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Monseñor Puiggari: “sin cultura del trabajo, Argentina no será el país anhelado”

El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, hizo este domingo un fuerte llamado para que no falte el trabajo, y lo hizo en el marco de la festividad de San Cayetano, cuya procesión multitudinaria y la misa se desarrollaron en el templo ubicado en el barrio San Roque.

 

El prelado dijo que “es ley de Dios” que el hombre se gane el pan con el sudor de su frente, y por eso pidió para todos los argentinos “que tengan trabajo digno, un trabajo seguro, un trabajo estable, que no sea una pesadilla el trabajo para los argentinos, y por eso también le pedimos (a San Cayetano) que aquellos que pueden hacer algo para que haya más trabajo, que sean capaces de ser generosos y abran las fuentes de trabajo para todos los argentinos”.

 

“Pero también, curiosamente, hoy tenemos que pedirle a San Cayetano que así como falta el trabajo, que no falte la cultura del trabajo”, subrayó Puiggari.

 

Al respecto, admitió que la crisis socioeconómica obligó al Estado a estructurar un amplio programa de planes sociales que, en su momento, fueron “necesarios”, pero que esa situación, extendida en el tiempo, “ha hecho que el hombre pierda esa ley fundamental que es llevar el pan a su casa con el sudor de su frente”.

 

Que no falte la cultura del trabajo, “porque si no, la Argentina no será nunca ese gran país que todos anhelamos y queremos”.

 

El lema de este año fue “Con San Cayetano amamos y servimos a la vida”, a tono con el llamamiento del Episcopado argentino a hacer de 2011 el año de la vida en el país.

 

Sobre ese eje, consigna la Oficina de Prensa del arzobispado, monseñor Puiggari habló a los 15 mil fieles que este domingo tomaron parte de la celebración central, en el templo de San Cayetano que se levanta en la esquina de Fraternidad y Ayacucho.

“Da tristeza comprobar el desprecio a la vida que hay hoy en nuestra cultura. Nos acostumbramos a la muerte”, dijo el arzobispo, y luego apeló a “todos aquellos que pueden hacer algo para que en la Argentina no se instale esta cultura de la muerte”.

 

Desde el púlpito levantado en el atrio del templo, monseñor Puiggari habló a los fieles presentes  e instó a comprometerse en esa tarea, “para que la vida de nuestros hermanos sea más digna”.

 

Para eso, subrayó, se debe “defender toda vida, desde el seno natural hasta la muerte natural; la de los niños abandonados o en situación de riesgo, la de los jóvenes sin futuro, la de los ancianos olvidados”.

 

“Seguro que todos ustedes tienen mucho para pedir, pero la nobleza hace que primero agradezcan”, señaló, y en las intenciones se refirió a la paz, el pan y el trabajo.

 

“Necesitamos la paz”, observó, y puso de manifiesto que “hoy en nuestra patria hay mucha agresividad, muchos resentimientos, en muchas familias falta la paz. Pidamos con confianza. Pero hagamos todos un esfuerzo para superar aquello que no sea la paz. La paz y la unidad vienen de Dios; la falta de paz y la división vienen del maligno”.

 

Pero al lado de la paz, “también le queremos pedir el pan. Y en esa palabra, englobamos todo aquello que es necesario para la vida. A muchos les falta el pan para comer y poder tener vida sana. Pero también a muchos les falta el amor, que es más necesario que el pan, a muchos les falta la salud, la vivienda, para poder hacer hogares dignos, para que la familia pueda crecer en un clima de dignidad”.

 

Y junto a la paz y el pan, el trabajo. “El hombre tiene el derecho de, con sus manos, con su esfuerzo, llevar el pan a sus casas; es la ley de Dios”.