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Paraná cada vez más insegura

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Nadie discute la evolución en materia de inversión tecnológica, de modo especial en cuanto a equipamiento comunicacional o transporte; no se pone en tela de juicio capacidad de líderes de la Fuerza; no se duda de la actitud mayoritaria a la hora de hacer frente a la ardua responsabilidad de preservar el orden, persuadir o si es necesario disuadir y reprimir a quien no respete la sana convivencia y el marco legal. Tampoco titubeamos a la hora de reconocer y valorar las dignas intenciones gubernamentales en capacitar y profesionalizar a la Policía de Entre Ríos. Pero es INNEGABLE también que la INSEGURIDAD ha crecido sin pausas.

 

Nos remitiremos hoy solamente a lo que viene ocurriendo en derredor a nuestro hogar. Crece semana a semana la ola de asaltos a kioscos, niños, jubilados por las manzanas comprendidas entre 9 de Julio, Carbó, Courreges y General Galán.

Lo peor es que paradójica o contradictoriamente, uno OBSERVA que móviles policiales recorren la zona supervisando que ello no ocurra. Sobre cuatro o dos ruedas se aprecia la preocupación por que el ciudadano se sienta protegido.

Quizás, es cierto, hay lapsos descuidados, al menos por calle San Martín entre Villaguay e Ituzaingó, o Pellegrini entre Montevideo e Ituzaingó,o Feliciano/Sebastián Vásquez entre Monte Caseros e Italia, o en zona de Coto muy especialmente, en los cuales parece que la Policía considera -ERRÓNEAMENTE- que es zona “tranquila”.

Por ejemplificar, en horarios entre 5.30 y 8.30 no se advierte a ningún uniformado cerca, ocurriendo algo similar entre 14 y 16,30 o entre 19 y 21 o el segmento comprendido entre 1.30 y 3.30. Lo hemos hasta “controlado” por nuestras propias actividades o salidas diversas.

Por ende, algo sucede en el entramado horario de guardias de tránsito, pero lo cierto es que los delincuentes, por causalidad o casualidad atacan sin pudor, a veces con una violencia inusitada, justamente en esa franja.

 

Inevitable (y hasta injustamente quizás…) uno incurre de modo lamentable en la suspicacia y preguntarse íntimamente si no hay una connivencia entre algún policía corrupto y los malvivientes, pero son demasiadas contingencias sospechosas, como si hubiese una “logística” del mal y no tantos arrebatos ocasionales.

Lo venimos diciendo desde la apertura de éste Diario Digital que algo pasa con nuestro barrio. A dos cuadras de la Peatonal, a cuatro de la Plaza de Mayo, una zona que por las características de los vecinos, por el crecimiento de la actividad comercial con un bazar, muchos drusgtores o despensas, algunas casas de comidas para llevar, servicios técnicos diversos, verdulerías, sala de fiestas Infantiles, una carnicería, una casa de venta de vestidos, fotocopiadoras, consultorios médicos, estudios jurídicos, contables, debería ser MUY SEGURA.

 

Sin embargo, entre los vecinos se viene afianzando la idea de organizarse y va creciendo el pensamiento de ARMARSE, aunque en algunos casos ya se ha procedido a ello.

Y bien cabe ACLARAR, que los hechos delictivos en progreso no atentan contra la propiedad. Por ahora, las viviendas son INTOCABLES quizás porque los “Cacos” ya percibieron que todas tienen las medidas de seguridad garantidas o sus ocupantes han tomado los recaudos para que quien se arriesgue a entrar sea advertido.

 

Pero el atentar contra kioscos, y muy especialmente contra niños, adolescentes, ancianos o mujeres ya es moneda corriente y el común denominador ya no formula la denuncia pues es más pérdida de tiempo y el pensamiento creciente es en cada comentario del barrio “la Policía no está donde debe estar…”

Lo que por ahí no se tiene en cuenta es que el obrar de la Policía no siempre es CONCORDANTE con el de la Justicia. Los uniformados proceden y hasta tienen facultades fraccionadas por un Código Penal que necesita urgentes reformas.

Con firmeza creemos que en muchas circunstancias la Policía está atada de pies y manos, harta de ver como apresan a peligrosos personajes con una foja de antecedentes que asusta aun siendo jóvenes o hasta adolescentes, y por el tristemente célebre Código que los ampara, jueces débiles o abogados muy astutos, salen en poco tiempo para seguir reincidiendo.

