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Macri presidente: “este cambio no puede detenerse en revanchas o ajustes de cuentas”

Mauricio Macri esperó que su rival, Daniel Scioli, admitiera la derrota electoral para dar su primer discurso como presidente electo, donde prometió un “cambio de época” para todos los argentinos. Visiblemente emocionado y exultante, el nuevo jefe de Estado de los argentinos comenzó agradeciéndoles a dos de sus principales aliados políticos. Ernesto Sanz y Elisa Carrió.

 

“No sé cómo decirles cómo me estoy sintiendo. Quiero agradecerles. Simplemente gracias, gracias, gracias”, dijo. A partir de ahí empezó a enumerar uno por uno a sus principales colaboradores para también reconocerlos “por el esfuerzo y apoyo”.

 

Entre ellos no se olvidó de nombrar a su compañera de fórmula y ahora vicepresidente electa, Gabriela Michetti, así como a María Eugenia Vidal, flamante gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, a quien le reconoció “haber dado la batalla más difícil”.

No se olvidó en su discurso de mencionar a su esposa, Juliana Awada, a sus padres y a sus hijos. Sin embargo, una de las principales ovaciones de la noche se la llevó Marco Peña, jefe de campaña de Cambiemos y uno de los principales hacedores del histórico triunfo del jefe de gobierno porteño en el ballotage.

 

“Y tendría que agradecer a muchos, porque son más de diez años con los que soñamos con hacer un aporte nuevo. Pero le quiero agradecer a una persona que ha sido un bastión para Cambiemos. Me refiero a Marcos Peña”, señaló Macri.

Otra que se llevó la ovación de los asistentes al búnker de Cambiemos, fue “Anita”, la histórica secretaria de Macri, quien “cuida de él desde que tenía 5 años” y que incluso trabajó junto a su padre, el empresario Franco Macri.

 

Una vez terminaron los saludos y reconocimientos, el nuevo presidente tiñó su discurso con algunas definiciones políticas, siempre evitando la confrontación y los mensajes agresivos. Afirmó que su triunfo representa “un cambio de época” y que “este cambio no puede detenerse en revanchas o ajustes de cuentas”.

 

“Es un día histórico y como tal es un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro, a las oportunidades que necesitamos para crecer, para progresar. Es un cambio de época que yo les dije va a ser maravilloso”, expresó.

 

Luego de convocar al electorado a “construir una Argentina con pobreza cero, enfrentar al narcotráfico” y “mejorar la calidad democrática”, agregó: “No me abandonen que el 10 de diciembre empieza una etapa maravillosa de la historia. Le pido a Dios que me ilumine para ayudar a cada argentino para encontrar su forma de progresar”.

 

Asimismo, el mandatario electo envió un mensaje a la comunidad internacional en el que los los instó a trabajar en conjunto y cooperación mutua. “Quiero decirles a los hermanos de Latinoamérica que queremos tener buenas relaciones con todos los países y trabajar con todos. Sabemos que el pueblo argentino tiene mucho que darle al mundo”, remarcó.

 

Macri le dedicó algunas palabras a los votantes que en esta oportunidad no lo acompañaron. “Yo estoy acá porque de verdad recorriendo el país, entrando a sus casas y viendo la realidad me despertó la convicción en cada uno de los argentinos y le pido especialmente a aquellos que no nos votaron, que se sumen. Que la Argentina necesita que desarrollemos nuestra capacidades. Esa Argentina la vamos conseguir si cada uno encuentra el camino del desarrollo y del progreso y yo estoy para ayudarlos a encontrar ese desarrollo personal. Esa es mi tarea”, dijo.

 

Para meditar

 

Por primera vez en la historia de la Argentina reciente el Presidente electo no contará con el acompañamiento directo en el Poder Legislativo nacional ni en los entes subnacionales.

 

A su vez, y paradójicamente, por primera vez en la historia de la Argentina reciente el Presidente de la Nación y los titulares de los dos principales distritos del país serán del mismo espacio político, lo cual hace prever mayor sintonía entre sus políticas.

 

En síntesis, Mauricio Macri contará con un apoyo dispar. Los dirigentes de su sector gobernarán a más del 59% de los argentinos, pero en sólo el 20% de los distritos del país. Y en ambas Cámaras legislativas nacionales estará en marcada minoría. En el Senado de la Nación sus apoyos directos reúnen tan sólo el 20% de los parlamentarios y en la Cámara de Diputados apenas el 35% de los legisladores. En otras palabras, deberá negociar con la oposición cada una de sus iniciativas legislativas.

 

Se abre entonces, obligada por las circunstancias históricas, una etapa de diálogo y consenso.

 

Mauricio Macri deberá convocar a la oposición. Deberá gobernar junto a la oposición. Suya será la responsabilidad de los lineamientos de gobierno y las principales políticas a implementar, pero dados los equilibrios de poder resultantes, deberá impulsar amplios acuerdos interpartidarios que permitan llevar a buen puerto sus propuestas.

 

La historia argentina, tan afecta a la lógica dicotómica exacerbada en los últimos años a partir del schmittiano amigo-enemigo, no se caracteriza por alcanzar este tipo de acuerdos, y el sistema presidencialista conspira contra la formación de coaliciones de gobierno.

 

Está Macri, entonces, ante una oportunidad histórica.

 

Es la primera vez que accede a la primera magistratura una persona que no pertenece ni al PJ ni a la UCR, pero por el entramado electoral e institucional argentino, deberá acordar con ambos partidos. Así es que deberá construir mayorías, al menos durante sus dos primeros años de gobierno, que le permitan transitar con la tranquilidad suficiente para encarar las reformas que planteó durante su campaña electoral.

 

No será una tarea sencilla, y la historia no está de su lado. En su rol opositor el peronismo nunca se caracterizó por el acompañamiento sino por la confrontación, y esta vez, en ambas Cámaras legislativas será la primera minoría o la mayoría.

 

En este escenario, la capacidad de diálogo y de negociación de Mauricio Macri y su equipo se juegan las cartas fundamentales de la partida que viene. La historia dirá como las jugó.