Mama Antula y una vida dedicada a los ejercicios espirituales
|María Antonia de Paz y Figueroa, Mama Antula, nació en el año 1730, en la localidad de Villa Silípica, antigua encomienda de indígenas de la actual provincia de Santiago del Estero. Francisco celebró hoy la primera canonización en el interior de la Basílica de San Pedro, en vez de en la tradicional Plaza San Pedro, y la segunda en la que un santo es elevado a los altares en soledad, tras Madre Teresa de Calcuta en 2014.
La siguiente es una cronología de la vida de Mama Antula, declarada hoy santa por el papa Francisco, difundida por el Arzobispado de Buenos Aires.
* 1730. María Antonia de Paz y Figueroa, también conocida como María Antonia de San José o Mama Antula, nace en Villa Silípica, actual provincia de Santiago del Estero. Es hija de Miguel de Paz y Figueroa Mendoza y de María de Zurita y Suárez de Cantillana.
* 1745. A los 15 años hace sus votos y viste el hábito consagrándose a la oración y al apostolado. Empieza a acompañar a los jesuitas como beata de la Compañía de Jesús en la tarea de evangelización de los pueblos originarios santiagueños. Les enseña a leer y a escribir, y a perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura. Hablaba quechua santiagueño y fueron los indígenas quienes la nombraron “Mama Antula” (Madre Antonia).
* 1760. Reúne en Santiago del Estero a un grupo de chicas jóvenes que vivían en común, rezaban, ejercían la caridad y colaboraban con los padres jesuitas. En aquel entonces se las llamaba “beatas”, hoy serían llamadas laicas consagradas.
* 1767. Los jesuitas son expulsados de América por orden de la corona española.
* 1768. A los 38 años, comienza la misión de su vida: continuar con la práctica de los ejercicios espirituales que realizaban los jesuitas, para la salvación de las almas. Es entonces cuando empieza su misión “en salida” y elige su nombre de Iglesia: María Antonia de San José.
* 1773. El papa Clemente XIV, presionado por los monarcas borbónicos, suprime la Compañía de Jesús.
En los años sucesivos, María Antonia emprende una caminata evangelizadora y recorre las actuales provincias argentinas de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. En 1777 llega a Córdoba y a Buenos Aires en septiembre de 1779. Los viajes los realiza caminando descalza y pidiendo limosnas. En cada lugar al que llega organiza tandas de ejercicios espirituales basadas en la espiritualidad de san Ignacio.
* 1779. Se traslada a Buenos Aires para continuar con su misión apostólica. Pero el virrey Vértiz se opone a su petición de abrir una casa para dar ejercicios y el obispo diocesano fray Sebastián Malvar y Pinto, le demuestra desconfianza y posterga la respuesta por nueve meses, mientras solicita informes sobre María Antonia. Trata de disuadirla, pero ella resiste.
* 1780. En agosto obtiene el permiso para iniciar los primeros ejercicios espirituales. En los siguientes años participan en estos ejercicios varios miles de personas.
* 1784. Emprende un nuevo viaje misionero a Colonia del Sacramento y luego a Montevideo, para promover en esos lugares la práctica de los ejercicios espirituales.
* 1793. Planea la construcción de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires y viaja al Uruguay.
* 1795. Comienza la construcción en Buenos Aires la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, un lugar levantado enteramente con donaciones, y donde se realizan los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. Está ubicada en la actual avenida Independencia 1190, en el barrio de Constitución.
* 1799. Se inaugura la Casa. María Antonia va dando forma a su futuro grupo de beatas. En 7 de marzo fallece a causa de una enfermedad a la edad de 69 años, en la Santa Casa. Sus restos fueron inhumados en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad de la ciudad de Buenos Aires.
Oración oficial
“Gracias Padre Dios por tu infinita bondad.
Gracias porque nos has regalado a María Antonia de San José para que, imitándola, llevemos a Jesús a todos los hermanos necesitados de la alegría de la salvación.
Te pedimos, Padre, que el ejemplo de Mama Antula, peregrina y misionera del Evangelio, nos anime a vivir las bienaventuranzas caminando juntos como Iglesia, sirviendo con generosidad a todos, especialmente a los hermanos más pobres y a quienes más necesitan de tu infinita misericordia.
Por la intercesión de Mama Antula concédenos las gracias necesarias que sanen las heridas de nuestro cuerpo y alma, y nos anime en la fe, la esperanza y el amor para que como ella sepamos discernir tu voluntad y andar hasta donde Dios no es conocido y amado, junto a María, la Virgen de los Dolores.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén Mama Antula, ruega por nosotros. Amén.