Los políticos podrían percibir más seguido la “sensación” de inseguridad
El lunes, entre las 13 y las 15, cinco alumnos del Colegio La Salle fueron amedrentados por un adolescente quien, tras amenazarlos con un arma logró alzarse con un celular. El delito se perpetró en la intersección de calles Ecuador y Buenos Aires. La Policía no logró ubicar al delincuente pese a que ya está reconocido y se sabe que merodea periódicamente esa zona donde ya ha atacado a otros transeúntes, en especial de corta edad, mujeres solas o ancianos.
El “caco”, de entre 13 y 15 años, sabe a qué víctima atacar. De eso no hay duda. En ésta ocasión, aprovechó la ingenuidad de los chicos, sobre todo, la bondad de uno de ellos quien, en observancia a que el malviviente hacía ademanes muy violentos mostrando el arma de fuego puesta en su cintura, entregó mansamente su celular para que se calme y los deje retornar a sus domicilios.
Paradójicamente, el forajido había depositado en especial su mirada en el celular de otro de los alumnos lasallanos, el cual sobresalía de su bolsillo, pero la firme negativa del dueño, y la desesperación de los otros compañeros instó a que el único damnificado (Juan Ignacio) se inmole por ellos y entregue el teléfono móvil que tenía en su mochila en pos de apaciguarlo al bandido.
Luego de soportar ser atemorizados por quien ya había acometido idéntica contravención contra uno de esos estudiantes, renació la calma al escaparse el ladrón quien, curiosamente, no fue interceptado por nadie. Como si ese sector céntrico de Paraná hubiese sido a esa hora Zona Franca, o como si los vecinos no habrían querido meterse para evitar esa ratería a plena luz del día.
Al día siguiente, como hoy, se agruparon otros alumnos del Colegio, adhiriéndose estudiantes de la Escuela Del Centenario, para ir en busca del delincuente que ya en esa área cometió varios ilícitos, pese a que hay intenso movimiento a toda hora por los varios locales comerciales, el Colegio Nacional, la Universidad y el Sanatorio La Entrerriana,
La Policía, hasta el momento, si bien tendría identificado presuntamente al malviviente, no tuvo éxito con su intervención, formalizando el padre de la última víctima una denuncia formal ante la Comisaría Primera.