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Nacional B: Patronato no sale del pozo ciego

Patronato soportó ante el Deportivo Merlo otra frustración en su estadio. Los de Zielinski resignaron las tres unidades en disputa y la muy escasa concurrencia que se dio cita en el “Grella” no calló su fastidio. Es que amén de los grises futbolísticos, éste plantel necesita mejorar su semblante. Cambiar la cara. Transmitir otras cosas vinculadas al ida y vuelta con la gente, llámese simpatizantes/fanáticos o hasta con la prensa.

Es elocuente que los resultados negativos han erosionado la paciencia del aficionado/hincha, que si bien sabía que ésta temporada sería de transición esperan algo más de su representante y ese “algo más” tiene estrecha relación con lo que trasunta el conjunto “Santo”.

Este Patronato 2010/2011 refleja una conducta de picos notablemente irregulares en su carisma, comportándose en ocasiones inadecuadamente, siendo un equipo que con profundos vaivenes, que con ondas oscilaciones, debería darse más con su gente, con esa que paga la entrada muchas veces sacrificando otro tipo de salida o hasta restando a “la olla” de la semana.

Pero además, en ese sentido, podría transmitir un gesto distinto al periodista, al fotógrafo, al camarógrafo que sacrifica un tiempo extra para retratarlos o buscar un concepto que le llegue a la gente y clarifique un poco esta aciaga situación. Parar un poco con los rostros agriados o los apuros.

Claro que éste nuevo modelo del “Santo” tiene excepciones. No todos proceden de manera por días (tardes o noches) antipáticamente fuera de la cancha, o apáticamente dentro de la misma. Y los más dúctiles en el trato son los mismos que mejor rinden en el rectángulo, aún con jornadas por ahí no felices.

Uno entiende que ese pesar del público, ese padecer, se vive con tanta o mayor intensidad en el grupo de jugadores y cuerpo técnico. Hay compromiso. La intención es salir a flote. Ello no se discute.

Pero insistimos que no se aprecia un espíritu de “vender” una imagen distinta.

Es como que para varios las “relaciones públicas” parecieran ser innecesarias y que ser futbolista solo significa entrenar duro, competir, alimentarse y descansar o hasta solo se evidencian caritas seductoras cuando hay algún interés precisamente seductivo en sus vidas comunes como hombres.

Definitivamente, no se habla de IRRESPETUOSIDAD. Solo hablamos que falta CARISMA. Y ese don no es innato. Se logra captando en un mix lo que se puede dar por el carácter propio como lo que se puede disimular de acuerdo a lo esperado por otro.

Nadie dice que los jugadores o el cuerpo técnico sean malas personas o irrespetuosos, sí decimos que varios (la mayoría) son descorteses, desatentos y eso se paga a la hora de la paciencia que se le puede tener en épocas hostiles.

Alguien de mucha confianza, allegado al plantel nos dijo que “en el seno íntimo del conjunto la ansiedad, la tensión, los nervios están jugando malas pasadas…”. Si eso fuera así justamente el comportamiento debería ser otro.

Ejemplifiquemos… Un amigo, SIN MALA INTENCION, comete un error, falla, se equivoca. Y en vez de pedir disculpas y producir misericordia, compasión, esgrime una postura de soberbia como diciendo “si querés perdoname y sino jodete…”.

De eso se trata nuestro enunciado. Patronato viene de mal en peor y en vez de lucir con otra expresión provoca disgusto. No dudamos que aún hay mucho camino por transitar y que el trayecto puede variar, pero hace falta un mejoramiento de la actitud integral. De lograrse esa mutación podemos estar seguros que se saldrá de éste progresivo sufrimiento en la misión Permanencia y hasta se logrará aspirar una misión más ambiciosa.

Crónica de una tarde/noche anunciada

Ya de esto hablamos en el anuncio del partido y como si fuésemos brujos Patronato se cavó su propia fosa. Aunque no todo es negro… El equipo de Zielinski no empezó mal. Para nada… En sí su comienzo fue positivo

De hecho que Patronato arrancó dominando claramente las acciones y paulatinamente se fue desmoronando. En diez minutos tuvo dos chances muy claras de anotar y otra bastante propicia. Las tres protagonizadas por el binomio Herrera-Jara.

El “Rojinegro” lucía codicioso. Pero duró eso; nada más.

Deportivo Merlo fue un adversario complejo, que supo pararse con firmeza y explotar el malestar de los jugadores anfitriones por los desperdicios ofensivos, reafirmando la tendencia de goles errados, goles sufridos. Así, de pronto, Bértoli empezó a sobresalir como la figura excluyente en el conjunto de Paraná, a partir de taparle un disparo a Blanco que entró solo por derecha.

Avisó la visita en un par de llegadas hasta que a los 42 Diego Ceballos se aprovechó de una pifia defensiva y sometió a Sebastián, como enmudeció durante unos segundos al “Grella”, dando paso posterior a una reacción  violenta (en lo verbal) de parte de la afición que no solo reprobó sino que amenazó con cánticos de fuerte contenido lo que shockeó a los jugadores viéndose gestos y señas inequívocas de recriminaciones las cuales se intentaron solapar o disimular para evitar el caos. Justamente en ese lapso Sequeira pudo encender la hoguera pero falló en la definición.

Ya en el complemento decayó aún más la imagen de los paranaenses que naufragaron de manera rotunda pese a que en la zona central haya sobrado temperamento intentando revertir la tendencia inexorablemente amarga.

Si algo no puede cuestionarse a los hombres de Zielinski es el grado de entrega. Patronato dejó todo, pero jugó mal y punto. El tema es que desde hace bastante viene en deuda futbolística y el promedio asusta como no se vislumbran probabilidades de transformación a corto plazo.

Volviendo al trámite… hablando de atributos psicofísicos, Patronato apostó al vértigo, a la vorágine, al desenfreno, al pelotazo sin sentido.

Aún así, con un mediocre despliegue técnico, procuró llegar al arco forastero, claro que ante cada invasión malograda, hubo que soportar contraataques del dúo Blanco-Ceballos, o  resistir mal parado las virtudes en el manejo de pelota de hombres del Deportivo y a su vez sobrellevar hasta con dramatismo cada acción de pelota parada.

Así, paulatinamente, la desesperación y la impotencia cambió el naufragio por encallar violentamente pese a las llegadas de Gutiérrez, Sánchez Sotelo y Urresti que no cambiaron nada.

Deportivo Merlo ganó bien. Con justicia. Sin discusiones.

Patronato perdió por defecto propio y mérito ajeno.