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Nacional B: Patronato vuelve de la puna con las manos vacías

Era empate cantado. A la inoperancia de Gimnasia para provocar daño, se oponía la firmeza de un Patronato que no brillaba con la pelota en sus pies, pero sí se mostraba bastante sólido hasta que apareció Balvorín y capitalizó un centro impecable de Luna, sentenciando el 1-0 frustrante para los de Zielinsky que habían hecho los deberes como para robarse un punto de trascendente valía.

Tácticamente lo de Patronato en Jujuy no admite discusiones ni reproches. El planteo del DT estuvo aplicado correctamente, sin brillo pero con la dosis de solidez útil para exasperar al adversario.

Lo que tampoco se puede discutir es que Gimnasia, sin profundidad, sin contundencia, enhebró cerca de una decena de acciones propicias para anotar y su propia ineficacia , como los esfuerzos de la zaga visitante, impidieron que antes de la conquista de Balvorín el desarrollo del cotejo tenga otro rumbo.

Lo peor es que en el preciso momento de ese centro fatídico de Luna, ganándole la posición a Mansilla, y la irrupción reafirmando su estirpe goleadora de Balvorín, los de Paraná empezaban a tratar mejor la pelota algo que les costó y mucho.

Hasta allí, el “Santo” se había parado bastante bien, dando pequeñas ventajas en el juego aéreo o en la cobertura de los laterales, pero se las ingeniaba para no ser superado y provocaba que los dueños de casa paulatinamente se dejen llevar por la ansiedad y quedar a expensas de la contra entrerriana.

Al “Lobo” no le sobraba nada, y después de dos derrotas consecutivas su gente lo dejó de seguir, por lo cual en el “23 de Agosto” los gritos de quienes sí fueron a la cancha poco a poco se hacían sentir. Y fue justo en ese instante, en ese lapso donde los forasteros empezaban a sugerir que llevarse los tres puntos no era una locura, cuando entre Mansilla, Soto y Bértoli no se logró evitar la habilitación de Luna y la definición de cabeza del artillero Balvorín quien había ingresado al campo 5 minutos antes.

Crónica de lo que pudo ser y no fue

En la primera parte se vio poco fútbol entre Gimnasia y Patronato, porque el “Lobo” no tenía ideas para inquietar la valla de Bértoli, mientras que la visita mantuvo el orden para sacar el poco peligro que se le presentó ante el marco custodiado por el sobrio Sebastián Bértoli.

Sólo dos ocasiones de riesgo pudo generar el “Albiceleste”. A los 15’ una de las más peligrosas estuvo en la cabeza de Silvio Oscar Iuvalé quien recibió por la misma vía de Milán, el frentazo se perdió cerca del palo derecho.

Siete minutos luego se dio la segunda situación para Gimnasia con un remate de larga distancia de Gustavo Britos, cuyo disparo se fue por arriba de la portería “Rojinegra”.

Así, el primer período terminó con Bangardino y Bértoli como espectadores de lujo en un choque que dejo muy poco para el análisis.

En el complemento la historia no cambio demasiado ya que Gimnasia seguía insistiendo por la misma vía ante un Patronato que abandonó toda intención de ataque para resguardarse en el fondo.

Los esfuerzos por sugerir ambición eran estériles, no obstante a los 7’ un centro cruzado sobre el área visitante terminó siendo salvado por Flotta cuando ingresaban Romero y Guido Di Vanni.

La única chance de la visita estuvo en la cabeza de Jara quien exigió a Bangardino que terminó mandando el balón al córner. De ahí en más el pleito cayó en un pozo en donde ninguno de los dos tenía la clave para destrabarlo. Aunque el equipo de Zielinski sabía lo que quería, durmiendo la pelota para no sufrir peligros.

Ferraro no tenía la solución en cancha, sino en el banco ya que Gustavo Balvorín ingresó para plasmar el desnivel a los 33, después de una buena combinación entre Romero y Luna que desembocó en el tanto anfitrión.

Después de contra el “Albiceleste” pudo haber aumentado la diferencia, pero la poca puntería de Luna no le permitió estirar la ventaja.

Gimnasia y Esgrima de Jujuy logró el tercer triunfo en casa para seguir expectante en este Torneo de la primera “B” Nacional ya que ahora esta seis del líder que es San Martín de San Juan.

Patronato se volvió del altiplano con los bolsos vacíos pero sin preocupaciones porque no siempre se gana o se cosecha de visitante. Pudo ser, pero no fue. Punto y aparte.

El uno x uno

Sebastián Bértoli (6): como ya enunciamos, tuvo poco trabajo y cuando se lo requirió demostró su solvencia, salvo en el gol convertido por Balvorín pisando el área chica.

Víctor Soto (6): Carretero le produjo dolores de cabeza en el primer tiempo pero se acomodó en el complemento. En el gol quedó la sensación que pudo cerrar.

Walter Andrade (6): le costaron algunos envíos aéreos pero progresivamente se afianzó en la zaga.

Fernando Fayart (7): el más firme de la defensa sin lugar a dudas.

Mauricio Mansilla (5): la amarilla prematura lo condicionó. Quedó la sensación que Zielinsky pudo sacarlo y quitarle peso en el segundo capítulo. En el gol tuvo enorme incidencia y en la expulsión no tuvo nada que ver. Siendo González injusto en extremo con él.

Devallis (7): quien más trató de hilvanar acciones ofensivas, sin dejar de colaborar en la contención. Da la impresión que en los segundos tiempos merma considerablemente en su intensidad.

Mariano Echagüe (5): insistimos en que lo vemos incómodo en esa posición, dependiente más de contener y quitar que de gestar. Está para otra cosa, pero el DT entiende lo contrario y lo respetamos más allá de no compartirlo.

Maximiliano Flotta (6): dejó todo. Se multiplicó para cubrir a todos. Alto nivel de auxilio y cero egoísmo aunque con la pelota en sus pies muy pero muy poco.

Emanuel Urresti (5): las buenas intenciones de siempre en el primer tiempo y una progresiva caída hasta la intrascendencia.

Diego Jara (5): sin que los medios lo alimenten difícil bregarla solo. Como es habitual, enormes buenos propósitos pero paulatinamente chocó con un muro.

Jonathan Bauman (4): no pudo ser el socio de Jara. Es cierto que los medios poco y nada hicieron para que le lleguen pelotas, pero tampoco él exhibió entusiasmo para ir a buscarla más abajo.

Herrera, Espínola y Sánchez no aportaron nada distinto en los minutos que estuvieron en cancha.