¿Qué se hace con los camalotes de la Costanera?
La invasión de ramas y camalotes arrastrados por la creciente del río que llegó a la zona ribereña paranaense, sigue creciendo junto a la Costanera Baja de la Capital entrerriana y no solo dificulta la movilidad de las embarcaciones pequeñas sino que amenaza la seguridad de los paseantes. Ambientalistas, aseguran que los beneficios son paralelos a la inquietud que ocasionan.
Nuestro río, bello por naturaleza, continua aún sitiado por estos visitantes “verdes” que llegaron provenientes del norte del país, por causa de las grandes inundaciones que azotaron aquellas latitudes.
Los ríos Paraná y Uruguay fueron las “cintas transportadoras” para que estas plantas se transformaran en los protagonistas de un verano pintado de verde. Desde el aire, son como pinceladas en un cuadro que narra la naturaleza perfecta. Pero desde la superficie o desde la linea de agua, la situación no es tan artística.
Los visitantes fueron vehículos para que distintos animalitos quedaran atrapados en ellos e iniciaran un viaje a lo desconocido, a donde seguramente no querían venir. No fueron unas vacaciones de verano planeadas por la fauna autóctona, por lo que el viaje no tuvo retorno. Arañas, insectos, víboras, coipos, nutrias y reptiles, fueron los que llegaron en la marcha de los camalotes.
Indefectiblemente esto generó muchos trastornos en la sociedad que vive y usa el río habitualmente, en especial, se producen grandes inconvenientes a la hora de navegar.
Los camalotes se van acumulando y en muchos casos, forman diques en partes angostas y/o canales navegables. También, se acumulan en las entradas y salidas de los puertos y clubes o balnearios náuticos de la ribera.
Junto a los grupos de camalotes, suele haber troncos, ramas gruesas y basura que se van conteniendo, lo que puede generar roturas importantes en embarcaciones y hélices en el caso de impactar en ellos.
Pese a que la aparición de camalotes en la ribera paranaense causa preocupación, hay ambientalistas que remarcan las bondades de esas plantas acuáticas. Según señalaron, los camalotes son agentes depuradores del agua y aportan flora y fauna que puede enriquecer la variedad autóctona.
Aseguran que los camalotes tienen sus beneficios y enumeran que depuran aguas residuales y sirven como forrajera para animales y para la preparación de compost y abonos; además son elegidos como plantas ornamentales en estanques y acuarios y un excelente refugio para peces, ya que los protegen del sol, del frío y sus raíces dan soporte al desove de varias especies.
Por lo cual no habría que desestimar el aporte que pueden hacer las grandes masas vegetales al Río Paraná, una cuenca que provee agua potable, pesca, recreación y área de cría de varias especies de fauna autóctona.
Lo extraño de todo es que no se visualizan medidas de precaución en la costa paranaense por la posible presencia de ofidios, arácnidos, roedores y toda clase de alimañas que arriban habitualmente a la zona en medio de las inundaciones que afectan a todo el Litoral.
Sería extraordinario que especialistas en la materia nos instruyan y suministren sus conocimientos a la Comuna paranaense en lo inherente a si no sería aconsejable proceder a trabajos de remoción del camalotal.