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Miles de fieles renovaron la fe, la esperanza en los milagros de San Cayetano

Como ocurre todos los años, miles de fieles participaron de la procesión por las calles de barrio San Roque, para pedir y agradecer por pan y trabajo. De modo elocuente, en tiempos complejos, donde muchos no llegan a cubrir sus necesidades básicas, las veneraciones al Patrono de la Paz, el Pan y el Trabajo se multiplican. Galería de fotos exclusivas.

 

Desde la medianoche, una gran cantidad de personas participó de la primera misa y durante el transcurrir de la jornada fue incesante el paso de personas por la parroquia de San Cayetano ubicada en barrio San Roque de la ciudad de Paraná.

De acuerdo a lo previsto, minutos después de las 15.30 comenzó la tradicional procesión por las calles del barrio que culminó con la misa central que fue presidida por el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari.

 

Los fieles se multiplicaron desde temprano en las afueras de la parroquia donde se organizaron en filas para poder ingresar, acercarse a las imágenes del Santo, agradecer, recibir bendiciones y pedir por trabajo.

Monseñor Puiggari expresó “Esta muestra de fe revela una de las urgencias que está teniendo nuestra patria que es la falta de trabajo y hablar de trabajo es hablar de dignidad. Hoy venimos con mucha Fe a pedirle a San Cayetano que ilumine a quienes corresponde y se generen fuentes de trabajo para que todos los argentinos puedan llevar a su casa el pan con el esfuerzo de sus manos”.

 

Al hacer referencia a la difícil situación del país, el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari instó “a ser protagonistas de una Argentina mucho mejor” y señaló que las elecciones no deben un motivo más de división en el país.

En su sermón, el arzobispo Juan Alberto Puiggari, pidió por “nuestra Patria” que está atravesando “un difícil momento” y exhortó a las autoridades y todos aquellos que tienen la posibilidad de dar trabajo “que lo hagan”.

 

La homilía

 

“La fiesta patronal es un momento de gracia para esta comunidad y el 7 de agosto se convierte en la parroquia de toda la ciudad porque vienen de todos lados. Es un momento para renovar nuestra fe, nuestro bautismo, creemos en Dios, en Jesucristo, en el Espíritu Santo como creyó San Cayetano y la fiesta de un santo patrono nos hace renovar este deseo de la santidad.

 

San Cayetano nos demuestra como el santo trasciende la historia, él quiso pasar desapercibido y hoy es conocido en todo el mundo. El santo es el que manda la historia, aquella que se escribe en el corazón de Dios.

 

Este Santo tiene una particularidad especial en Argentina, es el patrono de la paz, el pan y el trabajo y venimos acá, como ustedes tantas veces lo expresan, a agradecer a Dios, por medio de San Cayetano, por la gracia que ha tenido, y también le venimos a pedir; todas esas oraciones que están en sus corazones las pongo en el altar para que lleguen a Dios Padre.

 

No podemos ignorar la crisis actual con el trabajo, pedir trabajo es pedir dignidad, la dignidad de dar el pan a sus hijos, de tener la salud, el progreso. Hoy queremos pedirle a Dios que nos conceda la gracia del trabajo y la cultura del trabajo que se ha perdido en los últimos años.

 

Queremos pedir por las autoridades, empresarios y todos aquellos que pueden hacer algo para dar trabajo a la gente, háganlo, dar trabajo es dignificar una familia.

 

Queremos pedir por nuestra patria, hay una causa muy profunda de la crisis que es la falta de amor entre nosotros. Cuando nos encontramos con el Papa Francisco en mayo, nos dijo que estaba dolido por la división que había en Argentina, un pueblo dividido no tiene futuro. Por eso queremos pedir hoy en esta Argentina difícil con tantas divisiones, que nos ayude a descubrir la capacidad de amar a todos. El odio lleva a la división, a la guerra; el amor lleva a la solidaridad, al amor, a la paz.

 

Hay muchos motivos para estar enojados, pero pido que salgamos de esta celebración con la capacidad de amar a todos. Hay gente que nos puede hacer mal, pero tenemos que perdonar y descubrir la revolución de la ternura. Es difícil amar, estamos en un momento difícil de la patria, en unos días tenemos elecciones y eso es un motivo más de división pero no podemos perder el sentido; no es una guerra, no debe ser más motivo de división, si en la Argentina no nos unimos no habrá ninguna solución política o económica capaz de hacerlo. Hay que amar a todos. La historia verdadera no la hace el odio, la hace el amor.

 

Seamos testigos del amor de Dios con gestos, palabras, salgamos de la indiferencia, del individualismo, del no te metas, podemos cambiar nuestras familias donde muchas veces hay divisiones, nuestros barrios. Todos somos protagonistas y tenemos que ser protagonistas de un cambio, de una Argentina mucho mejor”.