar con el objeto libro, con ese espacio de conversación donde dialogan con el librero o el editor, donde se les recomiendan autores”.

“Hemos querido hacer una integración justa, una integración dialogada porque el libro es un objeto esencial y la lectura un derecho social”, sostuvo Gutiérrez Vásquez.

En esa dirección se pronunció durante la inauguración de la feria Jaime de Aguirre, Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile: “A principios de este mes le presentamos al presidente Gabriel Boric, la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas…. una hoja de ruta que tiene como principal objetivo avanzar y reconocer el acceso a la lectura y al libro como un derecho social y cultural”.

“Esta política considera la implementación de 81 medidas en cinco ámbitos de acción: lectura, creación, industria del libro, patrimonio bibliográfico y marco jurídico. Además, incorpora de manera prioritaria a las bibliotecas como vehículos para acercar la lectura y el desarrollo social y cultural de comunidades y territorios”, completó.

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