 

Tenemos una excelente relación con personal policial de distintos rangos, en especial con policías amigos de Casa de Gobierno, o hasta de la cúpula de la Fuerza, y en distintas charlas abordadas se llega a la misma conclusión: los esfuerzos son enormes, el sacrificio es permanente, pero hace faltan nuevas leyes que AMPAREN los procedimientos y en especial a los testigos o denunciantes.

Hoy se da una situación peculiar: denuncias un ilícito y hasta en la misma Comisaría te quitan ganas de continuar la diligencia o lo más aberrante, oficias de testigo y el abogado del inculpado a la hora de la declaración te provoca una perplejidad por el rigor y tono de sus preguntas, haciéndote sentir que al final la culpa es tuya por haber sido testigo de una coyuntura ilegal.

 

Entonces, surgen para policías, jueces y, ESENCIALMENTE para el ciudadano común, MIEDOS a sufrir represalias. El sentimiento de coacción, de apremio que se ejerce sobre el testigo es IMBORRABLE y es usual que uno se retire de Tribunales consternado, atribulado, prometiendo que NUNCA MÁS atestiguará en causa alguna.

Así, al parecer, hay una “mecánica” en crecimiento sostenido, de provocar rechazo a la idea de denunciar y MUCHO MENOS de legitimar denuncias. ¿Resultado? Los delincuentes ganan por goleada y surge de modo tan inequívoco como triste, otras dos preguntas: ¿para qué está la Policía?… ¿Para qué están los Jueces?… Pero aparte de éstas preguntas cruciales… ¿hasta cuándo la Comuna seguirá sin proceder a limpiar zonas de plazas, canteros de boulevares, áreas lindantes a arroyos por donde se escapan o esconden generalmente los delincuentes?

 

Los malvivientes no solo andan en motos. También caminan insospechadamente, proceden al ilícito y salen corriendo como atletas de alto rendimiento. Aprovechando, SIEMPRE la DESPROTECCION que hay en ésta zona, en los horarios precitados y actuando cotidianamente de a dos, uno obrando permanentemente “de campana”.

 

Por eso vamos a seguir INSISTIENDO en lo que atañe a la falta de PREVENCION existente respecto al endeble control que hay de ciertos transeúntes a los cuales se podría pedir RESPETUOSAMENTE, SIN EXCESOS, sin actitudes de prepotencia, sin gestos amenazantes, documentación, y evaluar de considerarse necesario antecedentes.

Somos conscientes que puede sonar a reminiscencias de una época nefasta, pero es IMPRESCINDIBLE que SE PREVENGA y ese método es el que más INCOMODA a quien anda en cosas raras. Si a un ciudadano común le requieren documentación o -de no portarla- detalles confiables, creíbles, fidedignos en cuanto a su procedencia, NADIE que esté encuadrado dentro de la ley DEBERIA OFENDERSE.

En distintos países que hemos tenido la satisfacción de visitar por razones profesionales, se nos ha requerido pasaporte en lugares públicos y hasta privados. Acá, al parecer, lo que resulta ILEGAL es PREVENIR y sinceramente, desconocemos si hay alguna ley nueva por la que el personal policial no tenga esa potestad de REQUERIR PROTOCOLARMENTE, sin opresión, sin gestos arbitrarios, un documento para verificar identidad VERAZ. Claro que no nos referimos solo a un severo control inmigratorio sino a poner la mira, segundo a segundo, en el tránsito cotidiano, verificándose el movimiento de vehículos no identificados, con ocupantes de dudosa apariencia y sobre todo de sospechosos movimientos.

Solo basta recorrer la Peatonal, distintas plazas, la zona de Terminal, para ver MUCHÍSIMAS caras nuevas en Paraná. Algunas afincadas en zonas donde la misma Policía ya tiene dificultades en acceder y otras que pasan a diario por el Túnel con fines desconocidos. ¿No habrá llegado la hora que la Policía de Entre Ríos comience a montar A DIARIO operativos de CONTROL más inflexibles en ACUERDO con jueces que deberían salir más de sus estrados y comprobar la inseguridad creciente, como bregar por una Reforma Penal que también a ellos defienda?