Maran Suites & Towers

“Pegá… total, te perdonan”

Una tendencia preocupante se viene registrando en ámbitos jurídicos. Hechos punibles, perpetrados en escenarios deportivos, terminan siendo minimizados en estrados judiciales. Sea por sagacidad y rica aptitud procesal evidenciada por representantes legales a la hora armar la trama defensiva; por incapacidad o falta de astucia de los asesores querellantes; por temor de las víctimas a futuras represalias; o por obra y arte de una paradójica Justicia entrerriana, agresores terminan siendo sobreseídos como si nada hubiese ocurrido.

 

Es un mensaje inquietante, turbador, el que se está plasmando palmariamente en Tribunales de la Provincia, o en estudios jurídicos de la Región.

Se está otorgando un cheque en blanco a los violentos, a los irascibles, a los coléricos.

Pero… ¿tienen la culpa los agresivos de tan alarmante paradoja? La respuesta debe refrendarse con mayúsculas: NO.

 

Comencemos por el procedimiento. ¿Qué se informa de un hecho sancionable o plausible de castigos? ¿Cómo se notifica? ¿Cumple la información con las condiciones estrictas del rito procedimental? ¿Cuenta el informante con los testigos de rigor?

 

A partir de allí se verifica si la trama es consistente, o no… Un informe de un árbitro agredido, puede por sí mismo, al contar con un argumento ligero, inconsistente, beneficiar al agresor, y lamentamos haber leído innumerables informes con fallas no solo semánticas, ortográficas sino también contradictorios, incongruentes y hasta absurdos.

 

Por consecuencia, NO es la primera vez que lo decimos, los Cuerpos Colegiados del deporte entrerriano deberían contar con asesores no solo confiables, creíbles, sino esencialmente CAPACES.

 

Si empezamos mal… terminamos peor. Pasemos a la función de la Defensa. Basta que el abogado defensor sea un GRAN penalista del foro local, para asirse, ampararse, de todo recurso VÁLIDO y acogido por ley, logrando beneficios a su defendido.

Por ello, la presentación de los representantes querellantes debe ser impecable. Sin resquicio alguno que promueva la acción pícara del abogado defensor.

 

Es tan SENCILLO contemplar causas en fueros locales, analizar quiénes son sus protagonistas, para entender, interpretar, que nos hallamos ante el tristemente célebre Cuento de la Buena Pipa, o sea, se termina con fallos absurdos, con acuerdos inadecuados, sin buscarse la VERDAD, aceptándose sentencias ilógicas por el mero hecho de NO haber procedido convenientemente en el punto inicial del conflicto o hasta NO tener el CORAJE, la VALENTÍA, de ir hasta las últimas consecuencias. MEDIOCRIDAD Y MIEDO. Una combinación nefasta.

¿Y los jueces?… En este punto, prometemos ser mucho más profundos en próxima Editorial. Por ahora, les daremos el handicap de considerar que gran porcentaje de sus fallos, se vinculan a los HORRORES de procedimiento de quienes se presentan como víctimas y/o querellantes.

 

Por todo lo expuesto, en nuestro deporte se siguen suscitando beligerancias, agresiones de todo calibre. NADIE, sí… NADIE, ni siquiera el periodismo, en especial la prensa de medios FUERTES, PRESTIGIOSOS, hace los DEBERES para que se margine a los VEHEMENTES de los estadios y hasta se los escarmiente debidamente. Lo PEOR es que dicho cometido NO se cristaliza en especial por el PRIMER PASO: exhibir informes con FUNDAMENTOS, ARGUMENTOS sólidos, irrebatibles.

 

Solo se publican crónicas de graves incidentes y cuando les llega el comunicado del Estudio Jurídico defensor o querellante, se dan a conocer los pronunciamientos del Tribunal de turno. Mucha comodidad. Cero compromiso. Patético. Así estamos…