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¿Qué hacemos? ¿Privilegiamos la economía o la vida?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- La Argentina quedó cerca de los 7.000 fallecidos por Coronavirus, tras un fuerte aumento de muertes reportadas por el Ministerio de Salud de Nación. Entre Ríos es la 10ª provincia con mayor cantidad de contagios y en cuanto a decesos. Paraná es una de las capitales con cifras más inquietantes de hisopados positivos.

Tan solo Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jujuy, Córdoba, Chaco, Santa Fe, Río Negro, Mendoza, y Neuquén superan a Entre Ríos en cuanto a diagnósticos de Covid-19 efectivos; en tanto se comparte con Salta esa 10ª ubicación.

Pero es preocupante la situación de Paraná. Y cada vez más ciudadanos se resisten a discernir con sabiduría la amenaza de este virus impiadoso.

La Capital entrerriana (con algo más de 300.000 habitantes) supera en cantidad de afectados a provincias integrales como La Rioja (315.000 pobladores aproximadamente), Tucumán (1.600.000 aprox.), Chubut (430.000 aprox.), Santiago del Estero (970.000 aprox.), Corrientes (1.115.000 aprox.), La Pampa (360.000 aprox.), Formosa (575.000 aprox.), Catamarca (400.000 aprox.), Misiones (1.300.000 aprox.), San Luis (500.000 aprox.) y San Juan (800.000 aprox.).

Una estadística que pareciera no interesar a miles de paranaenses que han decidido priorizar la economía y/o hasta la recreación por sobre la cautela, la prudencia.

A su vez, desde el Gobierno se ha establecido que no habrá una vuelta de Fase, ratificando el respaldo hacia comerciantes, empresarios, profesionales y/o trabajadores independientes, lo que otorga una vía libre indirecta hacia la circulación indiscriminada pues, está visto, que los controles -más allá de existir- no tienen poder de intervención drástica.

Seremos claros: apoyándonos en cifras, el promedio de contagios en los últimos días ha crecido notoriamente y el rango de Circulación Comunitaria expresa con elocuencia la amenaza implícita contra nuestra salud.

Sin embargo, las autoridades han reafirmado el criterio de no dar marcha atrás en cuanto a prevención, esgrimiendo un discurso de tono moderado respecto a las recomendaciones, a las sugerencias de evitar un flujo circulatorio tan abundante como el que hoy se percibe en las calles de Paraná.

Es que con tantas excepciones otorgadas, es casi utópico pensar que personal policial o inspectores de la Comuna puedan hacer algo más que exhortar a cumplir con las normas básicas del protocolo sanitario vigente.

Mientras, el virus está al acecho, listo para contaminarnos, la consigna IDEAL -basada en criterios de expertos- sería quedarnos TODOS en casa y reducir al máximo durante -mínimo- 15 días la circulación. De este modo podríamos controlar con otra rigurosidad los nexos epidemiológicos.

Todo lo demás, es locuacidad, facundia, palabrería, o si le damos un tono más común: cháchara.

La coyuntura económica es gravísima. Basta con solo ver tantas vidrieras vacías, negocios cerrados, y percibir tanta angustia en Redes Sociales de aquellos que no tienen sueldos seguros.

El cuadro es dramático; totalmente cierto. Pero la pregunta surge inevitablemente: ¿prevalece la economía o la vida?

E irrevocablemente, brota la pregunta: ¿qué actitud tomarán nuestros gobernantes si colapsara el sistema de salud?

Y es verdad… ¿Hay un registro o reporte que contabilice postraciones o peor aún, muertes por procesos depresivos que deterioraron sistemas inmunitarios de miles de argentinos al atravesar dramáticas problemáticas financieras con esta cruenta pandemia y la temprana Cuarentena dispuesta?

Ahora, ¿cómo compensar este catastrófico panorama? Hay que estar en la piel de quienes fueron elegidos por el Pueblo para gobernar.

Al menos desde esta humilde posición de comunicador, creo que es un GRAN momento para ser empáticos con nuestras autoridades, sin dejar de inducirlos respetuosamente a que se pongan de acuerdo con sus asesores, con sus expertos y tomen las medidas más adecuadas de previsión para que no se derrumbe la estructura sanitaria por improvisación, cuando desde los demás continentes llegan infaustas noticias de rebrotes.

El Coronavirus no es verso, ni joda como algunos patéticos personajes pretenden instalar, o como otros escépticos justifican sus indiferencias asegurando que “todos nos vamos a contagiar”, sin medir que si “TODOS” nos infectamos no habrá efectores de salud que soporten los efectos de una epidemia tan feroz.

Nuestros gobernantes tienen que enfrentar el costo de ser inflexibles por el bien de miles y miles de ciudadanos que desde marzo han exhibido responsabilidad, compromiso, solidaridad y circularon lo justo y necesario.

Por la mañana, el Gobierno de Entre Ríos difunde su parte epidemiológico, pero NO SE DICE, NO SE RECONOCE que VARIOS de los nuevos afectados, día a día, pertenecen a dependencias del Estado, y hasta se han contagiado funcionarios de alto rango.

De tal modo, es el propio Gobierno, el provincial y el municipal, el que debería tomar TODOS Y CADA UNO de los recaudos para evitar que se encadenen los contagios.

De igual manera, si hay INFRACTORES se de a conocer esas contravenciones con el mayor peso de la ley, haciéndose saber quién o quiénes actuaron con execrable e INHUMANA DESOBEDIENCIA para, precisamente, estar al tanto de eventuales contaminaciones.

Con las actuales “libertades” es EVIDENTE, irrefutable, que no se ha logrado contener la Circulación Comunitaria del virus y los especialistas en epidemiología SABEN que son cada vez menos comprobables los nexos.

¿Qué es preferible…? ¿Contagiarnos todos, o volver a Fase 1 durante no más de un mes? Esa es la cuestión.

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