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Monseñor Lozano se refirió al Cura Brochero

El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Eduardo Lozano, destacó que el Cura Brochero, beatificado el sábado, fue “un pastor que es modelo de pastores”.

“Fue un precursor en la vinculación entre asistencia, promoción humana y evangelización. Procuró para su pueblo: el avance del ferrocarril, la construcción de escuelas y canales de riego, la creación de trabajo digno. Su predicación era clara y sencilla, pero no por eso poco exigente. No era marketing que ‘maquilla’. No es cálculo que mide la ecuación inversión-resultado. No es propaganda, sino misión”, aseguró el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Eduardo Lozano, en su columna semanal.

 “El Cura Brochero fue un enamorado de Jesús, y estaba dispuesto a no menguar esfuerzos con tal que los demás se acercaran a esta experiencia de fe: ‘Mis amados: que Dios amó al hombres desde la eternidad es una verdad tan clara y tan demostrada que el solo pensar lo contrario es y sería el colmo de la locura… El amor eterno de Dios hacia el hombre está escrito en todas las maravillas de la creación… los prodigiosos fenómenos de la naturaleza que, a cada paso, nos asombran, publican por todas partes ese amor. Lo mismo hacen los luminosos astros que embellecen el firmamento. Igual cosa publican las refulgentes estrellas que tachonan y esmaltan la bóveda celeste. El cambio periódico de las estaciones, la riqueza del mundo vegetal y animal, y todo lo grande y sublime que presenciamos en el universo, predican que Dios amó al hombre desde la eternidad y que, en él, puso los ojos de su amor y de su predilección’”, recordó.

“El ‘cura gaucho’ vivió en permanente actitud misionera. Salir del encierro. Ir a las fronteras. Salir a buscar a quienes se le habían encomendado. Si yo no supiera que vivió en el siglo XIX diría que leyó el Documento de Aparecida (2007) y escuchó obediente al papa Francisco que nos manda ir a las periferias geográficas y existenciales”, subrayó en su columna semanal.

El prelado gualeguaychense indicó que el Cura Brochero dedicó su vida “a predicar ejercicios espirituales según la tradición de San Ignacio de Loyola”, señaló que “Brochero fue un hombre de Dios muy cercano a su gente. Amaba a todos, pero especialmente atendía a los leprosos, y otros enfermos abandonados. Predicaba particularmente para que lo entendieran los pobres. Decía: ‘Dios es como los piojos, está en todas partes, pero prefiere a los pobres’”.

“Fue un precursor en la vinculación entre asistencia, promoción humana y evangelización. Procuró para su pueblo: el avance del ferrocarril, la construcción de escuelas y canales de riego, la creación de trabajo digno. Su predicación era clara y sencilla, pero no por eso poco exigente. No era marketing que ‘maquilla’. No es cálculo que mide la ecuación inversión-resultado. No es propaganda, sino misión”, agregó.

Por último, monseñor Lozano dijo que “la Iglesia nos ha regalado otros ejemplos de pequeños grandes hombres y mujeres: el Negrito Manuel, San Juan Diego, San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, San Alberto Hurtado, beata Teresa de Calcuta. Francisco nos enseñaba que necesitamos ‘pastores con olor a oveja’, alejados de estilos de vida principescos. Aquí tenemos uno de verdad, y es de los nuestros, bien argentino.