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PARANÁ MARCHÓ POR UNA LEY DE HUMEDALES

Con una importante movilización, ciudadanos e integrantes de organizaciones socio ambientales ganaron la calle en la capital provincial en reclamo para que cesen de inmediato las quemas en las islas y una participación efectiva en una legislación que preserve el Delta. Se escucharon fuertes críticas a funcionarios del Ejecutivo provincial y se alentó a seguir protestando “las veces que sea necesario”, se escuchó en los discursos.

“Por una autentica ley de protección de los humedales e islas”, la Multisectorial por el Delta realizó una nutrida movilización por las calles de Paraná. La convocatoria, nacida el fin de semana pasado por la creciente preocupación por las quemas en el Delta entrerriano se organizó rápidamente invitándose a un amplio abanico de entidades y vecinos.

“Tenemos el derecho y el deber de participar en los procesos de toma de decisiones, le corresponde a la sociedad civil impulsar una Ley de Humedales construida de abajo hacia arriba, integrando la visión desde los territorios, incorporando y respetando sin jerarquías saberes ancestrales y académicos. Una ley por y para los humedales, que lo comprenda como sujeto de derecho, que no pueda ser apropiado y explotado hasta su colapso ecológico y cultural”, se exigió en el documento conjunto firmado por los participantes.

Desafiando la quietud impuesta por las restricciones sanitarias para frenar la pandemia de Coronavirus, los manifestantes se concentraron frente a Casa de Gobierno y de allí se trasladó por las calles hasta llegar al Parque Urquiza y bajar a la costanera frente a la Plaza de las Colectividades. Allí, frente al río, se dio a conocer un documento donde se repasaron los ejes de la convocatoria, con críticas a las propuestas productivistas para los humedales y exigiendo una intervención ciudadana en las leyes que se debaten en la Legislatura provincial como en el Congreso Nacional para el amparo del Delta y los ecosistemas de su tipo.

Voces

Luis Cosita Romero, integrante de Eco Urbano, Baqueanos del Río y Cuidadores de la Casa Común se refirió a la importancia de poder alcanzar una ley que permita “atender al entorno del río, que son las islas”. En este sentido, el histórico militante contra las represas en el Paraná Medio rescató el consenso alcanzado en la a declaración de la Multisectorial. “Son puntos muy interesantes a tener en cuenta porque se está dando un marco de discusión y de replantearse la política diaria. Desde la sociedad se pide un debate y un lugar donde poder encontrar un acuerdo que proteja estos sistemas de humedales tan importantes para todas las especies animales que habitan este amplio territorio. Desde el Pantanal en el Mato Grosso brasileño, hasta el río de la Plata. Esto da una escala que realmente debería llamar la atención. Son lugares muy codiciados para la explotación desde los poderes económicos, y que todavía no nos hemos podido poner de acuerdo con una ley que proteja estos sistemas”.

César Baudino, docente e integrante del Colectivo de Trabajadores por La Ventana, comentó que la movilización fue “buena para los tiempos de pandemia. Muy sentida y organizada a pesar que tuvo detractores en su génesis. Con mucha Juventud que alienta y refresca luchas que promete continuidad. Sin aparatos operando es auspicioso para estos tiempos de devastación”, apuntó. El ex secretario General de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos, destacó que en los discursos se “mostró en todas las intervenciones perfil anticapitalista y responsabiliza de la catástrofe a gobiernos nacional provinciales y municipales”.

Entre la gente sin vínculo a entidad u organización política, se vieron en carteles donde se expresaba: “Ley de Humedales ya. Bata de Ecocidio”; “Basta de quemas”; “Paren el ecocidio, nos están matando”; “Justicia climática ya!”; “Si crees que la economía es más importante que el medio ambiente y la biodiversidad, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero”; “La casa en común está en peligro”; “No al desmonte, sí a la vida”. “Somos la especie en peligro de extinguirlo todo”; “Defender el ambiente es defender la soberanía”. “Las cenizas que nos sobran”; “Somos una sola naturaleza”.

Declaración

El documento leído al finalizar la marcha por los humedales fue el siguiente:

“El pasado sábado 1° de Agosto, la ciudadanía local junto a diversas organizaciones, nos autoconvocamos a la orilla del río Paraná frente a la isla Curupí, movilizades por las quemas en los humedales. Reunides en asamblea y haciendo circular la palabra, resolvimos tejer redes con el fin de pensar colectivamente acciones socioambientales que pongan un freno definitivo al ecocidio que se está llevando a cabo sobre tan preciado ecosistema.

