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Notable presencia juvenil en el primer sábado de la Feria Internacional del Libro

En un recorrido por la 47a Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que hasta el 15 de mayo se celebra en el porteño predio de La Rural, el público juvenil se instaló como protagonista con su devoción por la lectura, también las editoriales independientes que se agruparon en el pabellón amarillo celebraron que el lunes sea fin de semana largo por “posibilitar la llegada de personas de otras provincias” y un abundante público ingresó con entusiasmo en la primera noche gratuita.

Durante la tarde del primer sábado, el público conformado por diversas edades que caracteriza a este encuentro anual alrededor de los libros transitó los pabellones y pasillos con bolsas de librerías en la mano.

En el espacio de la editorial argentina especializada en literatura infantil Riderchail, ubicado en el pabellón azul, se reunió un grupo de pequeños y pequeñas lectoras junto a sus familias que disfrutaron de narraciones en voz alta; mientras que en los stands de planetas, los adultos miraban la mesa de novedades.

Alrededor del sello Catapulta, que tiene su lugar en el pabellón amarillo en el stand 1420, una fila compuesta por familias e infantes rodeó el stand a la espera de la firma de Nick, el ilustrador de Gaturro.

La editorial Kel, la principal distribuidora argentina de material en inglés fundada en 1977 se encontró atiborrada de jóvenes que hicieron dos filas: una para ingresar al stand y otra para pagar. Bianca de 21 años y Jazmín de 24 dijeron a Télam que “no esperaban esa fila” para llevarse sus libros.

¿Por qué más de 50 personas esperaron con paciencia en el stand 1404 de la editorial? “Tienen títulos que no se consiguen en ningún lado”, coincidieron las lectoras. Bianca eligió el box de libros “Una corta de rosas y espinas” de la escritora de fantasía estadounidense Sarah J. Maas. Jazmín decidió esperar por dos libros de Alice Hoffman, también de nacionalidad estadounidense.

Ignacio, librero en Kel, contó a Télam que el stand “estuvo atestado de gente durante 3 horas” y que “no había pasado antes”. Mientras organizaba a las personas que se acercaban e indicaba en qué fila debían ubicarse, destacó a la escritora estadounidense Collin Hoover como la escritora preferida por muchos adolescentes y jóvenes.

En el stand de V&R editoras también fue protagonista el público joven, la vocera Natalia Vázquez se sorprendió por “la fila que rodeó el stand y seguía por los pasillos” conformada de lectoras de la escritora Anabella Franco. Toda la cola tenía un libro en la mano con la nueva novela “Thea” y también con el anterior título de la autora “Háblame de lo invisible” publicado por el sello VERA en el 2022.

Como parte de la movida juvenil, esta fue la primera vez que la Fundación del Libro reconoció el rol de los jóvenes “bookfluencers” o “influencers de libros” como divulgadores de la literatura. La dueña de la cuenta @nyxlibros , Nad Rivero y @lulegallo Luciana Gallo, recorrieron el primer sábado de la feria creando contenido. En diálogo con Télam, contaron más sobre su trabajo. Gallo puso “una caja de preguntas” en Instagram para que le hicieran consultas y las que más recibió fue sobre descuentos, poesía y libros en inglés. Rivero contó que recibe muchos mensajes sobre la admiración por la Feria Internacional del Libro de personas de distintos países.

La ciudad invitada Santiago de Chile también ganó protagonismo con la espera de más de 60 personas que esperaron ansiosos la participación del escritor chileno Raúl Zurita, galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2020.

Cerca del stand de la ciudad invitada, la poeta y librera Fedra Spinelli del stand La Coop caracterizó el Pabellón Amarillo como el “lugar de las independientes”. Sobre el primer sábado destacó que “para ser fin de mes, viene bien”. “El puente nos trajo un público que en otras circunstancias le complicaba más venir. Lo sentís en las tonadas. También extranjeros que siguen visitando”, dijo a Télam. “Siempre uno espera más. Ahora recién se está viendo el movimiento”.

Spinelli también destacó que ayudó que La Coop esté situada cerca de la ciudad invitada, que durante la tarde del sábado organizó una lectura de poetas mapuches. “Es un buen año para la poesía y lo latinoamericano”, consideró la librera.

Sin embargo, señaló que desde La Coop vienen “muy golpeados” y explicó que algunas editoriales independientes “apenas llegaron a reimprimir, por lo que no pudieron entregar las novedades”. Por ejemplo, la editorial independiente Conejos.

Frente a esto, analizó que en los últimos años “se conoció más a las editoriales independientes” y eso dio un empujón a quienes buscan ampliar el universo de los libros. “Forjamos una identidad y está funcionando”, aseguró Spinelli a pesar de las dificultades que impone la crisis económica.

En el stand de las editoriales infantiles “Iamiqué” y “Limonero” propusieron responder a la pregunta “¿Y vos…cómo querés al libro?” en un afiche sobre una de las paredes que recubre el lugar. Los jóvenes dibujaron, anotaron sus cuentas de Instagram, escribieron versos de Alejandra Pizarnik como “Tu modo de silenciarte en el poema. Me abrís como a una flor” y también reflexiones como “Leé para ser independiente, leé para ser libre”.

En el stand de la distribuidora Waldhuter, el librero Cristian Pelletieri distinguió al sábado como “una buena jornada”. “Sería extraño compararlo con el año pasado porque era una eufórica post pandémica, lo que no quita que hayan venido nuestros lectores de siempre y gente que persigue editoriales que nosotros trabajamos. Y muy al pesar de los precios, no se han negado a la compra de un libro”, señaló.

Pelletieri caracterizó a los lectores de Waldhuter como interesados por temáticas como geología, filosofía, antropología y en comunicación. “Vienen por libros muy puntuales, no compran todas las novedades”, explicó y destacó como “hitazo” el libro “El señor peludo” de May Sarton.

Cerca de las 8 de la noche -horario en que se abrieron los molinetes para el ingreso gratuito a la Feria- una gran cantidad de personas avanzó a paso rápido por la entrada de la porteña avenida de Santa Fe y también por Avenida Sarmiento. Leo, de Villa Urquiza, habló con Télam a medida que la fila avanzaba. Es su primera en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. “Aproveché que es gratis para ver que había y qué me interesa”, dijo sobre los libros que esperan al cruzar la entrada.

La mayoría de los presentes caminaron apurados y respondieron a las instrucciones de los trabajadores de seguridad que agitaron la Noche de La Feria con señales como “Vamos, chicos, donde dejen hueco se va a poner otro” o “Entren, entren, que es gratuita”.

Hubo grupos de amistades, familias, parejas que avanzaron con emoción en el rostro en la cálida noche del primer sábado. Karina, madre de una hija adolescente, contó a Télam que “la convenció para venir una vez más”. “Vine porque es gratis y para ver si hay ofertas”, contó. Otra madre vino con su hijo de 10 años, que estaba “ansioso por comprar cómics”.

Luego de cuarenta minutos en que las personas ingresaron con fluidez, las vallas de seguridad se quitaron. Pese a que la convocatoria no fue masiva, el encuentro del público nocturno con el que ya transitaba desde la tarde ralentizó la caminata por los pasillos de la Feria Internacional del Libro en su primer sábado abierto al público.

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