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Minibásquet: ¿cómo hacen éstos padres?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Más allá de la impactante concurrencia en el CAE del pasado fin de semana, donde se desarrolló el Encuentro de Premini y Mini enmarcado en el Día Nacional del Minibasquetbol, hay una triste realidad que se observa en distintos escenarios del baloncesto paranaense: juegos o partidos con tribunas semivacías. Sin embargo, las subcomisiones de los clubes, con loable esfuerzo, siguen abriendo los estadios para cumplir con la programación APB. Última galería de fotos del Encuentro en el CAE.

 

Recuerdo finales de los ’70, la década del ’80 y el arranque de los ’90… Ir a ver a los chicos de Escuelita, Premini y Mini era una cita impostergable a la cual asistía toda la Familia. Desde los padres, hasta abuelos, tíos y padrinos asistían para disfrutar de observar en acción a los gurises en una época donde se priorizaba lo lúdico por sobre la exagerada intención de algunos entrenadores actuales (arengados por dirigentes y padres…) en que ganen sus equipos y si es por paliza, mejor…

 

Fue un tiempo riquísimo para nuestro básquet, coincidente con principios morales en los cuales se acentuaba el cuidado del espíritu, de la identidad de FAMILIA. No era raro el organizar ferias de platos, sorteos de canastas familiares y con ello se recaudaba un “toco” de plata con la cual se afrontaban los distintos costos que insumía intervenir en los certámenes de la APB y hasta organizar participaciones a nivel provincial o nacional.

 

Hoy, la necesidad imperiosa, digamos que hasta insoslayable, en  que trabajen marido y mujer, el frenético ritmo de vida, ciertas mutaciones en cuanto a  valores éticos, provocaron una nociva transformación de ese núcleo trascendental de la sociedad como lo es la Familia.

 

Y con ese cambio negativo se empezó a denotar un tristísimo desinterés por seguir a los críos, acompañarlos en todas sus actividades basquetbolísticas, inclusive las extradeportivas.

 

Las ocupaciones profesionales Full Time, las metamorfosis de las sociedades conyugales, los desgastes psicofísicos a causa de las acentuadas cargas laborales, el stress exacerbado ante la profundización de coyunturas de toda índole, desencadenó una conversión lamentable de la unión en la Familia.

 

La sumatoria de lo descripto, más bolsillos flacos, y anexado ello a la presencia de chicos en dos o hasta tres categorías, y/o la variada elección de actividades deportivas de hijos/hijas como hasta de padre y madre, ha causado que disminuya o se “atomice” la presencia de espectadores.

 

Como si la llegada de cada week end causara una carga extra a los agobiados padres (generalizo, aclaro…) se ven sábado tras sábado las caras de siempre y de vez en cuando alguna nueva.

 

De éste modo, es una utopía soñar con que la multitudinaria asistencia del sábado en Estudiantes se repitiese cada siete días. Y en éste realismo crudo vale detenerse para ADMIRAR el sacrificio, la abnegación de esos padres que asumen el compromiso de ser integrantes de subcomisiones, que cumplen en colaborar del modo más pequeño que sea, pero ESTÁN SIEMPRE junto a sus hijos.

 

Sobre todo merecen un aplauso los que se encargan de hasta el más mínimo detalle en cumplir con las reglamentaciones APB y organizan las mesas de control, cobran tickets o controlan abonos, pagan a los jueces, administran uso de indumentaria, son delegados ante la Asociación, supervisan y hasta se ponen el overol para mantener las canchas en toda su dimensión.

 

Son POCOS y MUY visibles. Sin ellos NO HABRÍA básquet en Paraná. Y lo peor, lo preocupante es que son CADA VEZ MENOS. Quizás, en algunos casos haya un protagonismo lindante al vedetismo, desnudando perfiles y/o roles de exagerada preeminencia, pero NADIE puede discutir que resultan irreemplazables por su actitud de laburo y porque hacen un culto de esa tarea. Peo… insisto… SON POCOS… ESCASÍSIMOS.

 

Y así, con pocos dirigentes entusiastas, con poco público, es preocupante el futuro de nuestro básquet. Y lo más aberrante es la APARENTE indiferencia de una APB a la cual parece no caérsele una sola idea para modificar el panorama.

 

Estaría muy bueno que los “cráneos” de la Asociación visiten más las canchas locales. O proponemos que los dirigentes de los clubes INVITEN vía telefónica a los directivos cuando no hay más de 10 espectadores, y así aprecien éstos dirigentes, (que estuvieron “DOS AÑOS PLANIFICANDO SU DESEMBARCO…”), cuánto sacrificio implica el SOLO ABRIR UNA CANCHA y presentar todo en REGLA para que se jueguen allí uno o dos partidos, dependiendo de la programación.

 

Podemos AFIRMAR que, días atrás, en Recreativo, la abnegada y ultra valorable dirigencia “Rojiverde” salió perdiendo MAL, MUY MAL por el solo hecho de presentar sus equipos y que jueguen los U13 y después los U17 más allá que a los del Bochas y al CCP siempre los siguen leales aficionados. El tema es que, la cantidad no cubría los costos. Ni siquiera CUBRÍA los gastos.

 

Por eso, REITERAMOS… ya es tiempo de hacer ese Gran Congreso del Basquetbol que la APB les debe a sus afiliados. TODOS JUNTOS… Dirigentes, entrenadores, monitores, profesores de Educación Física, jugadores, padres, oficiales de mesa, árbitros, ex árbitros, psicólogos, médicos deportólogos, kinesiólogos, especialistas en Seguridad, ingenieros, electricistas, maestros mayores de obras, sanitaristas, abogados, contadores, periodistas, y todo aquel que con sus ideas logre EDIFICAR y corregir el rumbo.

 

No basta con un Encuentro de Mini bastante bien organizado. Hacen falta más pasos, en firme, y que no representan altas erogaciones para los MUY POBRES clubes.