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¿LT 14 lista para el desguace?: Ballay en su peor momento

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Entrar a la emisora AM capitalina genera una mezcla de sentimientos. LT 14 fue LA RADIO por excelencia, sí con mayúsculas. Emblemática, representativa. Hoy en lo edilicio es una pocilga. Su programación dista de ser lo ideal para la audiencia que en la última década ha mutado por razones de edad, de legado en cuanto a gustos, hábitos, costumbres, y de la transformación del dial como los avances tecnológicos, irrumpiendo espacios de comunicación profundamente disímiles con un estilo abismalmente distinto. Jorge Ballay, su actual director, no logró cambiar un destino pareciera inexorable de extinción.

 

Como ya lo dijimos el 28 de agosto en  http://cuestionentrerriana.com.ar/lt-14-la-radio-que-pocos-directores-quisieron/ y en tantos otros Editoriales, Jorge Ballay termina siendo el señalado como principal culpable de lo que en realidad es responsabilidad de todos aquellos que NADA HICIERON por propiciar un cambio oportuno; inclusive segmentos sindicales/gremiales representativos de los empleados quienes sí expusieron necesidades, urgencias, emergencias, pero POCO lograron para revertir una tendencia de desorganización, desorden, desidia que data de muchos años, acentuada o subrayada por la gestión de Juan Carlos Bettanín.

 

El antecesor de Ballay fue el GRAN IRRESPONSABLE, INSENSATO, NECIO de muchas contingencias adversas que se fueron remarcando, precipitando y de tantas otras coyunturas que él porfiadamente, con un proceder lindante a lo despótico, a lo opresivo, impuso y a las cuales solo un pequeño grupo de empleados se OPUSO apelando a que intervenga la Justicia.

 

El común denominador de la masa de empleados, sí se quejó, sí interpuso reclamos, sí elevó exhortaciones acerca del camino irreversible que se estaba tomando rumbo a un irremediable futuro de vaciamiento. Pero fueron contados con los dedos de la mano quienes demandaron ante los Tribunales por lo que ellos concebían una INJUSTICIA, una INFAMIA y hasta una especie de “Cacería de Brujas” por parte de tan execrable director que dejó la sensación de manejar la Emisora con un carácter dominante, absolutista, con un tufillo a avasallamiento de distintos Derechos de los trabajadores.

 

Ballay procuró, intentó mejorar el diálogo con ALGUNOS y se olvidó de otros, como omitió el irreversible destino de abandono, de incuria, de dejadez en TODO SENTIDO, de lo que debería ser una radio insigne, líder, por su historia, por su prosapia.

Ni siquiera se preocupó por indagar acerca de las demandas judiciales, ni siquiera convocó a quienes iniciaron acciones litigiosas.

 

Imitó a Bettanín, que no solo DESPIDIÓ EMPLEADOS sino que luego ni siquiera asistió o envió representantes a las pertinentes Audiencias de Conciliación.

Ballay terminó siendo más de lo mismo, pese a ser hermano de Hugo Ballay -jefe de Gabinete de Urribarri- pudiendo al menos amortiguar tanto peso adverso sobre sus espaldas.

 

Y sorprendió la conducta de Ballay, porque FUE (o es… cueste creerlo, o no…) un HOMBRE DE RADIO, con una trayectoria que termina por opacarse, mancillarse, con una apatía, una indolencia lindante con el suicidio profesional.

Ballay termina siendo denunciado por censura, manejos espurios y termina superando la conducta ilegítima de Bettanín. Como si NADIE, ni su hermano, ni asesores jurídicos, lo asesoraran al menos para “salvar la pilcha” propia.

 

Serán años complicados, complejos, los por venir para Ballay de persistir en un comportamiento discordante, incompatible con el del “Flaco” Ballay que supimos conocer antes de recibir tan pesada herencia.

Es que dentro y fuera de LT 14 ya ha perdido casi por completo adhesión, soporte, sustento.

 

Quizás, se quedó esperando un estribo, un palenque consistente donde aferrarse y a partir de allí contemplar el panorama y actuar en consecuencia.

Tal vez, hubo promesas incumplidas. Pero de la suposición, se cae -SIN RED- a la CRUDA REALIDAD incontrastable.

 

LT 14 precisa a alguien que TOME DECISIONES INTELIGENTES, COHERENTES. Que asuma MEDIDAS IMPOSTERGABLES y se equivoque POR HACER el BIEN y no POR HACER EL MAL (como Bettanín) o por la PASIVIDAD, la INOCUIDAD (como Ballay).