Necesitamos poner en valor la riqueza que tienen los humedales, por eso es clave entender que éstos ocupan el 22% del territorio nacional, conformando el hábitat del 40% de la biodiversidad mundial. Este ecosistema se compone de zonas parcial o totalmente inundadas, siendo de enorme valor biológico y social. Desempeñan un papel crucial en el ciclo del agua regulando sus flujos porque la reciben, almacenan, purifican y liberan. Además son el hábitat de una enorme diversidad de especies. La importancia de este sistema ecológico no sólo radica en su componente natural, sino también social. Los seres vivos que habitan allí, conviven en armonía con múltiples comunidades que subsisten de forma sustentable con el entorno natural. Hay una interacción propia con los territorios, una relación de simetría para con la naturaleza, que revaloriza a los humedales y los carga de contenido socioambiental y cultural.

Pero hagamos un poco de historia sobre el ecocidio que está arrasando con los humedales y que tiene su raíz en el modelo agroexportador extractivista. Aquel proceso que tuvo comienzo en el año 1996 con la incorporación de la soja transgénica al país, llegó a un punto crítico a mediados del año 2002 cuando la expansión de la frontera agrícola habilitó a los productores a instalar su actividad en las islas de la zona. Los cambios aparejados a esta actividad fueron notables, y tienen relación directa con el crecimiento de soja en tierra, el traslado de la ganadería hacia las islas, así como también la expulsión del campesinado que pasó a engrosar las villas de las grandes urbes.

Con la expansión de la frontera agropecuaria, el número de quemas en la zona ha ido en aumento. Esta práctica se realiza con la finalidad de limpiar y obtener una pastura de mayor calidad para las actividades económicas mencionadas. Según cifras oficiales, sólo en lo que va del año se contabilizaron más de 5 mil focos de incendio, unas 90 mil hectáreas, que son el equivalente a más de 6 veces el tamaño de Paraná. Pero sabemos que este fenómeno se extiende a lo largo de todo el valle aluvial de la Cuenca del Plata, por lo cual desconocemos la magnitud real de los territorios devastados.

Las quemas afectan completa e irreversiblemente la integridad y complejidad de los humedales. Vieja costumbre de nuestro modelo productivo que inevitablemente deteriora el equilibrio de esta especie tan particular de bioma. Son un conjunto de redes biológicas dinámicas constituidas a partir de la interacción recíproca de cientos de seres vivos. Ante esto, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) manifiesta que la quema en las islas del Delta debe detenerse de forma inmediata y aporta dos aspectos clave a la hora de analizar la masividad de los incendios. Por un lado, una bajante histórica del río con heladas de época que aumentan la sequía y por otro la velocidad del viento que aviva el fuego que repercute negativamente en el ambiente y la salud de las comunidades cercanas.

Algo importante a destacar es que, si hace alrededor de 18 años se hubiesen aplicado las legislaciones vigentes en materia ambiental, y el correspondiente ordenamiento territorial, hoy en día no estaríamos atravesando esta grave situación. Desde aquel entonces contamos con herramientas legales que no son aplicadas. Tenemos la convicción de que en casos como los actuales se debe aplicar el principio precautorio. Esto significa que, ante la ausencia de pruebas científicas fehacientes, se debe optar por proteger y preservar.

Por estos motivos exigimos que se detengan las quemas inmediatamente y, en simultáneo, se promulgue una ley que proteja específicamente a los humedales. Denunciamos que el accionar por parte del Estado va contra los derechos reclamados, y acá queremos apuntar directamente al gobierno de la provincia de Entre Ríos, de la provincia de Santa Fe, el Ministerio de Ambiente de la Nación y los organismos de ambiente provinciales.

Son necesarias y fundamentales las voces de quienes habitan los humedales y sus inmediaciones, para llevar adelante procesos de toma de decisión y construcción de políticas públicas para la conservación, que sean efectivos y procuren una solución real para estos ecosistemas. No podemos ser meros escuchas o espectadores de la formulación de la nueva Ley de humedales, tenemos que participar activamente para ser quienes decidamos qué se hace sobre nuestros territorios. Tenemos el derecho y el deber de participar en los procesos de toma de decisiones, le corresponde a la sociedad civil impulsar una Ley de Humedales construida de abajo hacia arriba, integrando la visión desde los territorios, incorporando

y respetando sin jerarquías saberes ancestrales y académicos. Una ley por y para los humedales, que lo comprenda como sujeto de derecho, que no pueda ser apropiado y explotado hasta su colapso ecológico y cultural.

No obstante, nada de esto es posible sin un cambio real de paradigma respecto a las formas productivas, que en la actualidad pasan por consumir y acumular de manera infinita.

Necesitamos ir hacia modos de vida que sean respetuosos de la naturaleza, nuestra casa común, de la cual somos parte”.

Fuente y Fotos: Gentileza ERA Verde.

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