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Mons. Puiggari: “Argentina requiere de verdaderos patriotas”

El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, destacó que “desde los inicios de nuestra comunidad nacional, aun antes de la emancipación, los valores cristianos impregnaron la vida pública. Esos valores se unieron a la sabiduría de los pueblos originarios y se enriquecieron con las sucesivas inmigraciones. Así se formó la compleja cultura que nos caracteriza”.

Por esto, aseguró, “es necesario respetar y honrar esos orígenes, no para quedarnos anclados en el pasado, sino para valorar el presente y construir el futuro. No se puede mirar hacia adelante sin tener en cuenta el camino recorrido y honrar lo bueno de la propia historia”.

“En nuestra cultura prevalecen valores fundamentales como la fe, la amistad, el amor por la familia, la defensa de la vida de toda vida , la búsqueda del respeto a la dignidad del varón y la mujer, el espíritu de libertad, la solidaridad, el interés por los pertinentes reclamos ante la justicia, la educación de los hijos, el amor a la tierra, la sensibilidad hacia el medio ambiente, y ese ingenio popular que no baja los brazos para resolver solidariamente las situaciones duras de la vida cotidiana”, subrayó durante el tedeum por el 25 de Mayo en la catedral local.

El prelado insistió en que “estos valores tienen su origen en Dios, como lo reconoce nuestra Constitución Nacional y son fundamentos sólidos y verdaderos, sobre los cuales podemos avanzar hacia un nuevo proyecto de Nación, que haga posible un justo y solidario desarrollo de la Argentina”.

Tras señalar que “queremos hoy elevar nuestras suplicas por nuestros gobernantes”, precisó que “queremos pedir por los que tienen más responsabilidad para que comprendan que su vocación es servir a su pueblo. Este es el verdadero fundamento de todo poder y de toda autoridad: servir”.

Para lograrlo, monseñor Puiggari estimó que “es fundamental generar y alentar un estilo de liderazgo centrado en el servicio al prójimo y al bien común”, pero recordó que “todo líder, para llegar a ser un verdadero dirigente, decíamos los obispos, ha de ser ante todo un testigo. El testimonio personal, como expresión de coherencia y ejemplaridad hace al crecimiento de una comunidad”.

“Necesitamos generar un liderazgo con capacidad de promover el desarrollo integral de la persona y de la sociedad. No habrá cambios profundos si no renace, en todos los ambientes y sectores, una intensa mística del servicio, que ayude a despertar nuevas vocaciones de compromiso social y político. El verdadero liderazgo supera la omnipotencia del poder y no se conforma con la mera gestión de las urgencias”, aseveró.

El arzobispo indicó que “los valores propios de los auténticos líderes son la integridad moral, la amplitud de miras, el compromiso concreto por el bien de todos, la capacidad de escucha, el interés por proyectar más allá de lo inmediato, el respeto de la ley, el discernimiento atento de los nuevos signos de los tiempos y, sobre todo, la coherencia de vida”.

Reconoció que “hay dificultades”, pero pidió enfrentarlas sin caer “en la tentación de la queja inútil, de la protesta por la protesta” misma.

Monseñor Puiggari aseguró que como respuesta a esta situación es necesario “cultivar en nosotros el patriotismo, virtud olvidada y callada, que procura cultivar el respeto y amor que debemos a la patria, mediante nuestro trabajo honesto y la contribución personal al bienestar común, que nos lleve a todos sin excepción a preguntarnos qué puedo, y qué debo hacer para cooperar al bien de nuestra querida Argentina.

“El verdadero patriota busca, y se compromete en la búsqueda de los medios para poder contribuir a hacer una gran Nación. La indiferencia o el no te metas, es un pecado”, subrayó. “Recibimos la patria como un legado maravilloso y una tarea inacabada”.

Monseñor Puiggari insistió en señalar que “todos somos constructores y responsables de su futuro. No esperemos a ver que hacen los otros, no miremos con indiferencia lo que no me toca, despertemos de la inmadurez de pretender un estado paternalista. La Argentina es una obra de todos, que se hace con el deber de cada día, hecho con esfuerzo, con honestidad pensando más en los otros que en el propio interés. Actitud que supone heroísmo para no cansarse, para no claudicar, para comenzar cada mañana, en nuestro lugar, para creer y esperar que con la gracia de Dios otra Argentina sea posible legar a nuestros hijos”.

“Queremos ser constructores de un mundo más solidario, más justo, más humano. Hoy nos toca soñar con un Bicentenario sin pobreza, con desarrollo integral de todos, con familias sanas que sean verdaderas comunidades de amor al servicio de la vida. Para poder realizar esta noble tarea, todos debemos superar los individualismos, los intereses egoístas y trabajar decididamente por el bien común. Todos tenemos que sentirnos patriotas, como nuestros próceres de mayo”, reclamó en el final.