 

TODO está mal en LA RADIO. TODO. Sin embargo, NADIE adopta una conducta revolucionaria que promueva el CAMBIO IMPRESCINDIBLE. Hay quejas, hay solicitudes, emplazamientos, pero el enojo tiene un punto y el límite es cuando sindicatos o gremios consiguen PALIATIVOS que se erigen en remiendos, en PARCHES.

 

Ballay fue OBEDIENTE al poder político. Solo eso. Y su reputación caerá por siempre y para siempre en una anécdota aciaga de un liderazgo displicente, indolente, pudiendo darle tanto a la Emisora con su indiscutible prestigio ganado a lo largo de tantos años en la costa concordiense y de proyección nacional.

Va a recordarlo en algunos años, cuando su nombre, como el de Bettanín, quede apuntado, inscripto, registrado, como el de uno de los directores que MENOS hicieron por promover una metamorfosis fecunda, productiva.

 

Va a recordarlo cuando algún día, se percate que ya no habrá abrazos siquiera hipócritas o por pura conveniencia, sino que se encontrará con miradas críticas o peores comentarios de los que hoy escucha o cree escuchar en su entorno y/o a sus espaldas.

Pudo ser el gran impulsor, el gran promotor de una mejora fundamental, esencial, trascendente, eligió la inmovilidad, la indiferencia, ¿la holganza?…

 

Hasta el propio ministro Adán Bahl lo acusó de censor, de haberlo proscripto del éter en la Radio que debería ser EJEMPLO en cuanto a su carácter PÚBLICO.

Todo bajo la óptica de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, del AFSCA, de Gobierno de Nación y Provincia. Todo contemplado, por observancia propia como por las denuncias recibidas, sin la más mínima intervención, como si se propendiera a un inapelable vaciamiento.

 

Una IRREGULARIDAD mayúscula con diversos matices en lo inherente a patética, programación de AM y FM, incumplimientos patronales varios, manejos administrativos y comerciales tan sorprendentes como inconcebibles, desidia edilicia como de protección por las herramientas técnicas y hasta de higiene.

 

La radiodifusión es una forma de ejercicio del derecho a la información y la cultura y no un simple negocio comercial. La radiodifusión es un servicio de carácter esencial para el desarrollo social, cultural y educativo de la población, por el que se ejerce el derecho a la información.

 

El imperio de la Ley o de la Justicia debería impedir cualquier forma de presión, ventajas o castigos a los comunicadores o empresas o instituciones prestadoras en función de sus opiniones, línea informativa o editorial, en el marco del respeto al estado de derecho democrático y los derechos humanos.

 

Debería prohibirse la asignación arbitraria o discriminatoria de publicidad oficial, no se hace. De hecho que hay puntuales casos, comprobables, de peculiar manejo de pautas.

 

El Estado tiene el deber de ejercer su rol soberano que garanticen la diversidad cultural y pluralismo comunicacional. Eso implica igualdad de género e igualdad de oportunidades para el acceso y participación de todos los sectores de la sociedad a la titularidad y gestión de los servicios de radiodifusión.

 

Así como se controla o se administra la información en LT 14 no es posible la democracia, por lo cual se restringe la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la cultura y a la información de los ciudadanos.

 

El público tiene derecho a acceder a una información plural, así como a la diversidad cultural. Para ello se deberá garantizar la indemnidad intelectual y estética de los trabajadores de la comunicación y de todos aquellos que participan en la producción de bienes culturales, estableciendo regulaciones que promuevan el pluralismo, respeten las incumbencias profesionales y derechos intelectuales de los artistas y demás trabajadores de la comunicación y el espectáculo.

 

LT 14 debería ser pública y no gubernamental. Debería proveer una amplia variedad de programación informativa, educativa, cultural, de ficción y de entretenimiento garantizando la participación ciudadana y la atención a las necesidades de la población.

 

Por último, vale recalcar que la “Defensoría del Público”, debería garantizar los derechos del público. Ello tampoco ocurre.

 

O sea… Ni desde LT 14, ni desde el Gobierno nacional, ni desde el Gobierno provincial, NADA se hace por respetar SIQUIERA, postulados trascendentales de la ley de Medios Audiovisuales promovida para reemplazar a la anterior que data de la última dictadura militar en la Argentina.

Un contrasentido flagrante y hasta RIDÍCULO. ¿Será octubre el límite? ¿O estamos viendo la agonía de lo que supo ser una radio gloriosa?