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Puiggari aceptó la renuncia del vicario general de la arquidiócesis

El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, dispuso cambios en los destinos pastorales de algunos sacerdotes diocesanos y aceptó la renuncia del vicario general de la arquidiócesis, monseñor licenciado Silvestre Cecilio Paúl, de 94 años de edad, quien ejercía esa función desde 1992.

 

Cabe recordar que en cada diócesis, el obispo debe nombrar un vicario general, el cual, dotado de potestad ordinaria, ha de ayudarle en el Gobierno de toda la diócesis.

El vicario general debe ser sacerdote, de edad no inferior a treinta años, doctor o licenciado en derecho canónico o en teología o al menos verdaderamente experto en estas materias, y dotado de sana doctrina, honradez, prudencia y experiencia en la gestión de asuntos.

 

En virtud de su oficio, al vicario general compete en toda la diócesis la potestad ejecutiva que corresponde por derecho al obispo diocesano, para realizar cualquier tipo de acto administrativo, exceptuados, sin embargo, aquellos que el obispo se hubiera reservado o que, según el derecho, requieran mandato especial del obispo.

 

En el seminario diocesano Nuestra Señora del Cenáculo, monseñor Puiggari designó nuevo rector al presbítero licenciado Cristian Mario Torres, aceptando la renuncia presentada oportunamente por el presbítero Eduardo Rafael Jacob que venía ejerciendo esa tarea.

 

Asimismo, el arzobispo designó nuevos párrocos en cuatro parroquias a los siguientes sacerdotes diocesanos:

 

Presbítero doctor Mario Alberto Haller, párroco de Nuestra Señora de la Piedad, en Paraná.

 

Presbítero Gustavo Alejandro Horisberger, párroco de San Miguel Arcángel y Todos los Ángeles, en Paraná.

 

Presbítero Javier Jorge Murador, párroco de San Juan Bautista, en Paraná.

 

Presbítero Luis Hetze, párroco de Nuestra Señora de la Merced, en la localidad de Hernandarias, de la que hasta ahora era administrador parroquial.