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¿”Ñoquis” o inmolados?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- El Gobierno de la Nación y de Provincia de Buenos Aires ha procedido al despido de empleados de diferentes organismos, alegando que son “ñoquis”. Un grueso error: despedir sin analizar, sin estudiar cada caso. Una grosera equivocación no dar chances de continuidad a personal que puede ser muy útil pese a su vinculación ideológica.

 

Miles de trabajadores del Estado NO TIENEN LA CULPA que la gestión saliente haya resuelto tardíamente su incorporación a Planta o precisamente no se los haya amparado en ese Derecho inalienable a mantener su fuente laboral.

Hay casos y casos… No pueden meterse a todos en la misma bolsa. Debe evaluarse casa caso y comprobarse sus funciones, amén de sus capacidades o merecimientos.

 

Lamentablemente, la carrera administrativa en el Estado no tiene garantías suficientes y sigue registrándose una detestable cacería de brujas, persiguiéndose a los que menos ganan en su tarea estatal, muchas veces sin el más mínimo amparo de los propios gremios.

Justamente, el Gobierno de Macri acaba de cometer un serio desliz. Si bien es entendible, comprensible, el estupor por hallar una estructura estatal superpoblada de empleados, con designaciones y/o recategorizaciones concretadas sin la transparencia o sin cumplimentar los requisitos procedimentales correspondientes, lo que debió ejecutarse fue una revisión, una exploración, una investigación acorde al eventual ilícito perpetrado.

 

No convalidamos el despilfarro del dinero público. Sí avalamos que se objete determinadas designaciones o jerarquizaciones, y se indague por las vías adecuadas.

No avalamos un desmadre administrativo, lo que es más… lo condenamos, pero DESPEDIR indiscriminadamente tampoco es el REMEDIO pues se está dejando en la calle a miles de personas, y tal vez cientos de ellas hayan sido víctimas de este obrar execrable de las autoridades salientes que han violado todas las reglas de ingreso y promoción que protegen la carrera administrativa de los trabajadores, poniendo al borde del déficit a distintos estamentos.

 

¿Y si adentro quedaron miles de privilegiados, nominados en los primeros años de gestión y son los verdaderos “ñoquis” de diversos ámbitos del Gobierno???

¿Y si adentro quedaron los menos capaces? ¿Los más desleales? ¿Los más infieles?

 

Eso es lo que debería inquirir, examinar Macri y su gente, como en sí, todos los gobernantes del país. ¿Queremos una República más justa, igualitaria? Hagamos una Argentina más PRODUCTIVA.

¿Por qué detenerse en los últimos expedientes de nombramientos y no ir más allá, no ser más coherentes y tomarse un tiempo prudente en valorar, justipreciar, grados de aptitud, actitud, lealtad, honorabilidad?

 

Ocurre algo similar con las afectaciones, las adscripciones… Sobran ejemplos de empleados de una órbita trasladados a otra para que finalmente NO HAGAN NADA de lo que pueden y saben hacer.

¿Por qué terminan siendo parias, excluidos, relegados? Por viejos rencores, odios, aversiones de las cuales a veces ni se enteran los superiores.

 

Así, pasan términos de gestiones y no solo que NO PUDIERON TRABAJAR CON DIGNIDAD sino que se les sacó la mano por el mero hecho de no haber podido desempeñarse acorde a sus competencias, pericias, habilidades.

¿Quiénes quedaron? NO SIEMPRE LOS MEJORES y en la mayoría de las ocasiones, GANAN los mediocres, recelosos que impiden o entorpecen lleguen pares más aptos, más eficientes.

 

La carrera de la Administración Pública debe ser justamente una CA-RRE-RA. Una COMPETENCIA. El más COMPETENTE debe ser ESTABILIZADO y RECATEGORIZADO. NO DEBIENDO DEPENDER de ideologías o partidismo, como hasta de prostituirse para alcanzar metas superiores.

 

Aprobamos que haya un CONTROL, que haya una FISCALIZACIÓN. Nos parece espléndido, regio, sin embargo, CONCEBIMOS repugnante el dejar sin previo aviso a gente en la calle.

Es un boomerang que a la corta o a la larga termina siendo nocivo.