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Miles de entrerrianos peregrinaron con fe hacia María

Miles de peregrinos caminaron este fin de semana desde la localidad de Hasenkamp, ubicada a 80 kilómetros de Paraná, en dirección a la capital provincial, donde visitaron el santuario de La Loma para honrar a la Virgen María y llevar sus plegarias. El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, presidió una celebración eucarística para la multitud congregada en la zona sur de la capital provincial.

Miles de peregrinos caminaron este fin de semana desde la localidad de Hasenkamp, ubicada a 80 kilómetros de Paraná, en dirección a la capital provincial, donde visitaron el santuario de La Loma para honrar a la Virgen María y llevar sus plegarias.

La partida de la multitud fue el viernes 18 pasadas las 17, tras visitar la ermita de la Virgen de Schöenstatt en Hasenkamp. Los organizadores notaron un crecimiento de la participación respecto al año anterior, que justificaron a causa de la elección del papa Francisco y el efecto que produjo en muchos jóvenes su visita apostólica al Brasil con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

En el trayecto, los peregrinos contaron con puestos sanitarios y espacios de reposo en El Palenque, La Picada, Sauce Montrull y finalmente el Parque Industrial, antes de ingresar a la ciudad capital. Uno de los momentos más emotivos se vivió a la medianoche, con la tradicional marcha de antorchas en el ingreso a la localidad de Cerrito.

Tras la última detención, emprendieron camino hacia el santuario ubicado en La Loma, donde el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, presidió una celebración eucarística.

“Queridos Peregrinos, queridos hermanos, una vez más como hace 31 años, han llegado a la meta: el Santuario de la Loma, la casa de Nuestra Madre tres veces Admirable. Esta expresión de fe y de amor hacia la Virgen es una expresión clara de ustedes que le dicen: Mater aquí estamos, somos tus hijos, en ti confiamos Tu eres Nuestra Madre”, expresó en el inicio.

Monseñor Puiggari se refirió a los anhelos, sueños, agradecimientos, llantos, alegría y pedidos que muestran los rostros que iban llegando a la celebración eucarística ahora, e invitó a ponerlos en el altar “para que María se lo entregue a su Hijo y por Él llegue al Padre”.

“Hoy quisiera pedirle a Dios -continuó-, por María, para cada uno de ustedes, en este año de la fe:

María enséñanos a caminar, sí Madre, como lo hiciste en este largo trayecto, tómanos de la mano, aumenta nuestra fe para que cobijados en tu corazón, proclamemos que Cristo tu Hijo es nuestro salvador”.

El arzobispo también animó a edificar la Iglesia y edificar una “patria de hermanos”, en una “cultura del encuentro” que supere la crispación socuial, la violencia, el odio, el egoísmo y así los cristianos se vuelvan “artífices de la civilización del amor”.

“Madre, ¡envíanos a ser discípulos en todos los pueblos!”, exclamó, en sintonía con el lema convocante de la caminata piadosa. “Queremos ser misioneros, con la vida y la palabra. Nos decía el Santo Padre en la audiencia de los miércoles: la iglesia “está enviada a llevar el Evangelio a todo el mundo. Continúa en el camino de la historia la misma misión que Jesús confió a los apóstoles”, agregó.

“María, gran misionera, estamos a tu servicio para que el Reino de tu Hijos se expanda por todo el mundo para la Gloria del Padre y la salvación de todos los hombres”, concluyó.

La iniciativa de unir a pie Hasenkamp y Paraná surgió en octubre de 1983, cuando dos jóvenes pertenecientes al Movimiento de Schoenstatt, Jorge Quiroz y Amelio Rodríguez, emprendieron el recorrido con una promesa a la Virgen, que luego se convirtió en una peregrinación tradicional y masiva.