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LPF: Torazos en rodeo violento

Lamentable saldo tuvo el segundo encuentro entre Los Toritos de Chiclana y San Benito por la Promoción. La victoria fue del “Tricolor” por 1 a 0 manteniendo la categoría por ventaja deportiva. El asistente Omar Pavesio recibió en su espalda impacto de proyectiles de grandes dimensiones arrojados pos hinchas sanbenitenses y fue internado en observación. Daniel Barcos formuló la denuncia policial. Se esperan severas sanciones.

Las necesidades del equipo local se vieron reflejadas en el inicio del cotejo, saliendo a presionar desde los primeros instantes. Sin embargo, dejó muchos espacios en el fondo que San Benito no supo aprovechar.

El equipo visitante sintió mucho la ausencia de Matías Petersen a la hora de armar juego, y no logró hilvanar grandes jugadas de riesgo.

Cuando el primer tiempo estaba finalizando, llegó la única emoción (positiva) del encuentro. Emiliano González ejecutó un tiro libre desde el sector derecho, que no desvió nadie y tomó por sorpresa a Alan Berales.

De esta forma el equipo de barrio San Roque se iba al descanso con la ventaja que le permitiría quedarse en primera.

El complemento estuvo realmente demás, debido a que Los Toritos se dedicó a cuidar el resultado, y San Benito en ningún momento llegó a generar peligro en el arco defendido por Hernán Herlein, a pasar que llegó tener dos hombres de más.

El comienzo del caos

Debido a las demoras ocurridas en la segunda etapa (cambios, amonestaciones, expulsiones) el juez marcó que se debían recuperar cinco minutos luego de que finalicen los 45 reglamentarios. Cuando habían transcurrido tres (de los minutos descontados) se produjo un inconveniente con uno de los banderines del córner. Pasaron dos minutos, y al no poder colocar el palo donde correspondía, Barcos se acercó al lugar y dio por finalizado el encuentro (luego declaró que la decisión de finalizarlo se dio porque recibió un impacto de proyectil).

A partir de allí, según lo descripto por los colegas de El Diario, ocurrió lo indeseable. Las personas que se encontraban en el banco de suplentes de San Benito, así como también algunos jugadores, salieron disparados a reprocharle al árbitro principal que todavía quedaban minutos por jugar.

Cuando ya se había formado un escudo humano alrededor de la terna arbitral (en el sector del círculo central), fue el momento en que la parcialidad sanbenitense, que había concurrido en gran número, decidió hacerse presente dentro del campo de juego.

Comenzaron a caer piedras y cascotazos contra los árbitros defendidos por unos cuantos uniformados pero el que se llevó la peor parte fue el segundo asistente, Omar Pavesio, al recibir un cascotazo en uno costado de su cintura. El golpe le provocó algunas heridas y un gran hematoma (luego del partido fue trasladado al Hospital San Martín, donde se le realizó una placa y se constató que no sufrió ninguna lesión de gravedad. Pero quedó en observación porque no tenía movilidad en una de sus piernas.

La policía comenzó a dispersar a las personas que se encontraban dentro del campo de juego con balas de goma y gases lacrimógenos, y trasladaron a Pavesio al sector de vestuarios. Se decidió llamar a la ambulancia debido a que el asistente aquejaba un fuerte dolor y no podía realizar ningún tipo de movimiento.

Por su parte, el árbitro Daniel Barcos acompañó a su compañero hasta el nosocomio local y luego se dirigió a la Comisaría 4ª para realizar la correspondiente denuncia policial.

Los incidentes no terminaron allí, sino que siguieron en las adyacencias del reducto de barrio San Roque entre hinchas visitantes y la policía. Más piedras, balas de goma, gases lacrimógenos, corridas por doquier, fue el triste panorama del cual fueron testigos vecinos de la zona que estaban disfrutando de una linda tarde tomando mates en las puertas de sus casas.

Por suerte la cosa no pasó a mayores, porque cualquier ser humano, incluso chicos jugando en las calles, pudieron ser víctimas de una barbarie de la cual no tuvieron nada que ver.